42.PARTE “Matiza el sol con oro el barrancalalza su canto el Alto Paraná con el vigor de su salvaje y largo andar las nubes se desatarán y el aire sangrará su ofrenda de azul en tan grandioso altar”. –1- (-1-De la canción: Alto Paraná. L: Marilý Morales/M:Herminio Giménez) DEL PARAGUAY PROFUNDO OPINION ”LA MOMIA DEL CACIQUE” -1- (x) por: Carlos Salcedo Centurión -Investigador-
En el contexto de los 20 años de la caída del dictador Alfredo Stroessner quiero compartir con los lectores una investigación sobre el eximio guitarrista Agustín Barrios, que coincidentemente – y de manera profética- hace referencia a la fecha de 3 de febrero, Día de San Blas, un día importante en la conciencia colectiva del país. Es la historia de una obra inédita y perdida de Barrios Mangoré, compuesta en Puerto Rico, acompañada de una poética leyenda con el mismo título de la obra ”La Momia del Cacique”. La historia comienza en enero de 1937, cuando Agustín llega por primera vez a la isla caribeña y es recibido por la prensa, artistas y la élite de la sociedd. Entre ésta, la periodista y poetisa Isabel Cuchi Coll (1904-1993), quien realiza una larga entrevista a Barrios y lo oye en el concierto que ofrece en el Teatro Paramount, el 26 de enero. Poco después Cuchi Coll publica en la revista cultural Puerto Rico Ilustrado (febrero de 1937), junto con una foto inédita de Agustín en su disfraz de Cacique Mangoré dedicada a Isabel Cuchi Coll, un artículo extenso, en la cual ofrece sus impresiones del artista y un resumen de la leyenda de la Momia relatada por Barrios. Dice la periodista: “San Juan ha servido de cuna a una de sus más bellas composiciones: “La Momia del Cacique”, trozo muical engendrado en una de nuestras templadas noches tropicales, que inspirara a la mente del compositor, el construir esta leyenda india sobre un episodio de la Conquista. “…guardaba el Fuerte de Santi Spiritus el capitán español Sebastián Hurtado, a quien acompañaban 40 soldados y su mujer Lucía Miranda, una española bellísima. El Cacique Mangoré, jefe de las tribus de la Comarca, se apasionó perdidamente de la esposa de Hurtado, de Lucía Miranda…,a quien intentó requerir de amores sin conseguirlo. Entonces formó el diabólico plan de conquistarla por la violencia, para la cual se unió a sus soldados y atacó al fortín. Hurtado sucumbió atravesado por los flechazos y Lucía Miranda fue quemada viva…Cuenta la leyenda india que es fama que las tribus guaraníes, en premio al egoísmo indómito del Cacique Mangoré momificaron el cadáver del Cacique…Y fama es también que la noche del 3 de febrero, Día de San Blas, patrono del Paraguay, y en cuya noche tuvo lugar el sangriento episodio, existe la supertición india de que la Momia del Cacique cobra vida…”. Termina Cuchi Coll diciendo: “Narrando el motivo de la Momia, Mangoré va recobrando su expresión indígena, y al terminar, tal vez por el influjo de la misteriosa leyenda, el indio, en su lenguaje guaraní, comenzó a recitarme versos”. Comentarios sobre la obra y la leyenda “La Momia del Cacique” Investigadores de la vida y obra de Barrios Mangoré, reconocen que existen muchas obras del artista que siguen en el olvido, perdidos en la historia. Seguimos en busca de éstas y las acompañantes anécdotas, con la intención de ir dando más forma a lo que fue una vida itinerante y bohemia de uno de los más universales de la cultura latinoamericana. El descubrimiento reciente del artículo de Isabel Cuchi Coll representa un hallazgo de otro importante fragmento de lo que fue una vida errante. El Centro de Proyectos Barrios Mangoré está en contacto con las autoridades culturales en San Juan, Puerto Rico, con la intención de encontrar un registro de esta obra inédita. -1- Director, Centro de Proyectos Barrios Mangoré (x) Cortesía del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), sábado 7 de febrero de 2009 (Asunción, Paraguay) ACOTACION DE FA-RE-MI: Más información sobre Agustín Pío Barrios, hacer click aquí.
Memoria viva La canción del mimby (x) por: Mario Rubén Álvarez Poeta
y periodista
Si bien se llevan las palmas las creaciones que comparte con el poeta pilarense Carlos Miguel Jiménez, hay otras que no se quedan atrás cuando se trata de una competencia pareja en belleza entre letra y melodía. La cancion del mimby es una de ellas. Como el autor del poema convertido en guarania por Bobadilla Cáceres figura Juan Cristóbal Balbi. Quién es este autor que aparece al lado de uno de los grandes de la música paraguaya ? Su espléndida letra revela un dominio de los dos instrumentos que maneja: el castellano y el guaraní. La pertinencia de los vocablos que utiliza –en ambas lenguas- lo muestra como alguien versado en el oficio de escribir. Su obra es un delicado compuesto – por la narración que hace- que rompe el esquema tradicional del octosílabo y recurre a las rimas asonantes o consonantes para los versos en español. Su tono es solemne y se abre a ratos a la denuncia. La indígena toca el mimby –flauta de takuapi, una variedad de bambú de nuestro país- y en tono a esa acción gira cuanto expresa Juan Cristóbal. “Ni el propio don Emilio supo nunca quién era”, fue la respuesta que, de entrada, dio el investigador de la música paraguaya Elpidio Alcaraz Segovia. “Yo le había preguntado porque deseaba saber quien era el que firmó junto a él en esa composición”, acota. “Lo que me dijo es que cierta vez, en Buenos Aires, alguien le indicó a Balbi que yo era Emilio Bobadilla Cáceres. “Ajehechauka chupe (fui mostrado a él), me contó, y el hombre se dirigió hacia él. Poco fue lo que se dijeron. El poeta le entregó el poema y desapareció del lugar. Nunca más volvieron a verse”, recuerda Elpidio. ”Bobadilla Cáceres le gustó tanto la poesía que en el mismo momento de leer por primera vez ya le iba poniendo la música. Cuando llegó a su casa, luego de haber recibido el papel de manos del desconocido, ya estaba terminada la música”, sigue contando. La creación tuvo que haber sido de mediados de la década de 1940. Por entonces, los hermanos Cáceres –Emilio y Cristóbal- vivían y desarrollaban su arte en la capital argentina. Un manuscrito en poder de Alcaraz Segovia da una pista para ubicar La canción del mimby en el tiempo. “El que suscribe, Juan Cristóbal Balbi, con domicilio en la calle Tucumán 3068, en la ciudad Rosario, provincia de Santa Fe, por la presente autoriza suficientemente al señor Emilio B. Cáceres a grabar en discos los versos titulados (sic) “La canción del mimby” del cual es autor”, dice la autorización que lleva fecha del 26 se setiembre de 1945. “El escritor era paraguayo o argentino, del área linguística guaraní como Misiones o Formosa? “Para mí que tuvo que ser paraguayo por lo bien que maneja nuestro idioma autóctono”, conjetura Alcaraz Segovia. “Los que
grabaron la obra fueron, en primer lugar, Los Indios, bajo la dirección de Juan
Alfonso Ramírez, para el sello Fontana, de Holanda, según una referencia que da
el propio Bobadilla Cáceres en un número de la revista Ysyry. También
llevaron el tema al disco Albrto de Luque, Las Voces del tiempo, Lito Ortiz y
Cristino Báez Monges, con Demetrio Paredes y Angel Piñánez”, concluye el
investigador. La canción del mimby Ceñida a la frente radiante corona, la reina morena viene de la selva con regio atavío, jepe ipy nandi. En sus labios trae el canto soberbio que en noches serenas fluyen de las sierras, muros gigantescos indoguaraní.
Sobre una mullida gramilla verdosa la reina se sienta y una dulce cuita conjuga en el verbo de su purahéi; la lira exquisita dormida en su alma, despierta, se agita, y exhala eufonía de un raro instrumento, creación de te´ýi.
Su música alada es canto y es llanto que en las alboradas brotaron suaves, en notas sedantes de su takuapi: copió de natura rumores de selvas, murmullos de aguas que en graves arpegios evocan nostalgias de indoguaraní.
Traduce en su rostro profunda tristeza, signo de su raza que en su musa vibra al son de su alma ndovy´aihague: padece torturas porque le dijeron que está esclavizada la tierra del indio y preso el cacique peteí ko´é.
Es india en su sangre la reina morena de cuerpo flexible cubierto con plumas de garzas, gua´a y kuarahy mimby. su herencia de arte traduce arrancando, canto inconfundible, del raro instrumento de sedantes notas que llaman mimby.
(x) Gentileza del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), sábado 10 de enero de 2009 (Asunción, Paraguay).
ENTERESE Un astrólogo en San Ber (x) Don Walter Bauer fue un célebre astrólogo que vivió en San Bernardino en el siglo pasado. Había nacido en Gütemberg, Alemania, en 1887, en el seno de una familia de banqueros. Desde
niñose sintió atraído por la astrología, a la que se dedicó con entusiasmo.
Publicó Luis Verón (surucua@abc.com.py) (x) Cortesía del diario ABC COLOR, 1 de marzo de 2009 (Asunción, Paraguay)
LIBROS Una caída anunciada: La expulsión de los jesuitas (x) por: Dr. Pedro Gamarra Doldán -Investigador- El libro Una caída anunciada…, de Fernando Aguerre, basa el análisis de los bandos jesuitas y antijesuitas, previos a la resolución de expulsión. Hace unos meses, en la Academia Paraguaya de la Historia, el Dr. Fernando Aguerre Core, Doctor en Historia por la Universidad de Sevilla, España, y Secretario Académico de la Universidad de Montevideo, Uruguay, presentaba en el país una voluminosa y valiosa obra titulada: Una caída anunciada. El obispo Torre y los jesuitas del Río de la Plata (1757-1773), de casi cuatrocientas páginas imperdibles, con el respaldo no solo del currículum del autor, uruguayo y prolífico investigador en España, Paraguay y ambos márgenes del Río de la Plata, sino del hecho de que el libro procede del sello editorial Linardi y Risso, librería y casa de cultura montevideana, amparo y reparo de la cultura latinoamericana. Contraria a la lectura europea y masónica El libro podría pensarse en su inicio, es una repetición manida de la ilustración europea, masónica y la consecuente expulsión de la Compañia de Jesús de Portugal y Colonias, en 1750, luego en Francia y Colonias, en 1761; para ocurrir la dejación de España e Indias, en 1767, bajo el gobierno de Carlos III, que en su resolución la tomaba por razones de real conciencia. Por lo contrario, en una extensión rica y debidamente documentada, basa el análisis de los bandos jesuitas y antijesuitas, previos a la resolución de expulso, en torno a la vida de Don Manuel Antonio de la Torre, de preferencia en sus momentos iniciales, como Obispo del Paraguay, y luego en Buenos Aires. En torno a la vida episcopal de dicho obispo, y las increíbles recorridas hechas por el mismo en sus funciones territoriales ocasionales, aprovecha el autor para narrar la vida, vivencias y costumbres de las respectivas zonas religiosas, sino para imponer, a través de ello, la situación terrenal y espiritual de sus gobiernos religiosos, y de la influencia ya palpable del iluminismo europeo en esta zona de América, y del gobierno altamente alzado y apenas sojuzgado a la voluntad de las respectivas monarquías, sus hombres y sus leyes. Fernando Aguerre no es un historiador de tendencias, se denota bien su profesionalismo, en las citas, en las transcripciones y en las opiniones que da. No abraza partido, pero expone, como ningún otro, el fenómeno del siglo XIII, en el Río de la Plata y adyacencias, como zonas donde la política de las cortes europeas, la compraventa, de hombres y voluntades, iban llevando una caída anunciada. Libre de facciones El libro, realizado con corrección, libre de facciones, y con la debida documentación de soporte, detalla con interés no solo el hecho en lo acontecido, sino la vida durante casi una década en la Gobernación del Paraguay, a través de la ”Razón” qu ésta clama, permanentemente al Rey y al Consejo de Indias. Ojalá en otra oportunidad este magnífico escritor oriental publique y comente in extenso ese texto, que no era conocido en nuestro medio, como tantas otras cosas. El libro permite también conocer la vida religiosa, a la Iglesia Católica, en la pobre Gobernación del Paraguay, y deja entrever, en algo, los anuncios de los reclamos que harán más tarde emancipadas colonias de España. El libro de Aguerre tiene, pues, no uno, sino ya varios anuncios. (x) Gentileza del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), sábado 31 de enero de 2009 (Asunción, Paraguay).
Valenzuela ( Departamento de Cordillera-Paraguay); considerada como la “capital de la Piña” (Ananá)
Adolfo Bioy Casares por: Antonio V. Pecci-Periodista (apecci@uhora.com.py ) A veces el destino nos ofrece posibilidades que pueden ser aprovechadas o no. Depende en muchos casos del azar y también de un sexto sentido que el periodista debe tener para discernir qué es lo importante en un momento dado. Hace 10 años nos hallábamos montando guardia en el sanatorio de la Fundación Favaloro, donde se hallaba convaleciente de una delicada operación al corazón el escritor Augusto Roa Bastos. La operación había sido exitosa, y acudían numerosos artistas y escritores interesados en saber cómo estaba nuestro laureado compatriota. Y había que estar atentos para hacer una nota con alguna figura relevante, como el caso de Mercedes Sosa, Eduardo Falú, Elvio Romero, Carlos Abente, entre otros. Pero, de pronto, Alejandro Maciel me comenta que al día siguiente irá a verlo a su departamento a Adolfo Bioy Casares, el destacado escritor, conocido por sus novelas y su gran amistad con Jorge Luis Borges. Desea saber cómo está Roa Bastos. Le pregunto si puedo acompañarlo, me confirma y acordamos la hora de encuentro. Ingresar al departamento de Bioy Casares fue una experiencia única. Ubicado en la calle Posadas 1650, ascendimos una hermosa mañana al quinto piso, donde nos recibió Lidia, su enfermera y asistente. Para llegar a su habitación había que recorrer un largo pasillo, flanqueado de varios cuartos, atestados de libros desde el piso al techo, ordenadamente. Cuando le inquirimos, nos iba diciendo: "Ésta es la sala de literatura china, ésta otra de literatura romana, ésta española, inglesa", y así sucesivamente. Al llegar a su amplio cuarto, bañado de un sol espléndido, nos aguardaba Bioy, de traje, sonriente, impecable. Lo que me sorprendió, ya que era uno de los tres escritores argentinos que ostentaban el Premio Cervantes, y tenía un cúmulo de distinciones internacionales. Ésta es una crónica resumida de lo que fue aquella visita. La habitación es su dormitorio y su lugar de trabajo, pues tiene dificultades para moverse. Cuenta con un amplio escritorio poblado de libros y anotaciones manuscritas. Inquiere a Alejandro Maciel cómo está Roa Bastos, ya que es su médico de cabecera. Y éste le informa que ha salido bien de la operación, lo que lo pone contento. Luego de la presentación de rigor, le pregunto sobre lo que conoce de Paraguay. "Siento simpatía por el Paraguay. Cuando la Guerra del Chaco sufría muchísimo cuando fue atacado, y sentí placer cuando fue recobrado su territorio", nos señala. Luego de unos segundos de silencio, veo que los ojos se le humedecen y me dice: "El Mariscal Estigarribia era amigo de mi padre y frecuentaba nuestra casa, donde lo conocí. ¡Qué gran persona!". Igual admiración siente hacia Roa Bastos, de quien afirma: "Tengo una gran amistad y me alegra mucho que se esté recuperando. Tengo ganas de ir a verlo en cuanto los médicos lo permitan". Se habían conocido muchos años atrás en Villa Victoria, la mítica casona de Victoria Ocampo, su cuñada, ya que Bioy estuvo casado con Silvina Ocampo, también gran escritora, aunque más desconocida. Gesticula con viveza, acompañando sus palabras, rezumando gran cordialidad y sin que se le noten signos de fatiga o dolor. Tiene 84 años, ha sufrido accidentes físicos y desde hace 20 años padece cáncer de huesos, , aunque él no lo sabe, me dice después Maciel. Cuenta que está terminando un libro de 1.500 páginas sobre su amistad con Borges y que planea un viaje a Europa. Aferrado a su bastón, una mano sobre la otra, como Borges, nos mira con sus intensos ojos celestes. . Una esquina de Asunción Sonriendo afirma que tiene una bisabuela de origen paraguayo. "Creo que alguna esquina de Asunción me pertenece", bromea y sonríe con una mirada pícara, la misma con la que se granjeó cientos de conquistas femeninas a lo largo de su vida. Le planteo si no quisiera visitar Asunción para presentar una obra suya en la Libroferia de junio de ese año. Me dice que sí, que acepta encantado ya que Paraguay es una asignatura pendiente entre los países del continente que le quedan por conocer. Habían pasado los minutos y no queríamos incomodar. Casi a la hora de estar ahí, llega su médico, quien hace un aparte con Maciel. Aprovecho y le hago algunas fotos y le solicito un libro suyo. Me obsequia el primer tomo de sus obras completas, con una dedicatoria en color azul, estampada con su lapicera. Le paso la mano y recibo su sonrisa de despedida. He estado con uno de los príncipes de la República de las Letras. (x) Cortesía del diario ÚLTIMA HORA, (CORREO SEMANAL )| Sábado, 14 de Marzo de 2009, (Asunción, Paraguay).
Roque Vallejos en el recuerdo (x) Roque Vallejos es una figura capital dentro de la poesía paraguaya.El crítico y poeta Hugo Rodríguez -Alcalá solía decir que Roque Vallejos tenía no solamente la intuición y la percepción comunes en los intelectuales y artistas rigurosos, sino una sólida formación literaria que le permitía opinar con propiedad sobre la poesía, la novela y el cuento. “Ah...
Roque Vallejos es palabra mayor”, contaba, mientras me miraba con aire de
confabulación. Yo entendía el mensaje: “En el Paraguay son pocos los elegidos
para ejercer la crítica literaria”.
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(x) Gentileza del diario ABC COLOR (Suplemento Cultural), 22 de febrero de 2009 (Asunción, Paraguay). ACOTACION DE FA-RE-MI: Ir al ÍNDICE GENERAL (columna de la izquierda); y se podrá encontrar varios valiosos escritos de Roque Vallejos.
La nota gráfica corresponde a una visita al creador de la guarania, en Buenos Aires. De izq.a der: el escritor y médico, Dr. Roque Vallejos, José Asunción Flores, el tenor Emilio Vaesken y Mauricio Cardozo Ocampo. (Del libro: Mis bodas de oro con el folklore paraguayo, de Mauricio Cardozo Ocampo (Asunción, 1980).
Capellán Paí Pérez (x)
Capellán Paí Pérez (Galopa)
(23) ”Recordó que fue descubridor del artista. Dijo que un día lo encontró cantando bajo un árbol, descalzo y le invitó a formar parte del famoso batallón de scout “Rojas Silva”. Manifestó que fue un auténtico triunfador, porque luchó y trabajó para alcanzar esa gloria. Señaló también que la patria lo llevó en el corazón y a través de su arte habló al mundo de su patria. La emoción no permitió al Paí Pérez seguir en el uso de la palabra”. ( Diario PATRIA, jueves 26 de setiembre de 1974; No. 6248)
(x) Del libro: LUIS ALBERTO DEL PARANA INAGOTABLE, de Bernardo Garcete Saldívar setiembre 2004 (Asunción, Paraguay). ISBN 99925-3-373-O. Más información: arpapu@yahoo.com
-Fragmento- Intérprete del Gualambau (x) DR. JUAN MAX BOETTNER. A medíados del año 1955, estando en el local de APA (Autores Paraguayos Asociados), me encontré por primera vez con esta ilustrada personalidad, médico de profesión pero ganado irremedíablemente por lo que yo llamo, modestamente, el embrujo de la música paraguaya, convirtiéndose en uno de sus mejores estudiosos. Me felicitó por la revista, y me dijo que le servía de referencia, también, para un trabajo que venía elaborando desde hacia, por lo menos, cuatro décadas! No dejaba de pasar situación alguna para indagar a fin de obtener alguna información, por más mínima que sea. En ese sentido había leído en una revista (no la nuestra) una canción, cuya música pertenecía a un tal Francisco Gualambau Barrios (no confundir con Francisco Martín Barrios, hermano de Agustín Pío Barrios; no son parientes). Lo que le interesaba al médico estudioso de nuestro acervo popular, era saber porqué se le decía Gualambau, ya que este es un instrumento musical de los indigenas. Según el libro de Boettner Música y Músicos del Paraguay: “Arco de calabaza. La calabaza sirve de caja de resonancia. El monocorde es puesto en vibración por golpecitos de la varilla”. Derivaría de otra palabra indigena como el Mbarimbau o Berimbau. En el Diccionario de la Música en el Paraguay, de Luis Szarán, señala sobre este instrumento: ”Gualambau. Instrumento de la familia de los arcos musicales indigenas, presumiblemente incorporado de otras culturas y utilizado por la parcialidad Mbyá, de los Guaraní”.
Un empleado de APA, (¿Antonio Recalde?), le dijo al doctor que yo como recoletano lo conocía bien a Gualambau. Efectivamente, eramos vecinos. Quedamos en que lo ubicaría, y estableceríamos el contacto. No era fácil encontrar tiempo para los dos, o los tres, si yo también iba a participar como oyente: sino especialmente la del médico, que dentro de sus multiples actividades, también era director general del Hospital Bella Vista, de tuberculosos, que está en la entonces llamada calle Luna, hoy Venezuela. Y Barrios deambulaba en forma permanente con su guitarra tras los pasos de Emiliano R. Fernández y su vecino recoletano, Julio D. Sánchez. No obstante esta situación, una tarde vino el Dr. Boettner a la casa de don Francisco, sita en la Avda. Choferes del Chaco, entre Las Delicias (hoy A. Cantero) y Lafranconi, donde uno de sus hijos, tiene hasta hoy día, una peluquería. Allí nos encontramos, y el ilustre visitante, toda humildad que irradiaba profundo respeto, anotó en un cuaderno todas las respuestas que don Francisco atinó a contestar. Le mostró además, el instrumento Gualambau que el mismo hizo para su solaz, que dijo, era una copia de lo que había visto tocar a un indigena en el Chaco. Luego de casi una hora de anema y fructífera conversación, nos despedimos y nos agradeció por el tiempo dedicado. (x) Del libro: “FA-RE-MI, TEY´ÏN Y OTRAS VIVENCIAS”; de Bernardo Garcete Saldívar, setiembre 2001 (Asunción, Paraguay). Se puede adquirir en las principales librerías de Asunción. Más información: arpapu@yahooo.com ACOTACIÓN DE FA-RE-MI: El texto completo sobre este instrumento: ”GUALAMBAU: Instrumento de la familia de los arcos musicales indígenas, presumiblemente incorporado de otras culturas y utilizado por la parcialidad Mbya, de los Guaraní. Consiste en una cuerda tensada a un arco unido a una calabaza que sirve de caja resonancia, se producen sonidos golpeando con una varilla, y variaciones de alturas, según se regula la tensión de la cuerda con los brazos. A inicios de este siglo se introdujo esporádicamente en los conjuntos de música foklórica.”. (Del: Diccionario de la Música del Paraguay”, de Luis Szarán (Setiembre 1997; Asunción, Paraguay).
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