34.Parte
-x- (De la canción ”Tardes Asuncenas”
-L:Néstor Romero Valdovinos; L: Teófilo Noguera-) DEL PARAGUAY PROFUNDO
Felíz Connubio Americano (x)
Cuando el descubrimiento de América, los conquistadores trajeron, no solamente la cruz y la espada como signos de conquista, sino también fueron transportadores de otros elementos, espirituales y de seducción, que coadyuvaron eficazmente al logro de su cometido; nos referimos, concretamente a los instrumentos musicales y muy especialmente, al arpa y la guitarra. Estos hombres místicos y soñadores, alucinados por visiones de minas y fabulosos tesoros, se sintieron defraudados ante la ausencia del oro y, como consuelo, templaron su arpa, instrumento bíblico del rey David, y su morisca guitarra, para enamorar a las lugareñas y acompañar musicalmente sus romances. Grupos de estos hombres fueron subyugados por la bella y roja tierra de los Carios, en donde se aposentaron definitivamente, al amparo del límpido y azul cielo tropical; y allí en ese ámbito hispano-guaraní, los barbudos conquistadores, al encontrarse con las cobrizas hijas de Venus, de cintura cimbreante, busto erguido y piel elástica y firme, hallaron algo más valedero y embrujante que el metal esquivo: hallaron el oro de la felicidad, del goce de la vida, en el descorrer inefable de días espléndidos y noches divinas puestos sobre la ardiente naturaleza como escenario propicio para las deliciosas jornadas del amor.
El arpa, viajero y solterón empedernido, halló en la guitarra, fecunda y sonora, la novia ideal; y al corresponder ésta con un ”sí” moruno y cadencioso a la solicitud del arpa, ancló este hijo del Egipto inmemorial, su peregrinaje por valles y comarcas, en el suelo encendido de sol y de belleza de los Carios. Y usó para ambientarse, pantalón blanco o negro, según las circunstancias, pañuelo airoso al cuello y sombrero “caranda´y”, y se llamó “raído potí”; y la guitarra se vistió de nativa con el “typói yeguá”, lució los aros de tres pendientes, anillo de siete ramales, su rosario de oro y coral y la reluciente “kyguá verá”, centelleando de oro y piedras preciosas bajo el sol. Y de ahí en más, por siempre y para siempre, se bautizó con la voz de la tierra y se llamó: “mbaracá”.
Bajo este nuevo ambiente y con el efluvio de la tierra guaraní, embriagados y felices con este raro amor, dialogaron y canturrearon en el idioma de los Carios. El arpa y la guitarra, flamantes consortes, saturadas sus almas de nuevas sensaciones, amalganaron sus voces y emitieron sones hasta entonces desconocidos. Era que se estaba gestando las trasculturación del arte musical, con el aditamento de la nueva savia de este continente y que hoy constituye nuestro orgullo. La guitarra, mujer al fin, se convirtió en sonora y fecunda fragua; de sus entrañas nacieron los auténticos RITMOS PARAGUAYOS, en agrestes rasgueos. El arpa, con su privilegio de varón, trazó los arabescos de cristal, bebió de las fontanas la melodía aprisionada en ellas, tomó el rumor de cascadas, y en sus glisados, onomatopeyizó los selváticos ecos que vibraban sus diapasones en los bosques húmedos y lujuriosos.
(x) Del
libro. ”Mis bodas de plata con el folklore paraguayo” (Memorias de un Pychäi), por: Mauricio Cardozo Ocampo (Asunción,
Paraguay; Segunda edición: 1980). Edición del autor
La última creación de Mauricio Cardozo Ocampo por: Hipólito Sánchez Quell (Historiador, jurista, diplomático) Elisa Lynch, la bella irlandesa que el General Francisco Solano López conociera en París en 1863, fue durante 17 años la compañera de su vida en el esplendor y en el dolor. Ella ejerció gran influencia social y cultural en el Paraguay de mediados del siglo XIX. Su casa –edificio que hoy ocupa la Facultad de Derecho- era un importante centro de cultura y sociabilidad. Como en las tertulias de Madame Recamier y de Mariquita Sánchez de Thompson, a las de Elisa Lynch, concurrían diplomáticos, cónsules y la gente de arte y letras de la época. Ella impuso la moda de los vestidos, platos y confituras europeas, pianos y muebles finos, el amor a los jardines. Trajo una danza de salón llamada “Londón” que se bailaba en los elegantes salones del “Club Nacional”. La gente del pueblo imitó luego esa danza en sus fiestas, denominándolas ”Londón Carapé”. Los mocetones vestidos de “ao po´í”, chiripá y poncho y las criollitas de “Typói”, rebozo y florida falda de percal, llenaban así las noches de los suburbios asuncenos bajo el romántico claro de luna, con el ritmo alegre y vivo del “Londón Carapé”. Pero el imperialismo colonialista trajo la Guerra contra el Paraguay. Todo el pueblo concurrió a la defensa de la patria. Elisa Lynch colaboró como enfermera en los hospitales de sangre. Grande fue el sacrificio colectivo del pueblo paraguayo. La Guerra terminó en 1870 con la muerte del jefe al frente de su último puñado de valientes. Elisa Lynch con sus propias manos enterró a Solano López y a su hijo Panchito. Siguió siempre fiel a la memoria de su marido. Y en el modesto piso que alquiló en París, en el boulevard Pereire, Elisa Lynch falleció en la tristeza crepuscular del 25 de julio de 1886. A casi 100 años de aquellos días, las memorias de Solano López y de Elisa Lynch –que fueran a la par objeto de vilipendio y de calumnias- son hoy estudiadas a la luz del revisionismo histórico. Mauricio Cardozo Ocampo –ilustre compositor, poeta y folclorista paraguayo-, con el cariño a su tierra natal y el don evocativo que le caracterizaba, ha logrado con el “Romance de Elisa Lynch” una magnífica restauración histórico-musical del Paraguay de antaño. En armoniosa conjunción con su familia, elaboraron eficazmente esta obra su esposa Doña Fidelina, su hija Amambay y sus hijos Oscar, Aníbal y Pinchi, a quienes él acostumbraba llamar cariñosamente ”El clan Cardozo Ocampo”. Este long-play, lanzado poco antes de su partida, constituye su última joya y un mensaje destinado al pueblo paraguayo en homenaje a la causa de nuestra verdad nacional. (x) Del diario ABC COLOR, sábado 12 de junio de 1982 (Asunción, Paraguay) ACOTACION DE FA-RE-MI: Por la Orquesta Philomusica de Asunción, bajo la dirección del maestro Luis Szarán, se puede escuchar en este Sitio, dos versiones de London Karape I y London Karape II. Entrar en Escuchar Músicas Paraguayas: MP3; haciendo click sobre lo subrayado); y buscar su nombre. en esa sección. (Más detalles sobre el CD se encontrará en ese apartado).
-Fragmento- El Trío Los Paraguayos graba con gran orquesta (x)
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NARCISO R. COLMAN (ROSICRAN)
FUE PROCLAMADO “GLORIA NACIONAL” (x)
por: Dr. Roberto A. Romero
Narciso R. Colmán nació en la localidad de Ybytimí, el 29 de octubre de 1876, El pseudónimo “ROSICRAN” se forma con las letras de Narciso R., partiendo de derecha a izquierda.
En el año 1950 recibió un homenaje de sus conciudadanos en su pueblo natal, el 20 de enero, donde participaron intelectuales y artistas, así como representantes de diversos centros culturales, diarios y revistas de la Capital y del interior. En el programa de agasajos, además de los discursos del Dr. Juan Boggino, Fernando Rivarola y otros, recitales de Roque Centurión Miranda, Félix Fernández, Carlos A. Jara y Pedro Encina Ramos, Darío Gómez Serrato le dedicó una poesía desde Peña Hermosa-, figuraba un número especial y original, a pedido de ROSICRAN: Reunión de la población y de los visitantes, a las 5 horas del día sábado 21 de enero a orillas del tajamar del pueblo, PARA CONTEMPLAR LA NATURALEZA!
Formó parte de diversas Academias e instituciones culturales. En el acto de fundación de la Asociación de Poetas, Escritores y Artistas Guaraníes, en la Asamblea del 30 de abril de 1950, fue proclamado ”gloria nacional”, juntamente con Manuel Ortiz Guerrero y Emiliano R. Fernández.
Recibió honores del extranjero, entre otros: En 1922, el Congreso Internacional de Americanistas reunido en Río de Janeiro, le designó socio efectivo y le envió una medalla de bronce por su trabajo: “ÑANDE YPY CUERA”; en 1931 fue invitado a participar del 7° Congreso Americano celebrado en Méjico; en 1939 fue invitado a asistir a la Asamblea de Unión Panamericana de Washington; en 1928 fue invitado por el Instituto Internacional de Cooperación Intelectual de París para concurrir al Congreso de Artes Populares y dirigir la “Sección Paraguay”.
El 23 de diciembre de 1953 le fue impuesta la Condecoración de la Orden Nacional del Mérito, en el grado de Caballero por el Gobierno Nacional.
Algunos días después de su fallecimiento, la prensa daba la infausta noticia: ”HA MUERTO NARCISO R. COLMAN (ROSICRAN). El más Eximio Cultor del Idioma Guaraní, a las 3 de la mañana del día martes en una sala de Hospital de Clínicas, entornó los párpados para siempre el máximo cultor contemporáneo del idioma guaraní, Narciso R. Colmán (Rosicrán). Filósofo, poeta, literato nativista, murió de pobre y murió de viejo”.
”Era de cohibido ademán y de reposada palabra, de aspiraciones contenidas y de resignación jesucristiana, y por eso su existencia transcurrió como transcurre la existencia de la generalidad de los bohemios”.
Tan conmovedora relación de la escena final de la existencia del poeta, debe movernos a una reflexión. Es una tremenda acusación contra la injusticia de una sociedad que deja morir en el infortunio “de pobre y de viejo“ a los creadores de la belleza, a los que nacieron para alegrar la vida de los hombres.
Narciso R. Colmán fue un pensador y un artista. Y frente al pensador, nuestra sociedad siguió siempre un camino de doble dirección: O atraerlo para domesticarlo, o perseguirlo y humillarlo hasta concluir con él.
Percibía Rosicrán, hasta el fin de sus días, como jubilado del Estado, la suma de CINCUENTA Y SEIS GUARANIES, más que irrisoria.
Pero nada, ni los apremios de la necesidad, ni la tiranía de los fuertes prejuicios contra la lengua vernácula, ni la incompresión del medio o la indiferencia de los sectores oficiales por las tareas de la cultura, pudieron abatir su voluntad inmensa para producir las obras inmortales de su talento privilegiado y de sus sueños.
El mejor homenaje que podemos rendir a su memoria será cumpliendo con lo que fue un ideal de sus desvelos: “La unificación de la grafía guaraní, para que puedan escribirse –él lo dijo- grandes “Obras”, con una escritura inconmovible, fácil y comprensible, para nuestro pueblo, que es el dueño del idioma.
Y que también tendremos que oficializar, alguna vez, nuestra lengua nativa, el idioma de la patria y de la raza, con el que se escribió “Ñande Ypy Cuéra”.
“Ñande Ypy Cuéra” es una tentativa global de aprehender todos los secretos del habla indígena. Cuando se lo lee, se siente que en nosotros hay un trasfondo mítico que estremece el alma, que hay una luz nocturna que todavía alumbra el subconciente del hombre paraguayo. Se puede afirmar que ROSICRAN es el padre de una corriente insoslayable de nuestra cultura.
(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), viernes 29 de julio de 1983 (Asunción, Paraguay)
ACOTACIÓN DE FA-RE-MI: Más información sobre Narciso R. Colmán (Rosicrán), haga clik sobre lo subrayado.
Esta labor le consumió gran parte de su tiempo y de su talento de
investigador tenaz y riguroso. Fue también la expresión de su patriotismo ejemplar. Quiso que la razón y el derecho estuvieran por encima de
aventuras bélicas para zanjar el pleito. No lo consiguió. Vivió para ver, y padecer, los tres años que desangraron a su país
y a Bolivia.
En 1927 dio a conocer El Chaco Boreal fue, es y será del Paraguay. De este libro dice Natalicio González:
“Epítome de sus diversos estudios sobre el Chaco. Lo menos
breve de este opúsculo es el título. No es posible condensar en menor espacio
mayor sabiduría ni inculcar conocimientos de por sí tan áridos con más intensa
gracia poética. Las palabras se precipitan desnudas de adjetivos, henchidas de
datos, evocando la rauda sucesión de los siglos.
(…) Leyendo el
opúsculo, el lector no sabe cuál preferir: si la ciencia del erudito o si el arte del escritor. Pero advierte algo que le seduce más, el
alma emocionada del patriota” (Introducción a El
Paraguay, sus grandezas y sus glorias Edit. Ayacucho, Buenos Aires, 1946). De
“los diversos estudios” a los que se refiere Natalicio González, son sus 10
conferencias, en 1919, publicadas con el título de “Paraguay- Bolivia”; en 1926
dio a conocer El Chaco Boreal. Sobre ellos, Natalicio agrega: “Su erudición,
con ser pasmosa, no abruma con el peso ostentoso de su dilatado saber. Cada capítulo es un modelo de investigación y de crítica, y el
libro, en su conjunto, señala nuevos rumbos en el estudio de la historia
americana”.
Este aniversario coincide con un ambiente enrarecido
que evoca, sin quererlo, la contienda del 32 al 35. Esta
atmósfera, que todavía no es preocupante, se instaló innecesariamente en la
región por la insensatez de los gobiernos venezolano y boliviano. Nuestros países necesitan impulsar su economía, no embarcarse en
una alienada carrera armamentista a costa de agravar su pobreza,
mayoritariamente extrema.
La suerte del Dr. Manuel Domínguez es la misma que acompaña a quienes se dieron
íntegros a la patria: el olvido. Es posible que la mayoría de
los paraguayos conozca su nombre sólo por una calle céntrica de la capital. Y nada más.
El Dr. Domínguez nació en Pilar. Fue hijo “natural” –como se decía entonces– del coronel Matías Goiburú. Por no haberlo reconocido, e incumplir las demás responsabilidades
paternas, perdió el honor de que su apellido estuviese adherido “al más
poderoso cerebro que haya producido el Paraguay”.
De una infancia difícil ascendió a la más legítima fama de la
intelectualidad. Como la mayoría de sus colegas,
Domínguez se inició muy joven en el periodismo. En él
desarrolló la inmensidad de su talento. Ningún asunto
le era desconocido aunque centró su interés en la historia, la filosofía, la
literatura, la política. Fue polemista temible por sus
conocimientos, su lógica, su ironía que llegaba a la mordacidad. Y sobre
todo, por el admirable uso del idioma. Fue un artífice del castellano. Aunque muchos de los temas
tratados por él dejaron hoy de tener el mismo interés de antes, leer sus libros
sigue siendo un deleite insuperable.
Se le critica a Domínguez, como a otros de su generación, haber querido
adormecer al pueblo paraguayo con la fantasía de su heroísmo; con el mito de su
fuerza espiritual para vencer las derrotas del pasado y proyectarse luminoso
hacia el porvenir.
Copiamos algunos párrafos de El Paraguay, sus grandezas y sus
glorias, capítulo XVIII. “Síntesis y conclusiones: ¿Dónde, en América,
como en el Paraguay, se construyeron tantos caminos, puentes, iglesias, hierro,
fábrica de papel, azufre, pólvora, etc.? ¿Dónde, cuándo, se
repartieron al pueblo tierras, dinero, vestuario, herramientas y, sobre todo,
ganado vacuno? ¿Dónde todo el mundo es propietario? En ninguna parte se crearon tantos factores de progreso,
marina, vía férrea, telégrafo. ¿Cuántos ferrocarriles
había en el Brasil, la Argentina, el Perú, etc., en 1865? Ninguno. ¿Qué lista de extranjeros útiles contratados en
Europa puede compararse a la del Paraguay? En casi toda América se les negaba el derecho de adquirir propiedad
y hasta se les colgaba de los árboles.
El Paraguay era el único país con moneda sana y
ninguno competía con él en producción. Nadie le ganó ni le
gana en trabajo, en resistencia, inteligencia natural.
¿Qué
nación era más hospitalaria que el Paraguay? ¿Dónde se concedía
protección a los emigrados políticos en masa, ni ayer ni hoy? En algunos países deben darse por bien
servidos si no los reciben a palos o los echan al agua.
En fin, ¿en qué lugar del planeta eran tan puras las
costumbres como en el Paraguay? ¿Qué pueblo guerrero, desde Esparta y Tebas
hasta los pueblos modernos más valientes, puede compararse con el Paraguay? Y las conclusiones son ciertas,
irreductibles:
a) El Paraguay era superior a todos los demás países americanos, en todo concepto. Sólo en el Paraguay se vieron y se realizaron todas las cosas
grandes, buenas y bellas que hemos visto. Era el pueblo más civilizado
de la América del Sur, en el sentido más elevado y
evangélico del vocablo.
b) Superó a todas las naciones europeas en instrucción primaria y trabajo
obligatorios, escuela- taller, hospitalidad, protección a los emigrados,
ausencia de crímenes y delitos. Y en la guerra eclipsó a
todas las glorias militares que en el mundo hubo. El
Paraguay es el Walhalla, Paraíso de Odin donde viven los dioses de la guerra”.
La intención de superar el desánimo
Sin duda las palabras de Domínguez son hiperbólicas, aunque basadas en algunos
aspectos de la realidad pretérita. Pero su intención primaria fue la de
infundir ánimo a un pueblo martirizado por las
penalidades de cinco años de una guerra de exterminio. Si fue
grande, por qué no volvería a serlo. Si fue virtuoso,
podría encontrar en sí mismo la fuerza que lo levante y seguir adelante.
El ejemplo estaba encarnado en él mismo. De una infancia y juventud penosas, pasó a la primera fila entre
los grandes. Comenzó de ordenanza en la redacción de
La Democracia donde se le prendió para siempre el amor a las letras.
Cursó en el Colegio Nacional y luego en la Facultad de
Derecho de la Universidad Nacional. En dicho colegio
fue catedrático de Geometría, Historia, Ciencias Naturales. Enseñó Derecho Constitucional en la Facultad respectiva. Como político, fue diputado, Ministro, Vicepresidente de la
República.
“Pocos hombres de esta tierra, llegados a altas posiciones públicas, podrían mostrar, como Manuel Domínguez, el antecedente
honroso de haberse levantado por sí mismos y de haber ascendido en la escala
social sin más apoyo que el de su propia imagen y sus propias obras” (Raúl
Amaral, Escritos Paraguayos, primera parte, Ediciones Mediterráneo, Asunción,
1984).
(x) Del diario ABC COLOR (Suplemento Cultural) Asunción, Paraguay, Domingo 29 de Octubre de 2006.
La carreta campesina
I
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I bis Ha marcado una etapa del progreso
americano
Oimene
upepe che china, (etc.) La
carreta campesina como sombra va quedando
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Memoria Viva
Retrato de una noche de lluvia (x)
por: Mario Rubén Álvarez
(Poeta y periodista)
De una manera admirable, Emiliano R. Fernández describió una noche de lluvia y tormenta en el Chaco. Toda la naturaleza forma parte de ese mundo que se inventa en medio del monte. Dos memorias rescatan aquí un episodio ignorado.
En uno de los remotos parajes de Carlos Casado, en el Chaco –tuvo que haber sido en 1927 ó 28- Cándido Samaniego Abente, montado a caballo, lidiaba con una lluvia torrencial. Estaba oscureciendo. Era como si el cielo quisiese, de una vez para siempre, desprenderse de toda su agua. El inspector de obraje –según cuenta Eugenio Hermosa Selliti, gran conocedor del lugar y de las vivencias de la región en la que trabajó durante muchos años también al servicio de la taninera-, de repente, se encontró con un improvisado rancho en medio del diluvio. Fue como hallar una tabla salvadora en medio del mar bravío.
En la pieza las ramas de karanda´y hacían de velas titilantes. Samaniego Abente reconoció ahí al poeta Emiliano R. Fernández que trabaja en el lugar talando quebrachos.
Al día siguiente, en un claro del día que dejaba la lluvia- según continúa relatando don Eugenio, quien escuchó la historia de boca del mismo Cándido Samaniego Abente-, el inspector de obrajes empezó a despedirse. Tenía ya la rienda de su caballo ensillado en la mano.
-Kóva héra Pyhare amangype ha ápe ajapo (Esto es algo que escribí aquí)- le comentó Emiliano al tiempo en que le pasaba la copia en una raída hoja de cuaderno – ha arregaláta ndéve (Y te voy a obsequiar).
PYHARE AMANGUÝPE
Amenazarö pyhare (Procnia nudicollis) Acotación de FA-RE-MI: Escuchar a Félix Pérez Cardozo interpretando esta obra musical (hacer click sobre lo subrayado). Además, en “Escuchar Músicas Paraguayas”, se podrá escuchar el mismo tema, a Mauricio Cardozo Ocampo (tres versiones diferentes); y al maestro Nicolasito Caballero. |
Osapukaíma león EMILIANO R. FERNÁNDEZ (x) Pseudónimo del poeta |
por: Darío Gómez Serrato
Un discurso memorable (x)
(x) Del libro: Pequeña enciclopedia de historias minúsculas del Paraguay (Tomo II) de Luis Verón. Edición del autor (1996). E-Mail: surucua@abc.com.py