7ma.
Parte
”No
debe haber alta cultura –porque sería falsa y efímera-
donde no haya cultura popular”
Pedro Henríquez Ureña (1884-1949)
FIGURAS de ayer y de hoy
ULRICO
SCHMIDL
Demonios en el paraíso (x)
por:
César González P.
cesarpaez@yagua.com.py
Ulrico Schmidl, cuyos datos se remontan a 1535, fue soldado y viajero alemán, quien vino a estas tierras integrando la expedición del adelantado don Pedro de Mendoza. Sus relatos sobre la Conquista han cobrado, en la actualidad, autoridad y veracidad.
La conquista de América fue atrayente para cronistas y relatores, como se advierte en variadas crónicas: pero el hecho de que Schmidl haya consignado sus notas cobra importancia porque es una versión no fanatizada o religiosa, sino la mera descripción de cómo eran y vivían los indígenas del Paraguay y del Río de la Plata. Cuenta los episodios de las travesías y delata la crueldad de los españoles en las expediciones como pocas veces se cuenta.
Actualmente se quiere dar a la Conquista un tinte romántico, pero en verdad son crónicas llenas de crueldad y ultraje. Un atropello brutal a la cultura de los pueblos a los que consideraban incivilizados y en los que sólo veían a esclavos. En esos episodios sólo se advierte la ambición.
Además de la fuente que dejó Ulrico hay otro soldado que habla con veracidad. Se llamó Bernal del Castillo. Las crónicas de Ulrico Schmidl se pueden encontrar en el libro Viaje al Río de la Plata, editado en Argentina por Ediciones Nuevo Siglo.
La descripción de la llegada de los españoles al río Paraguay es elocuente. Señala que junto a la vía fluvial ”viven los Carios, que tienen trigo turco o maíz que se llama mandioca-poropí y mandioca-pepirá. La raíz de la batata se parece a la manzana y tiene el mismo gusto; la mandioca-poropí sabe a castañas”.
Un detalle curioso en la descripción de los Carios es que con la batata mandioca-pepirá hacían vino. La descripción de los Chaná-Salvajes es llamativa. ”Son bajos y gruesos, y no tienen más comida que carne, pescado y miel. Las mujeres llevan sus vergüenzas al aire; todos, hombres y mujeres, andan completamente desnudos, tal como Dios Todopoderoso los ha puesto en el mundo.”
Cuando cita a estas naciones indígenas hay que tener en cuenta que se habla de grupos de alrededor de quince mil, en el caso de los Timbués, siendo los Carios la mayor con casi cuatrocientos mil hombres. Relata Schmidl que los de esta parcialidad vivían desnudos y que ”el padre vende a la hija, lo mismo el marido a su mujer cuando no le gusta, y el hermano a la hermana. Una mujer cuesta una camisa, un cuchillo, una hachuela u otro rescate cualquiera”.
El cronista relata que cuando ellos descubrieron a los Carios, éstos ya comían carne humana, generalmente la de los prisioneros, a los que cebaban igual que a los cerdos.
Una historia apasionante, que saca a la luz curiosidades, maravillas, costumbres nativas y la descripción constante de enfrentamientos y exterminios.
(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 29-30 de julio
de 2000 (Asunción, Paraguay).
QUIÉN
DEFIENDE A NUESTROS HÉROES DEL ESPÍRITU ?
(x)
(Poeta y escritor)
Hemos afirmado, alguna vez, que los héroes del espíritu son tan indispensables para la nación como los héroes de la espada. Creemos que en estos momentos son más necesarios aún, y además que son más perdurables. Los que ostentan presillas han tenido benevolencia de los entronizados en el poder. Los otros, los materialmente pobres, pero ricos en el alma, estuvieron siempre al borde del olvido, y allí permanecerían si no fuera porque algún memorioso les tendió el cable para salir de sus aguas oscuras.
Quién glorifica el nombre de aquel civil que se ocupó de fabricar el papel y lo empleó en la imprenta de los periódicos de trinchera ? Quién era aquel que guardaba celosamente las anotaciones de nuestro Mariscal ? Quién fue el autor del himno que cantaban nuestros soldados en la hora de los percances ?
Apenas salía el Paraguay del abismo en que yacía, cuando los sobrevivientes salieron arremangados a levantar, piedra sobre piedra, el edificio destruido.
Tan olvidadizos seríamos, que apenas recordamos la brillante carrera política de Saturio Ríos, por ejemplo, ilustrador de Cabichuí, educado en París, que murió loco en San Lorenzo del Campo Grande, con las cuerdas del alma deshechas de tanto trajinar sobre calamidades ?
Quién ayudó a ese muchacho genial de los años trágicos, cuando lo atacaron los demonios de la melancolía, de la depresión y de la demencia ? Saturio Ríos vivió olvidado, abandonado por la mano de Dios, como se decía antaño. Creo que hoy una escuela lleva su nombre. Algo es algo, un fragmento de memoria recuperada.
Y quién recuerda a Natalicio Talavera (1839-1867), quien falleció en Pasó Pucú, bajo los atentos cuidados de Madama Lynch, víctima del cólera, brillante poeta, cronista excepcional de nuestra Guerra Grande, traductor de Lamartine. Lo conoce la juventud hoy o está también olvidado ? Talavera fue un ejemplo de cantor combatiente, con la bandera de la patria en el corazón. Sin embargo, ni los críticos ni el público lector lo tienen en cuenta. No hay un solo análisis de su obra, variada y notable, obra de un verdadero fundador.
Redundancia sería enumerar a los preteridos de nuestra historia cultural. A Barrios Mangoré le han dado le han dado más fama otros países que nosotros mismos. A mí me ha tocado convivir con grandes creadores de nuestra música, y puedo asegurar que por boca de ellos nada supe del gran Barrios. No lo mencionaban. Barrios estaba fuera de su memoria.
Y sin embargo, nuestro país está lleno de esas presencias luminosas, de esos notables músicos y letristas anónimos que gestaron, en la miseria y en los pueblos perdidos, la epopeya de nuestra música, víctimas todos ellos de la amnesia crónica de nuestros gobernantes. En los últimos años esa amnesia ha aumentado, ha sido algo atroz. A nuestros políticos, !ay de ellos!, no se los ve aparecer en los actos culturales, entreverados como están en sus disputas y conciliábulos. Algunos de ellos, la mayoría, no pisaron jamás una sala de teatro, y de sus vociferaciones se ha borrado la palabra cultura.
Me dirán que arrojo arena en el vacío. Puede ser. Creo, sin embargo, que de vez en cuando hay que tocar el tema, para que no crean que pasa desapercibida esa actitud anacrónica de hombres aferrados al oscurantismo inútil, sin sospechar que están condenados por el porvenir,
(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 22-23 de julio de 2000 (Asunción, Paraguay).
EL
ASILADO DE CURUGUATY
(x)
por:
Luis Verón
Hoy se cumple 150 años de la muerte en su exilio de Villa de San Isidro Labrador de los Reyes Católicos de Curuguaty, el protector del pueblo uruguayo, José Gervasio Artigas. Luego de casi una década de lucha –que conoció de momentos victoriosos y desmoralizadores fracasos-, se refugió en el Paraguay, donde terminó sus días.
Nacido en Montevideo, el 19 de junio de 1764 en el seno de una familia de terratenientes, José Gervasio Artigas fue miembro del ejercito español, al cual se incorporó en 1797, llegando a ser jefe de la policia montada de Montevideo, en 1802.
Adiestrado en la lucha contra contrabandistas indios, debió combatir contra los ingleses, que a raíz de la invasión napoleónica de España trataban de apoderarse de los territorios hispánicos de América.
Cuando estalló el movimiento antiespañol de Buenos Aires, en 1810, Artigas se adhirió al mismo, llevando la guerra a los españoles de la Banda Oriental (actual Uruguay).
Cuando Artigas se puso a las órdenes de la Junta de Mayo, el ideario de la revolución estaba lejos de haberse definido. El propio tema de la independencia recién iba a critalizarse en 1816 (Congreso de Tucumán). Apoyado por la Junta de Buenos Aires, inició su revolución en Entre Ríos. Interín se había realizado la escaramuza conocida como el Grito de Asencio, contra la autoridad montevideana, en la que si bien no tuvo participación, respondió a su inspiración directa. Dicha acción está considerada como el momento inicial de la independencia uruguaya.
Debido a las pretensiones hegemónicas de la Junta de Buenos Aires, en 1813, Artigas rompió con los porteños –quienes le declararon traidor y pusieron precio a su cabeza- y se declaró la guerra entre ambos bandos. Durante los siete años siguientes, Artigas llegó a dominar no solo la Banda Oriental, sino también la parte central argentina.
A pedido del gobierno de Buenos Aires, los portugueses del Brasil acudieron a batallar a las fuerzas artiguistas. Los meses finales de 1820 fueron de duras luchas de Artigas y sus antiguos aliados que culminaron con la retirada del caudillo al Paraguay, tal vez con el ánimo de seguir luchando. Pero el tiempo histórico de Artigas había terminado y su proyecto de democracia gaucha había sido vencido.
Traicionado, derrotado y humillado, el caudillo oriental José Gervasio Artigas llegó al Paraguay, ”sin más bagaje que una alforja y una chaqueta colorada”, según las propias palabras del doctor Francia. Dejó atrás un sueño desvanecido.
Pese a las constantes propuestas de Artigas a que el Paraguay se sumara a la lucha, nuestro país no acudió al mismo, pues los intereses que sustentaban, tanto Artigas, Buenos Aires y el Paraguay eran bien diferentes. Si bien el Paraguay sustentó la primera idea de la Confederación –lo que presupone la soberanía de cada estado confederado-, Artigas era el apóstol de la unión federal en que cada provincia sería autóctona, pero no sería soberana. Por su parte Buenos Aires, creyéndose heredera del poder virreinal perseguía el sistema unitario y monarquista.
En otras palabras: el Paraguay quería su independencia absoluta: Artigas quería la independencia mutua, pero equitativa y Buenos Aires quería que todas las provincias dependiesen de ella.
Artigas consideraba que el único culpable del fracaso de su propósito era el doctor Francia, por no haber adoptado el Paraguay el sistema federal, por lo que llevó a cabo una serie de campañas conspiraticias contra el dictador paraguayo.
Vencido por Lecor,
y luego por Ramírez, antiguos compañeros suyos, acosado y traicionado, eligió
el camino del exilio, pero antes rechazó el asilo ofrecido por los portugueses
y los Estados Unidos.
Se despidió de su mujer, la paraguaya Melchora Cuenca, madre de sus hijos Santiago y María Artigas Cuenca y seguido por algunos pocos compañeros y de indios y negros de su ejercito, cruzó las Misiones y pidió refugio al Gobierno paraguayo. Francia lo acogió en calidad de asilado el 5 de setiembre de 1820, lo recluyó en la lejana localidad de Curuguaty y le concedió una generosa pensión para poder vivir cómodamente en su lugar de confinamiento. Con esa actitud, el dictador Francia inauguró el asilo político en el Derecho Público americano.
Ramírez –quien también estuvo envuelto en las conspiraciones de 1820 contra Francia, y que costó la vida a varios próceres de la independencia- pidió la extradición de Artigas, ofreciendo a cambio la libre navegación de los ríos, libertad de comercio, alianza, amistad, además de otras ventajas, a cambio del fugitivo. A todos estos pedidos, el dictador hizo caso omiso, salvando a Artigas de las pretensiones de su enemigo y traidor.
Viejo y cansado, cuando el dictador Francia murió, en 1840, pidió a las nuevas autoridades ”se le conceda la gracia” de finalizar sus días en el Paraguay.
Invitado por el Gobierno paraguayo, abandonó su confinamiento en Curuguaty y vino a vivir en un lugar cercano a la capital paraguaya, donde terminó sus días el 23 de setiembre de 1850, luego de treinta años de permanencia.
Sus últimas palabras fueron, dirigiéndose a su fiel esclavo Lencina: ”Quiero morir sobre mi caballo, traigan al morito que voy a montarlo”.
(x) Del diario ABC COLOR, 23 de setiembre de 2000 (Asunción,
Paraguay).
E-Mail
de Luis Verón: surucua@abc.com.py
por:
Jorge Rubiani
(Arquitecto e historiador)
”El extraño caso de Kaspar Hauser” se llamaba un filme alemán que contaba la historia de un personaje aparecido en el mercado de Nüremberg, en un fría mañana de 1840. Con los brazos extendidos, Kaspar mostraba un pequeño papel donde alguien había escrito su nombre y edad: 18 años. No decía más y su historia anterior a aquel día quedó en el misterio. Pero cualquiera que se saliera de la germánica formalidad…aunque fuera en el siglo pasado, merecía una pelicula.
En Asunción, sujetos como éste eran el habitual componente del paisaje humano. El puerto, los bares, la estación del tren o el mercado ”Guazú” prodigaban pintorescas como alucinantes personalidades. Tal fue el caso del ”Pa´i Mbatu”, habitual concurrente al mercado durante ”la época del Doctor Francia”. ”Mbatú” fue en realidad un sacerdote relevado del ejercicio de su ministerio pero que, vestido de severa y convincente sotana, mendigaba por alimentos entre los vendedores de la feria. Un día se presentó con un ”…indio ´tape´ de formas hercúleas”, el que, con una gran bolsa de cuero en la cabeza, almacenaba el producto de la colecta. Desde entonces, los sorprendidos e indignadas feriantes dejaron de aportar a las alforjas del ”Pa´i Mbatú” y éste terminó con sus apariciones por el mercado.
Hubo otros personajes que, ya en este siglo, deambulaban por las calles de Asunción con distintos grados de ”…locura inofensiva y cómica”. Algunos reaccionaban agresivos ante el pertinaz acoso de la chiquillada, pero nunca fueron peligrosas. ”General Resquín” se hacía llamar un sujeto que merodeaba la estación del ferocarril y la plaza Uruguaya. Con porte marcial, uniformado y entorchado con todo aquello que diera brillo a su vestimenta y ayudara a enaltecer su militarizada autoestima: medallitas, cintas de colores o tapitas de botella. ”Piloto del ambiente” era un personaje que, antes de su caída hacia la oscuridad, habría leído libros y disfrutado de algún nivel académico porque buscaba la amistad de los estudiantes, de los intelectuales y, ya en compañia de ellos, recitaba ”…largos trazos de prosa o versos”.
”Kure hü” era mulato, mudo, calvo y ”…muy popular en Asunción (…) en los años 20”. Merodeaba el mercado ”Guazú” o la estación del trencito, en Belvedere, con una vestimenta desaliñada. Usaba zapatos en números mucho mayores a su medida. Según Darío Gómez Serrato, ”Kuré hü” solía golpear las columnas del alumbrado público simulando hablar por teléfono con personajes encumbrados. ”Lucio tarova” era ”…pequeño, sucio y casi harapiento” y, como el ”General Resquín”, tenía inclinaciones al uso de la moda militar.
Qué situaciones, humores o enfermedades habrían generado este tipo de personajes en Asunción ? Aunque en 1550 con menos de 400 españoles viviendo en la colonia, qué tensiones podrían haber inducido a Diego de Abreu a cruzar –completamente solo- un inmenso y peligroso territorio, desde Asunción hasta la costa atlántica ? O de la un primo del mismo Abreu, Ruy Díaz de Melgarejo, que se escondió – !durante nueve meses!- en un sepulcro de la iglesia de La Merced ?
(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 15-16 de abril de 2000 (Asunción, Paraguay).
EL LAGO YPAKARAÍ (x)-1-
por: Dr.Dionisio M. González Torres
En el valle del arroyo Pirayú, que corre de Este a Oeste había al pie del cerro Yvytypané, hoy cerro Patiño, una fuente o pozo de agua Tapaikuá. Allí el cacique guaraní del mismo nombre tenía su tava, y había otras a lo largo del arroyo Arekajá que brotaba de la fuente. Los pobladores de esas aldeas habían caído en pecado y corrupción (en el pecado nefando o sodomítico: teviró, en guaraní, según los antiguos cronistas que recogieron la leyenda); según otros, un indio negó agua a otro que pasaba. La cuestión es que estos hechos desataron la ira de los dioses. Se sacudió la tierra en toda la extensión del valle y de los cerros vecinos, de la fuente brotó el agua en catarata y fue cubriendo el valle y las aldeas de Tapaikuá y de Arekayá (según algunos, la población reciente de Nuestra Señora de la Concepción de Arekajá), salvándose pocos.
Fray Luis Bolaños, el apóstol franciscano evangelizador de los pobladores de esas tierras, que se hallaba probablemente en Jaguarón, acude al desesperado llamado de los pocos sobrevivientes; subido a una altura, tal vez la de Areguá, invoca a Dios y con una cruz y un libro en las manos conjura y bendice las aguas bravías, que inmediatamente se calman y retroceden en parte. Desde entonces el lago así formado se llama Ypakaraí: lago conjurado, bendito. Dicen algunos que esto ocurrió en 1603. La verdad es que el lago ya existía desde mucho antes. Es posible que todo se explique por una gran inundación en los valles de Pirajú y del Salado, que cubrió las aldeas de Tapaikuá y de Arekajá.
El primitivo nombre del lago es laguna Tapaikuá, y así figura en documentos del siglo XVI (Diario del Capitán Francisco de Aguirre). Notas 4.
Otra versión dice
que un cacique guaraní tenía sus tierras y una surgente en la colina de Areguá
(Ariguá: Yvytý ari guá) y al pie de ella en la ladera del Valle del Pirajú,
un pozo del que se surtían: Tava ykuá: Tapaykuá. Allí cerca, Arekajá,
primogénito del cacique, levantó su tavá en el valle.
CASAMIENTO OKARA (x) –2-
El casamiento religioso es una ceremonia y acontecimiento muy importantes en la familia y el valle o pueblo, según el prestigio de la familia, más importante que el casamiento civil. Nadie que se precie se atrevería a casarse solamente en lo civil (mba´épiko he´ita,civilpente ko omendá).
Para el casamiento se arregla la casa de la novia con flores, banderines de papel de colores, arcos de ramas y flores; se prepara el patio bajo la enramada, toda adornada para el baile. Se prenden velas dentro del nicho familiar lleno de santos y estampas.
Si la distancia a recorrer entre ”valle”, ”compañia” o ”capilla” y la iglesia parroquial es larga, se pone en marcha temprano la caravana. El novio (y a veces también la novia) montado en caballo enjaezado, va acompañado de sus amigos, todos montados en briosos corceles. Todo es festivo y el novio debe aguantar toda clase de bromas de parte de los amigos. La novia toda ataviada va en una carreta, acompañada de sus familiares y amigas más íntimas. Si va montada a caballo, lo hace, como el novio, en animal blanco. Terminada la ceremonia religiosa se sueltan cohetes; a veces, se los suelta en el viaje de ida y de vuelta.
La vuelta de la iglesia lo hacen juntos en la carreta, o ambos montados, aumentando el aire festivo. Al llegar a la casa sueltan más cohetes y comienza la música. Los recién casados se arrodillan ante sus padres para recibir las bendiciones y a seguir vienen los saludos, abrazos, besos y votos de felicidad. El festejo central consiste en un karú guasú, un gran almuerzo o cena para los asistentes, cuidadosamente preparado. Asi como es costumbre generalizada que al fin de la comida los recién casados corten la torta de bodas, en las zonas ganaderas los novios, tomando juntos un cuchillo grande y filoso, cortan la primera porción de asado, y luego se sirven las piezas de los demás asadores o parrillas. En momento oportuno los recién casados danzan el tradicional vals. Más tarde, bajo la lluvia de arroz se retiran a la casa que tienen preparada para vivir.
Celia Ruiz Díaz
de Domínguez relata asi esta ceremonia:
”Al aproximarse a su domicilio los recién
desposados dos hileras de muchachas vestidas de blanco, con velas y ramos de
flores en las manos – dejando espacio libre entre ambas- dan lugar a aquellos
para pasar en medio de ellas, y al llegar a su casa los novios, entran a ella de
brazos, con velas encendidas en las manos, acompañados con algunos parientes,
con el padrino del novio y la madrina al lado de la novia.
Los padres de los recién desposados esperan a estos en una pieza contigua a la del baile, delante de alguna imagen. Allí los novios se arrodillan delante de sus padres quienes los bendicen y les dan sus sanos consejos sobre la vida futura en el hogar, sus deberes de recíproco amor y respeto y otras recomendaciones claras de la moralidad que debe reinar entre ambos, etc. Al terminar esta ceremonia, los músicos o la orquesta iniciaran la ejecución y canto de la entrada, de la música llamada ”Carretaguý”. En la misma forma se colocan los del cortejo al lado de los músicos, con la nueva pareja a la cabeza, y al terminar el canto, de entre los concurrentes, algunos –ya sean parientes o amigos- obsequian a los músicos con algunos pesos. Al final, como una salva de homenaje, se lanza algunos cohetes y tiros de revolver”. (de apuntes de Manuel Mosqueira, de Carapeguá, sobre la música Carretaguý).
Del libro: FOLKLORE
DEL PARAGUAY, del Dr. Dionisio M. González Torres (edición del
autor-1996), Asunción, Paraguay.
(1) Okara,
palabra guaraní que significa: afuera (del interior del país, de la campaña)
(2) Oficialmente,
el lago y la ciudad se llaman: Ypacaraí ( y no Ypakaraí, que hubiera sido lo
correcto)
MBORAYHU
HA TAPERE:
El engaño de lo obvio (x)
por:
Mario Rubén Álvarez
(Poeta y periodista)
El poeta santaniano Tito Cabrera Giménez escribió unos versos que parecen apuntar al amor de una mujer. Sin embargo, su intención fue otra.
A veces, una poesía parece conducir a un puerto obvio, claro, seguro. Al escucharla, se le da un sentido que parece indudable. Sin embargo, esta confianza, en algunos casos, mata, porque la intención del poeta fue otra. No es, por cierto, erróneo que un/a lector/a –u oyente, en el caso de la música- le dé su propia interpretación porque, finalmente, cada quien recrea esa obra de arte a imagen y semejanza de su comprensión. Su riqueza es la multiplicidad de lecturas que permite hacer.
Esto es lo que courre con Mborayhu ha tapere. ”Ha´e ha ndaha´éi (Es y no es)”, dice, enigmático, de entrada su autor, Tito Cabrera Giménez, poeta de San Estanislao, Departamento de San Pedro. Lo indudable parece ser el tapere –que, curiosamente, en el habla es la tapera, la casa en ruinas, abandonada; y la ausencia misma de una persona amada -, ocasionado por la partida de su compañera y que, al partir de allí, pinta la desolación del entorno que formara parte de la vivienda de ambos.
Cabrera Giménez, en 1960, estaba como comisario en Villa Hayes, Chaco, según rememora. Se enamoró de alguien cuyo nombre ya no recuerda – o prefiere guardarlo en secreto-, y un buen día –al tener noticias de que era casada- se fue a Buenos Aires con su hija, cuyo padre era un oficial de la Marina. Así acabó, abruptamente, el romance.
”Muchos creyeron que yo escribí Mborayhu ha tapere inspirado en esta circunstancia que me tocó vivir. No fue, sin embargo, así: lo que a mí me movió a escribir estos versos fue que, después de algún tiempo de ausencia, volví a Dos Bocas –Santaní-, a la casa paterna donde había pasado las horas de más intensa dicha de mi vida, en mis primeros años, y encontré un tapere que me golpeó con mucha fuerza”, rememora el poeta que hoy vive en Asunción.
Lo que dice, sin embargo, no explica el porqué de la referencia al amor de una compañera. ”Apintánte ningo ku kuñataïme rãicha”, dice, para dar a entender que la alusión a una mujer fue nada más que un recurso literario utilizado al escribir la poesía el 31 de agosto de 1960 en San Estanislao.
Luego, como probando lo que afirma, menciona el Ykua Satï del lugar, rebautizado como Sanguy en las correrías infantiles
Mborayhu ha tapere adquiere su más alto vuelo poético en los primeros cuatro versos de la última estrofa: ”Péicha voínte ra´e/ upe vy´a hekoviáva/ aimo´ã´ÿre ahecháva/ ára ryjúicha ogué.” Constata lo efímero de aquellas alegrías, que, como las nubes del cielo, han desaparecido.
Andrés Cuenca Saldívar, poco tiempo después, le puso música a la letra. La composición sigue, en tanto, dando lugar a, cuando menos, a dos interpretaciones.
Ne tapýï jaikohague
akói ára ambojeréva
ku yma yvoty meméva
ko´ãgã itapere
guyrakuéra
jepeve
ijeréremi horýva
ñaimo´ã ku nembyasyva
ndouvéi reho guive
Ñasaindýpe
oñemonde
upe nde róga rokára
vy´a hesáï ha ipörãva
ñame´ë hague ojupe
ha
ñasaindy pörãite
upépe ku ima´ëme
he´i vaichámi ñandéve
pejuayhúke oñondive
Sanguy pako ñambohéra
ha piky ohayhuetéva
ymámi ñande jave
ko´ãgã
avei ha´e
ygáupe oñemondéva
ha´ete ku hypaséva
nereimevéi guive nde
Péicha
voínte ra´e
upe vy´a hekoviáva
aimo´ã´ÿre ahecháva
ãra ryjúicha ogue
resëva
nde rehoite
rasa nde py´a hãtãgui
ha che rohayhu pörãgui
!ndahejái nde tapere!
Letra:
Tito Cabrera Giménez
Música: Andrés Cuenca Saldívar
(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 22-23 de julio de 2000 (Asunción, Paraguay).
FIGURAS de ayer y de hoy
ALEJANDRO
GUANES
!No hay noche sin aurora! (x)
por
:César González P.
cesarpaez@yagua.com.py
Alejandro Guanes (1872-1925) es uno de los poetas más representativos y hoy acude a nuestra memoria por sus versos de sincera manifestación patrótica. Cuántos artistas han clamado por un país más justo y humano, y para ello han utilizado el poder de la poesía. Las palabras que sujetan los deseos para hacerlos perennes: !No hay noche sin aurora!
En su poema”!Salve Patria!”, cuando todavía están frescos en la memoria del pueblo las cruentas batallas contra la Triple Alianza, el poeta siembra la esperanza: ”Yo veré convertido en paraíso/ tu jardín hoy agreste/ y veré recamada de guirnaldas/ la fimbria de tu veste.”
Los poetas levantan antorchas para alumbrar el futuro y se advierte, como en el caso de Guanes, el fervor por la resturación de un Estado soberano: ”Yo veré levantarse majestuosa/ tu frente hoy abatida,/ y tu querido pecho desbordarse/ en explosión de vida,” Así escribe tratando de afirmar los valores espirituales de una nación que renacía de las cenizas.
Alejandro Guanes fue poeta, prosista y periodista; se le considera iniciador de la poesía posmdernista. Integró la promoción de 1900, cuyos miembros son los verdaderos fundadores de la cultura paraguaya moderna. Junto a Guanes podemos citar a Manuel Gondra y Juan O´Leary, entre otros.
Nuestra figura de hoy fue lector de Edgar Allan Poe, a quien tradujo y quien tuvo influencia en sus propios escritos.
Las obras de Alejandro Guanes fueron recogidas y editadas en forma póstuma en tres volumenes, cuyos títulos son: Del viejo saber olvidado –prosa poética-, que salió de la imprenta en 1926; De paso por la vida, poemario editado en 1936; y Antología poética, en 1984. La editorial El Lector también ha publicado obras de Guanes.
A más de cien años de su nacimiento, recordamos a este escritor que fue retratado en el filme ”De paso por la vida”, del director Carlos Benegas, con la participación de José Luis Ardissone.
En el poema que citamos en este artículo, se revela una transparencia de patriotismo –que deberían aprender de memoria quienes detenten cargos públicos-. Recordar, por ejemplo, estos versos: ”Por qué agotados he de ver tus senos/ marchitos tus pezones/ fuentes de vida rozagantes hechos/ a amamantar leones.”
Habla de la patria y nos habla desde el tiempo.
(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 22-23 fr julio de 2000 (Asunción, Paraguay).
Cuento
ESCONDITE SEGURO (xx)
por: José María Rivarola Matto (x)
Agapito era un tenaz y sobrio hombre de trabajo. Se levantaba en el seno de la madrugada, mucho antes que los gallos y el lucero. Hacía uncir los bueyes a sus grandes alzaprimas, y montado en una mula, acompañaba el convoy hasta las entrañas de la selva de donde sacaba madera en recia brega.
Este había sido su oficio por años. Había probado otros, tenía alguna educación, pero por una u otra causa, volvía a caer en los carros y el bosque, superando paciente un golpe de fortuna. No consiguió nada por estos caminos, pero un día, ya avejentado, la suerte le hizo un guiño: una viuda le dejó saber que se casaría con él, y él se allanó al destino. Así realizó su sueño de la hacienda propia.
Agapito había sido en cierto modo mi mentor, pues como era formal, mi padre no vacilaba en dejarme a su cuidado en cualquier ocasión que fuese. "Rayto", me llamaba: llegué a quererle mucho.
La vida no fue separando, hasta que un día vino a verme en mi despacho profesional. Los años le pesaban, pero era duro todavía. Estaba más cuidado, conservaba su firme estilo: la piel quemada hasta los huesos y ajadas las enormes manos de obrajero.
-Rayto –me dijo-, y continuó en un fluido guaraní que me cuesta traducir en la substancia.
-Vos sabés que ahora tengo plata, pero me preucupa mucho la forma de guardarla-
-Acaso no tenés propiedades ?-
-Sí, pero la gente te entra una noche, y después va a pedir la expropiación-
-No tenés hacienda ?-
-Sí, pero viene una revolución y te arrean todos los animales-
-Bueno, una parte podés tener en un banco-
-!Pero que esperanza!, si la plata que se guarda se convierte en papel, y todavía, si el banco se funde..-
-Por qué te preucupás tanto ?-
-Me preucupa porque ya soy viejo. Vos sabés Rayto, que lo único que yo sé hacer es trabajo de monte, y ahora, ya le tengo miedo-
-Entonces, lo que podés hacer es comprar oro: unos ladrillos así, y lo enterrás en algún lugar.
-Sí, ya pensé en eso, pero la gente todo el día te anda espiando, y después, si descubren el entierro… Mirá, lo único que yo veo, es comprar libras de oro, ponerlas en un cinto y tenerlo día y noche alrededor de la cintura..
-Buena idea, pero muy molesto –le dije riendo-. El inconveniente es que si te caés por allí desmayado, la gente en lugar de auxiliarte te liquida, para llevarse el cinto-
-Cierto –tomándolo muy serio; y agregó tristemente- a esta edad le tengo mucho miedo a la pobreza. Pensá Rayto, ! para que entonces estudiaste tanto !
Se fue preucupado, y quedé pensando que este duro hombre de trabajo con tal porfía había luchado por alcanzar algún dinero, tanto había padecido por esta idea fija, que al lograrla, no sabía como sacarle fruto, ni siquiera para comprar tranquilidad.
No volvió. Al cabo de unos años lo vi en la galería diaria de los difuntos. Fuí al velorio: allí estaba mi mentor rodeado de herederos que lloraban de impaciencia. En el momento del entierro comprendí que al fin había hallado un lugar inexpugnable para su tesoro; que ya nada ni nadie podría privarle de él, ni tendría que temer a la vejez o a la pobreza.
Cuando el duelo se hubo retirado, sobre la pintura del pequeño panteón, le escribí estas sentidas líneas:
Aquí descansa Agapito
en paz, porque está muerto.
Ya nadie le hará un entuerto
Que llegue a importarle un pito.
(x) José María Rivarola Matto.
Este autor nació en Asunción en 1917 y falleció en 1998, fue dramaturgo, narrador, ensayista y periodista. Colaborador ocasional, durante muchos años, en varios periódicos de la prensa local. José María Rivarola Matto es autor, en narrativa, de una novela: Follaje en los ojos (1952 –obra que capta la angustiosa realidad de la vida en los obrajes del Alto Paraná- y de una pequeña colección de cuentos: Mi pariente el cocotero (1974). De su producción teatral se destacan, especialmente, El fin de Chipí González (1965; comedia estrenada en Asunción en 1956) y las obras de teatro: La cabra y la flor, premiada en 1965 en el concurso teatral de Radio Cáritas, La encrucijada del Espíritu Santo (1972), también galardonada en 1972, y tres obras y una promesa (1983), antología teatral que reúne tres piezas: El fin de Chipí González, La cabra y la flor y Su señoría tiene miedo. Ha publicado además ensayos como Hipótesis física del tiempo (1987), Reflexión sobre la violencia (1993) y La no existencia física del tiempo (1994), para dar solo algunos títulos representativos.
(Narrativa Paraguaya de Ayer y de Hoy. Teresita Méndez-Faith)
(xx) Del diario NOTICIAS ( Sección: Cultura), 30 de abril de 2000 (Asunción, Paraguay)
FIGURAS de ayer y de hoy
ELIZABETH NIETZSCHE
Las huellas permanecen (x)
por: César González P.
cesarpaez@yagua.com.py
Al recordarse este año el centenario de la muerte del filósofo Friedrich Nietzsche (1844-1900), una de las personalidades más seductoras y controvertidas de la historia de la cultura germana, podemos traer hoy una figura emparentada con este pensador que estuvo viviendo en Paraguay por un tiempo, para participar en la fundación de una colonia Nueva Germania, que tenía como propósito preservar la pureza de la raza aria. Hablamos sin duda de Elizabeth Nietzsche (1846-1935), cuya presencia se ha opacado en la historia por haber tergiversado las ideas de su hermano para beneficio de las ideas nazis.
Los escritos que aparecieron luego por investigadores salieron a la luz con motivo del centenario. Allí se afirma que "durante los últimos años de la vida del filósofo, cuando éste estaba ya inmerso en la locura, su hermana Elizabeth, de reconocida posición antisemita, tergiversó esta idea del superhombre para convertirla en la idea de una raza superior, lo que más tarde fue aprovechado por los nazis para instrumentalizar la obra de Nietzsche".
Las crónicas aparecidas en los diarios con motivo de esta fecha señalan que después de la Segunda Guerra Mundial las investigaciones del alemán Karl Schlechta y de los italianos Giorgio Colli y Mazzimo Montinari dejaron en claro cómo Elizabeth Nietzsche había cambiado algunos textos de su hermano y cómo al filósofo no se le podía hacer acusación alguna de recismo o antisemitismo.
Alli se sincera Nietzsche señalando, aunque sin dar lugar a conjeturas sobre las fechas, cómo había influenciado el viaje de Elizabeth a Paraguay, donde según el autor de Ecce Homo ayudaba " a su loco marido en América del Sur a sembrar semillas de odio a través del Atlántico Sur". Ella vino en la década de 1890 siguiendo a su esposo Bernard Foerster o Förster.
Leyendo este libro, el lector descubrirá el profundo y emotivo mundo que unía a estos dos hermanos, criados en la estricta casa de un pastor protestante. Quién fue Elizabeth ? El autor de Así hablaba Zaratustra dice que había en ella una tendencia a la paz y a la comodidad "que es concomitante a la conformidad del statu quo", señalaba. Oscuridades y esplenddores, locura y sensatez, semitismo, son los condimentos de esta historia que parece que recién ahora puede escribirse con sinceridad, en un centenario que parece lejano todo y, sin embargo, las huellas permanecen.
(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 9-10 de setiembre de 2000 (Asunción, Paraguay).
EL CAMPANENTO DE CERRO LEÓN (x)
por: Dr. Juan Max Boettner
En los prolegómenos de la Guerra, el Mariscal estableció un gran campanento de entrenamiento de tropas. Dice Horton Box (2): "…López en efecto replicó en Febrero 1864 con una orden de conscripción general. En Marzo estableció un companento militar en Cerro León, distrito de Pirayú donde eran instruidos 30.000 hombres comprendidos entre los 16 y 50 años".
Juan Crisóstomo Centurión aprecia: "el cálculo prudencial que se hacía del número de este ejercito era de 20.000 a 25.000 hombres" (25).
El Semanario del 9 de Abril de 1864 escribe:
"Campanento en Pirayú"
"El Campanento de Cerro León es el tercero de instrucciones de nuestras tropas. En él se encuentran acampados actualmente miles de reclutas, jóvenes llenos de vida para empuñar el fusil y hacer respetar, si fuese necesario, los derechos sagrados de la Patria".
Si nos detenemos en este punto, es porque nuestra canción máxima lleva el nombre de CAMPANENTO CERRO LEÓN. Es nuestro himno popular, sin banderas políticas.
Su autor ha permanecido en el anonimato. Circulan muchos nombres como posibles creadores de tan hermosa música. Pero faltan las pruebas.
La tradición refiere
que la canción surgió en Humaitá. En cualquier forma debe ser después de la
rendición de Estigarribia en Uruguayana, ya que su texto relata esta
capitulación. El texto que he hallado en la biblioteca de Don Manuel Mosqueira
es el siguiente:
Campanento Cerro León
I parte
Campanento Cerro León
Mariscal López odisponé
Tamombeú mi peeme
Guerra tiempo pe guaré.
Campanento Cerro León
Catorce, quince, diez y seis
Batallón número seis.
Mientras Robles invadía
La provincia de Corrientes
Mayor Lacú oique avei
Uruguayana pe más al Este.
II parte
Ouma Mayor Lacú
Oiporavó i soldado rá
Catorce mil iporangüeté
Ogüerajhá ontregapaité.
Jheima Mayor Lacú
Peñentregante lo mitá
Nda iporivéima remedio
Ya perdema ñande retã!
Jheima Cabo Torales
Peñeconsolante lo mitá
Ello q´oimeyevyre tiempo
Yajhechá yevyvo ñande retã.
Jheima Sargento Díaz
Imposible Mayor Lacú
Ñantregátapa la bandera
La bandera del Paraguay
(x) Del libro MÚSICA Y MÚSICOS DEL PARAGUAY, del Dr. Juan Max Boettner. Este libro fue publicado por APA (Autores Paraguayos Asociados), en l956, y re-editado en 1997 y 1999 por la Revista Paraguaya FA-RE-MI (más información haga click sobre lo subrayado).
(xx) El libro se puede adquirir en la Librería Intercontinental, Caballero No. 270; Asunción, Paraguay. E-Mail: agatti@pla.net.py
Las andanzas de los músicos paraguayos en la década de los años 20-30…
UN TRAJE EMPEÑADO (x)
por: Félix Fernández
Pérez Cardozo, Chase, Ampelio (Villalba.bgs) y yo teníamos que ir a Luque con el tren lechero. Es por ahí que Pérez Cardozo escribió Tren Lechero. No teníamos para nuestro pasaje y Diosnel Chase que era sastre tenía que entregar un traje. Dije que era sastre porque ahora seguramente ya no va enhebrar una aguja….pero nos dice "esperen un poquito" y sale con el traje que había terminado y va este bárbaro a empeñarlo para tener para nuestro pasaje…pero como en Luque cobrabamos nuestra actuación sábado y domingo; regresamos con plata.., y el lunes cuando el dueño del traje fue a retirarlo, el traje estaba bien planchadito, pero sirvió de garante para que unos artistas pudieran viajar.
Le quiero contar nomás lo que era la vida del artista. Yo no sé ahora porque yo me dejé hace rato, ya estoy viejo, ya pasó la época…-
(x) Del diario LA TRIBUNA (hoy desaparecido), 8 de agosto de 1975 (Asunción, Paraguay). De un extensa entrevista al artista paraguayo, creador de canciones inolvidables, don Félix Fernández.