La Justicia, el fin supremo de toda
sociedad humana.
La
libertad, la excelsa aptitud
del hombre.
La crisis
de la civilización actual es crisis de conciencia. El
patrimonio de ser frente a la codicia de tener.
Sólo un anhelo persistente y noble de justicia y verdad podrá
recuperar la salud espiritual de los pueblos.
Las buenas costumbres cimentan la moral. Un Estado de Derecho se fundamenta en los
principios éticos.
Muchas ideologías alejadas de la realidad son
dogmas que se nutren de utopías. La causa de la actual perturbación mundial
radica en la pésima distribucción de la riqueza y la falta de solidaridad.
La pasión
sectaria y el exitismo económico destruyen los valores.
La
opulencia corrompe.
La miseria
degrada.
Los damagogos concentran poder, monopolizan riquezas, distribuyen
miseria e imponen violencia.
Los bienes
de la naturaleza deben compartirse y no agruparse en núcleos de privilegio.La
propiedad mal constituida priva a las grandes mayorías de recursos necesarios
para dignificar la vida.
Hasta tanto no se corrijan los errores sociales, persista el privilegio
de los menos y siga vigente la injusticia, el universo será la caldera que
agita el odio, la violencia y el desequilibrio social.
No serán
los rígidos sistemas económicos, ni las ideologías
sectarias los mejores planes para redimir a los pueblos sojuzgados por la
pobreza crítica. Sólo los diagnósticos formulados conforme a
la realidad y las medidas prudentes fundadas en la justicia y la solidaridad
serán verdaderas.
El hombre
debe nutrir su cuerpo, cultivar su mente y practicar la convivencia para
estructurar una sociedad sin angustias ni desequilibrios.
La razón y
la libertad promueven al hombre.
Condenamos a la economía de especulación, donde el capital impone sus
reglas salvajes.
Sí a la
economía de producción para alentar el consumo, distribuir los ingresos con
equidad, reduciendo el elevado porcentaje de la pobreza mundial.
Es hora de que los demagogos dejen de ser los
estranguladores de civilizaciones.
La
megalomanía de la mayoría de los gobernantes ha traído desajustes
estructurales, enfrentamientos y la quiebra
del género humano.
Toda nación progresa por el mayor índice de alfabetos, la disciplina
social de su pueblo, la equitativa distribucción de la riqueza y la conducción
honesta e idónea de sus gobernantes.
Los males
no se curan con guerras, menos con dictaduras.
Las naciones progresan por la vigencia de la justicia, la predisposición
a la verdad y la convivencia solidaria.
La psicosis
de la angustia, la codicia, el egoísmo, la deslealtad, el odio y el fanatismo
alienante son las causas
del
desajuste social.
Quienes idolatran
el dinero tienen el alma muerta.
Trabajar
por la promoción moral
del hombre es un imperativo.
La ciencia
no debe oponerse a la sabiduría.
Los pueblos
anhelan un estado de Justicia. Pero la soberbia de los hombres desata las más cruentas tragedias.
La
educación plena
del niño forma al hombre
del
mañana.
NO
construiremos una nación sin ciudadanos idóneos y honestos.
La
naturaleza nos enseña con sus leyes sabias el mejor camino para transistar
hacia el bienestar.
El universo
ha de redimirse con la vigencia de la justicia, la paz, el orden, la seguridad
y la equitativa distribucción de la riqueza.
(x) De libro: CIEN MÁXIMAS JURÍDICAS,
del Prof. Dr. Miguel Ángel Pangrazio Ciancio; Intercontimental Editora (2004). www.libreríaintercontimental.com.py/
E-Mail: agatti@pla.net.py
Calle: Caballero 270, Asunción
Paraguay.Telf.496 991/449 738. Fax: (595-21) 448 721.

Fragmento
Ser
indio en el
Paraguay
”Es por tanto, muy natural que tú
compartas con nosotros tus riquezas…” (x)
por: Bartomeu Meliá, S.J
”He aquí
que el cacique de los Tarumá declaraba al viajero naturalista Rengger:
Vosotros
sois blancos, Dios os ha dado todo el poder, todas las riquezas de la tierra,
hasta el país que nos pertenecía; tenéis lindas casas, rebaños que os sirven de alimentos y
esclavos que os sirven. Nosotros, al contrario, somos pobres, sin ropa, sin
casa, obligados a recorrer las selvas para no morir de hambre, y reducidos a
vivir en ella mientras vosotros ocupáis el hermoso país que es nuestro. Es
por tanto, muy natural que tú compartas con nosotros tus riquezas, y que tú nos hagas
regalos, con el fin de reparar tan gran injusticia; pues nosotros valemos
tanto
como
vosotros>.
Si la
resignación del exordio es notable, y la confesión sucesiva algo
mortificante, la deducción indica un exacto concepto de la justicia, y en la
conclusión estalla la protesta con todo el orgullo de la raza” (Bertoni 1956:
175). (x) Del libro: UNA NACIÓN, DOS CULTURAS, de Bartomeu
Melía, S.J. Pág.53: “Ser indio en el Paraguay”. Diálogo 27, abril 1973:
34-35,
Asunción,
Paraguay
. RP Ediciones-CEPAG.
1988 |

Fragmento
Músicas de los
indígenas
EL CANTO (x)
Dr. Juan Max Boettner
Cantan
tanto los hombres
como las mujeres, en general aisladamente. Los cantos son monódicos, acompañados con
instrumentos rítimicos. Son en general de tipo ceremonial,
según diversas ocasiones.
Concepción
Leyes de Chaves (107) dice: “Los cantos versaban sobre hechos sangrientos, los
enemigos, el diluvio, cosas de hazañas, mitología y de los antepasados, fábulas
de pájaros, peces, mujeres o simples palabras sonoras
sin sentido, “ñeengá”.
Yvres de Evreux (36) trae el siguiente canto
(la traducción es de León Cadogan):
Che, Che
Che ava eté
Che che payé guasú
Che che ayuká pa´í. |
yo,yo
yo soy hombre feroz
yo, yo soy un mago
yo, yo mate al sacerdote |
Sería el CANTO DEL MAGO
Aquí
tenemos un emocionante CANTO ELEGÍACO, citado también por Doña Concepción de Chaves:
Marapa remanó
Nde jheta nde yety
Rerecó pacová
Mandi´ó há ananá
Ndeve nde rayjhú
Ne rembirecó
Ha nde ra´y
Nderejhé tecotevé
¿Marapa remanó? |
¿Por qué has muerto?
Tienes mucha batata
Tienes banana
Mandioca y ananás
A ti te aman
Tu esposa
Y también tus hijos
Aún eres necesario
¿Por que has muerto? |
(x) Del libro Música y Músicos del Paraguay,
del Dr. Juan
Max Boettner. Este libro fue editado por primera vez por Autores Paraguayos
Asociados (APA) -1956-; y reeditado por
la Revista Paraguaya FA-RE-MI, en l997. Más información sobre el autor haga click sobre lo
subrayado.

Rincón
Poético
Balada para los árboles ausentes (x)
Para el recuerdo de Bruno
Guggiari, santo laico
que plantó árboles y los cuidó hasta los oyó
hablar
con el Viento, con los Pájaros y con
la Luna
I
Por el camino de plata
-confundido entre penumbras-
vinieron ocho asesinos
con hachas recién fundidas.
Sobre el filo sin
herrumbres
pasa
el viento de la noche,
y abraza luego el follaje,
para decirle, en secreto,
que vienen ocho asesinos
con hachas recién fundidas.
!Cómo tiritan las nubes!
!Oh, Dios mío, cómo lloran
las estrellas y los pájaros!
!Cómo
la noche inocente
quiebra su voz de silencios
y su música de plata! |
II
Se desnudaron el torso:
miraron de abajo a arriba
y entre la fiesta de verde,
cada cual marcó su crimen.
Al alto cielo subieron
los hierros recién fundidos;
y al bajar, volvían
rugiendo
por la boca de sus filos:
ni las nubes ni los
pájaros
pudieron
dejarlos ciegos.
El follaje se estremece
como si fuera a morirse;
las estrellas tienen frío
de ver el hierro desnudo
y el agua del alba viene
para llorar con la Luna
|
III
Huyeron
los asesinos
con sus hachas
como espejos.
Los
pájaros ya no tienen
donde colgar sus canciones.
El viento se va en sollozos
llevando las hojas muertas;
mientras
la noche de plata
quiebra su voz de silencios
y su música de lunas.
Cuando
fue otra vez el día,
la presencia de una ausencia
lloraba al sol su tristeza
de cicatriz desolada. |
Hérib Campos Cervera
(x) De: Ceniza redimida. Editorial
Alcándara, Asunción, 1982.
(1) Más información sobre el autor, en esta Página
Digital de FA-RE-MI, haga
click aquí

VILLARRICA
El recuerdo de nombres amados (x)
por: Mario Rubén Álvarez
Poeta y periodista
alva@uhora.com.py
El poeta y
músico Gumersindo Ayala Aquino –nacido en Villarica el 13 de enero de
1910 y fallecido en Asunción el 29 de febrero de 1972- había venido al mundo
con ansias de recorrer caminos.
Artemio
Franco Preda, en su
libro El Guairá y su aporte a la cultura paraguaya (1) es, quizás, el
que mejor retrata esta faceta del artista de la palabra, el canto y la
guitarra. “Él quería ser
como las gaviotas o las
golondrinas: ver otros cielos, otros paisajes, otra gentes…y viajó, viajó sin
pausa, llevando en su báculo ilusiones, optimismo y esperanzas”, afirma ese
autor.
“El nació en el barrio Estación y toda su infancia fue guaireña. Conocía muy bien todos los barrios y todos los sitios
cercanos a Villarrica”, recuerda doña Georgina Esther López, viuda de
Ayala Aquino. El acabado conocimiento
del entorno en el que vivía le
sirvió para escribir la letra de la guarania Villarrica donde cita los
nombres amados de su memoria.
“Hasta los 15 años más o menos vivió en Villarrica, después ya salió a
recorrer mundo. Siempre, sin embargo, recordaba con cariño su tierra”, recuerda la mujer con la
que se casó el 18 de diciembre de 1962 cuando el poeta ya había regresado al
Paraguay.
Ayala
Aquino –con Luis Osmer Meza (que universalizaría su identidad artística
como Luis Alberto del Paraná) y el arpista luqueño Digno García- formó
primero el Trío Guaireño que luego pasaría a llamarse Trío Los Guaireños. En la década de 1940 realizó una gira por diversos países
latinoamericanos.
Un capítulo importante de su carrera musical, antes de emprender ese viaje que lo
anclaría por algunos años –porque no era hombre de quedarse mucho tiempo en
ningún lugar- en la ciudad de
San Cristóbal,
Venezuela
, fue
Buenos Aires. El aprendizaje y la experiencia
esenciales de su arte tuvo por escenario la capital
argentina
.
Como muchos de los grandes, en la década
de 1930, Gumersindo recaló en ese puerto donde la
música paraguaya tenía una gran aceptación. Se hizo amigo de José Asunción
Flores, Agustín Barboza, Mauricio Cardozo Ocampo, Eladio Martínez, los
hermanos Larramendia y los hermanos Bobadilla Cáceres, Nenín Alvarenga,
Prudencio Giménez, Juan Escobar, Julio Escobeiro, Severo Rodas, Aniceto Vera
Ibarrola, José Bragato y tantos otros.
En
Buenos Aires,
Gumersindo no olvidaba a su tierra natal. Cerraba los ojos y se
imaginaba a sí mismo correteando por sus barrios, jugando en sus tardes
calcinadas. Inmerso en la nostalgia, recordando
nítidamente sus diversos barrios, escribió Villarrica. Allí cita
los nombres de barrios que hoy tienen identidades que –paradójicamente- los han desidentificados con el ropaje de denominaciones
religiosas.
“Tuvo que haber escrito alrededor de
1940”, sostiene doña Esther. Esto es corroborado por el compilador, investigador y divulgador de
la música paraguaya Carlos Galli. Sostiene que la primera
grabación –con
la Orquesta Manuel
Ortiz Guerrero dirigida por José Asunción Flores, de la que Ayala Aquino
formaba parte como guitarrista- tuvo que haber sido de 1941/1942.
“Los hermanos Larranendia ya intervienen allí. Ellos arribaron a
Buenos
Aires en abril de 1939 y poco después pasaron a formar parte de la
agrupación musical
del maestro Flores”, menciona Galli.
El luqueño
Anicero Vera Ibarrola le puso al poema un ritmo
de guarania. Era lo adecuado para una obra que se había
originado en la nostalgia. No podía ser de otra manera.
Villarrica (*)
Ehendúna Villarrica
mombyrýgui rohenói
hyakuãva nde poty
ahayhúgui tañatoï.
Oime Lomas Valentinas
ipörãva Ykua Satï
Ychororo ha ilóma
herakuáva Tuyutï.
Ikua Pytã, Karumbe´y,
Arroyito, Paso Pe
Sanja Soro ha Kanchakue
ojoyke´ýva ku peë.
Y Hovy, Yvaroty,
Villarrica jeguaka
peipotárö ipoty
peje´óinte peheka. |
(*) Letra desgrabada de la interpretación de
Agustín Barboza cantando con
la Orquesta Manuel Ortiz Guerrero dirigida por José
Asunción
Flores.
(1) Franco Preda, Artemio. El
Guairá y su aporte a la cultura paraguaya. Villarrica,
2003.
(x)
Del
libro Las voces de la memoria (Historias de canciones populares
paraguayas), de Mario Rubén Álvarez Ó. Edición del autor y Julián Navarro Vera. Asunción (
Paraguay
),
octubre 2005.
ACOTACIÓN
DE FA-RE-MI: Por el Grupo Generación, actualmente uno de los mejores
conjuntos musicales
del
Paraguay
, se puede escuchar esta
guarania en esta Página Digital. Desde
la Página Principal,
entrar en: Escuchar Músicas Paraguayas.

EL GOZO DE VOLVER A LEER

Cartas del Dictador Francia* (x)
Los delegados (...) mantenían constante, profusa y difusa correspondencia
con el Dictador (...) En las cartas se trataba de las más graves cuestiones
externas e internas, al lado del pequeño hurto o la pérdida de la casaca por
un soldado; los asuntos más serios juntos a los jocosos o baladíes. Las
cartas a sus delegados estaban llenas de consejos, órdenes, advertencias,
reprimendas. Eran severas, pero paternales.
Al delegado de Itapúa, sobre tratamiento a los gobernantes del exterior:
"El añadir sin necesidad continuamente al y el a los nombres de los que
citas, es una continuada impertinencia y no te corresponde ni cae bien en vos
usar en los Partes al Gobierno ese estilo desdeñoso de apocamiento y
desestimación, mucho menos nombrando a los que han sido, o son Gobernantes
Supremos en sus Provincias, como son Lavalleja, Rivera y López, que aunque
dice ser de baja estracción, y que ha estado prisionero en el Paraguay
habiendo venido con los porteños, pero al fin ahora es governante de su país.
El decir también ese Fructuoso, ese Lavalle, es otro desentono, que muestra
insensibilidad y grosería por no decir más. Yo mismo no los nombraría de ese
modo".
Al subdelegado Ramírez sobre partes: "...En adelante es preciso tener
con los Partes, y con lo que aquí se escribe, otro cuidado, y advertencia, y
no proceder con tanta falta de discernimiento, para no estar enviando Papeles
insuficientes, que hacen perder el tiempo, dan mas que hacer, y mas
incomodidad, estando yo ahogado de ocupaciones, sin esperanza de alivio en el
Paraguay, donde es menester que uno supla por cincuenta Oficios".
Al subdelegado de Santiago sobre el mismo tema: ""Este es el
embarazo en que a cada paso me ponen los comandantes paraguayos, que solo se
reducen a dar al por mayor una noticia vaga e insubstancial sin los detalles
necesarios y sin ninguna explicación de manera que se necesitan nuevos
chasques preguntas y repreguntas para escarbar lo que luego debían haber
dicho, teniendo presente que un parte del Gobierno no es como una
conversación entre particulares en que no hay necesidad de decirlo todo, sino
solo lo que se quiere o lo que primeramente viene a la cabeza. Un comandante
debe tener otra viveza, otra sagacidad, otra advertencia y otra proligidad
porque de lo contrario nada hay que hacer y lo mejor es dexarlo todo y
continuar viviendo a la moda paraguaya".
Al mismo subdelegado de Santiago en otra nota: "He entregado a
Leguisamón todo lo expresado en su parte del 28 del próximo mes pasado, y por
lo demás de su contenido no he mal entendido lo que se me ha mal escrito a
causa de que los Paraguayos no saben explicarse en este llano, dicen y dan a
entender una cosa por otra".
*De El Supremo Dictador, de Julio César Chaves,
Ediciones Atlas,
Madrid,
1964.
|
(x)
Del dirio ABC
COLOR (Suplemento Cultural), 2 de abril de 2006 (
Asunción,
Paraguay
).

Fragmento
Hugo del Carril canta
guaranias (x)
por: Agustín Barboza
Como las guaranias se
habían enraizado en el gusto popular, se formaban conjuntos de ocasión para
satisfacer las demandas de las actuaciones por radio y hasta los cantores
argentinos la incorporaron en su repertorio.
Hugo del Carril, gran artista argentino, se desempeñó en sus
inicios
como
locutor de radio Vernotti, que luego pasó a llamarse radio El Pueblo. Era un entusiasta de la música paraguaya y, al presentarnos en
nuestras actuaciones con la orquesta
del
gran maestro Julián Alarcón, se retiraba a un costado y se ponía a cantar en
sordina la guarania.
Prudencio
Giménez, de puro entusiasta, se acoplaba con su guitarra para dar más ritmo y
ensanchar la instrumentación de nuestras actuaciones. En uno de los programas,
Hugo del Carril preparó por su cuenta varias glosas
para ilustrar a la audiencia sobre los temas de cada guarania. La audición
salió perfecta y todos nos acercamos a Hugo para felicitarlo por su iniciativa.
Prudencio
Giménez, gran paraguayo, buen “gua´í” y mejor porteño autonaturalizado por su
aspecto, acento y desenvoltura, se le acercó y le preguntó:
“Che pibe,
vos no sabes cantar ? El otro le respondió con un ademán negativo con la cabeza.
“Con esa
pinta de galán que tenés podés arrastrar al país. Si querés cantar, podés ir a
mi casa y te voy a enseñar”.
Hugo del Carril no cabía en sí de contento y al día siguiente
apareció por la casa de Prudencio con un entusiasmo desbordante. La bien
educada voz de Hugo y su impecable registro de barítono facilitaron mucho las cosas y en menos de tres
meses ya cantaba tangos al mejor estilo de Gardel – y ni qué decir de la
guarania, en especial “
India
”
y “
Buenos Aires,
salud”. Prudencio Giménez lo acompañó un trecho en su
fulgurante carrera artística y, de la manera más impensada,
la
Argentina
se ganó
con Hugo un gran cantor y actor (Fue también celebrado director de cine).
x)
Del
libro ”RUEGO Y CAMINO”, por Agustín Barboza. Este libro se
puede adquirir en: Fundación Agustín Barboza. Calle: Simón
Bolivar No. 337,
Asunción,
Paraguay
. Tlf./Fax:
00595-21-441-126.

TITO JARA ROMÁN

"Soy un soldado al servicio
del arte"

Fue el creador y primer director
del Teatro Experimental Asunceno
(TEA), allá por el año 1958. Dirigió varias obras como La versión de Browning, Demanda contra desconocido, Milagro en el mercado viejo
y El zoológico de cristal. También incursionó en la actuación, aunque su pasión
primera sigue siendo la dirección.
Don Tito Jara
ama el teatro. Dirigir, escribir, y hasta actuar lo lleva en la sangre.
"Me considero un soldado al servicio del arte", afirma. Ya lleva más de 40 años trabajando
incansablemente en la investigación de todos los elementos interpretativos. "Me gusta transmitir a los jóvenes interesados todo lo mejor, y
eso solo se obtiene trabajando, investigando, estando al día con todo lo que
sucede o va surgiendo", expresa.
Don Tito llegó al mundo
del espectáculo a los 19 años.
Debuta
como director de
obras
del Teatro Experimental Asunceno,
del cual fue también el
mentor, a los 25. "Eramos un grupo selecto que amaba el
arte y decidimos abocarnos de lleno a la actuación". De esa pasión
surgieron importantes obras, elogiadas por importantes personalidades
del mundo artístico y cultural. Josefina Plá, por ejemplo, calificaba al TEA
como un instrumento de auténtica
cultura teatral y decía que Tito Jara Román "se apuntaba un buen tanto
como actor y sobre todo
como director".
Nuestro compañero de tareas ya fallecido, Jorge Aiguadé destacaba igualmente la
actuación
del elegido de esta página. Lo mismo hacía José Luis Appleyard. En un escrito hecho en el bar San Roque, en máquina portátil,
resaltaba la labor
del
TEA y la dirección de Jara Román en la obra El zoológico de cristal, llevada a
escena en el año 1964. Este fue el cuarto suceso. La
primera representación
del TEA fue Demanda contra desconocido y tuvo lugar en el teatro
del colegio Goethe, en agosto de 1958. Luego vino La
versión de Browning.
|
Más tarde, en el
año 1960 fue la puesta El prestamista, siempre bajo la dirección de Jara Román.
En fin, son muchos los trabajos realizados; si bien no en forma continua, en
cada reestreno los nutridos aplausos, premio del público, se hacían sentir en
las diferentes salas. Hoy la labor sigue dando sus frutos.
A punto de ser estrenada Sida: La pandemia del siglo, don Tito habla de ella. "Es una obra que hace hincapié en la indiferencia, la marginación
que sufren los afectados por este mal, en la apatía de
la sociedad ante una ‘situación’ que merece respeto y atención.
Se
podrá apreciarla en el teatro Máxima Lugo, desde el 20 de abril". En esa
trama vuelve a dar lo mejor de sí junto a su esposa, la actriz y locutora
Haydée Vera y Aragón, con quien es padre de cuatro hijos: Héctor Daniel,
Vladimir Antonio, Rufo Stale y Penélope Guernica.
"Durante el día, de lunes a
viernes nos dedicamos a nuestras cosas", revela. "Nos encontramos solo para dormir", añade. Pero los fines de
semana son de la familia. Es ahí donde don Tito cumple con su papel estelar, el
de padre y abuelo, en un espectáculo lleno de cariño. "La familia es lo más importante.
Los domingos son días dedicados a nuestros hijos y
nietos. Dirigir mi familia es lo que mejor me ha salido, estoy muy orgulloso de
todos ellos", dice con una sonrisa reveladora. Se cierra el telón.Nancy Duré Cáceres (x) Del
diario ABC COLOR (Revista), 26 de marzo de 2006 (Asunción, Paraguay)

Capítulo
VI. BARRIOS
El legendario barrio ”Pinozá” (x)
por: Jorge Rubiani
Historiador y Arquitecto
jrubiani@highway.com.py
Pinozá prolongaba Asunción más allá de Ciudad Nueva. Según algunos moradores de
la zona, el barrio debe su nombre a la “guaranización” de Espinoza,
apellido de familias tradicionales, una de las cuales era propietaria de
aquellos territorios. La “espina dorsal” de este nuevo enclave era la avenida Eusebio Ayala. Esta ruta -más que avenida-
iniciaba el barrio y la incursión de la capital hacia el interior a partir de
la “garita” policial de Dos Bocas, donde actualmente –entre toldos y puestos
venta- todavía debería encontrarse el monolito que marca el kilómetro “cero”.
Alrededor
de aquella avenida, conocida de antiguo con el nombre de “…camino a San
Lorenzo”, se fue contornando el barrio que reunía,
como casi todos los
barrios tradicionales de Asunción, “algo” de las antiguas costumbres de la
ciudad. Además de los contenidos esenciales de estas agrupaciones urbanas, en
ésta, algunas “instituciones” marcaron las diferencias
con los otros: la laguna “Pytá”, el Club Guaraní y…los bares.
Por los
años de los comienzos, solo la mencionada Eusebio Ayala y la calle General
Santos estaban pavimentadas, ésta con un irregular empedrado. El resto era “un pardo” arenal, yuyales y zanjones. Precisamente sobre la calle que recuerda al presidente uruguayo que nos
devolvió los trofeos de la “guerra grande” en 1885, donde hoy se levanta el
nunca terminado Hospital Militar, estaba la laguna Pytá, el balneario
del suburbio, recreo de chiquilines y fuente de tundas y reprimendas hogareñas.
Se comenta que el tartamudeo que caracterizó a Luis Alberto del Paraná lo adquirió –de muchacho- en un accidentado chapuzón en la laguna.
Cerca de
allí, sobre la calle 12 de Octubre pernoctaban los carreteros que traían las
frutas y frutos desde el interior los que, luego de clasificados, fraccionados,
se vendían en el ya vigoroso Mercado 4. Este repetía con su
concierto de voces, aromas y sabores, el espectáculo
del viejo “Mercado Guazú”, ya entonces desaparecido.
El Club
Guaraní, que fue uno de los cantones defensivos durante
la Revolución
del ´47. Era el centro de la vida social y destino de los
paseos de la muchachada de barrio. No había tarde en la que en el ”Club” no
hubiera música, equipos de entrenamiento de basket, fútbol, atletismo, gente
patinando o, sencillamente, sentada en amena plática. Ya para entonces la zona
empezó a llenarse de bares. Enfrente, entre plantas de mangos y piso de
ladrillo, donde hoy está la heladería ”Guaraní” estaba el bar y almacén de Doña
Florencia, asiento del vino ”garnaccia”, el queso ”parmesano” y la novedad
del hielo en barras. Hacia el este, en la esquina de la calle Centenario se
encontraba la pista ”El Mango” propiedad de un señor argentino de nombre
Cedano Acosta, lugar de baile con orquestas y bailarines de traje. Ya la esquina de
la avenida Eusebio Ayala con la calle Gral.
Santos, estaba el “Bar Pujol”, que también era teatro y –algunas veces- ring de boxeo. El mismo sitio fue ocupado por el “Bar
Chino”. Casi enfrente, otra
hospitalaria pista de ladrillos y lugar de fundación
del Club Pinozá, el ”Bar Guaraní”, de don Luis Scholl (se llamaba realmente
Ulises). Siguiendo más al este, en la esquina Eusebio
Ayala y 12 de Octubre, estaba el “Bar Juasy´y”, lugar de encuentros bajo
la espesa fronda de una gigantesca enredadera de juasy´y.
(x) Este escrito
forma parte del libro POSTALES DE
LA ASUNCION DE ANTAÑO (255 pgs.) editado por su
autor en el mes de Octubre de 1999, y
que se encuentra en venta en las principales librerías de Asunción (Paraguay

CINCUENTA
AÑOS DEL FALLECIMIENTO DE CARLOS GATTI
 Un karai arandu (x) 
Mañana se cumple el cincuentenario del fallecimiento de uno de los grandes
científicos que tuvo el Paraguay, el doctor Carlos Gatti Battilana. Médico,
docente y gran estudioso de la cultura paraguaya, su temprana muerte privó a
la sociedad paraguaya de una de las mentes más lúcidas de la primera mitad
del siglo XX.

|
Cada vez que uno
hojea las páginas de
la
Enciclopedia guaraní castellano de Ciencias Naturales y
conocimientos paraguayos, la monumental obra del doctor Carlos Gatti
Battilana, uno se sorprende por la capacidad de trabajo, la minuciosidad
encarada en su tarea, y la profundidad de los conocimientos plasmados con que
este sabio encaró ese trabajo de documentación acerca del acervo natural y
cultural de nuestro país.
Publicada dos décadas
después de su fallecimiento, es una obra que necesita ser reeditada para que
nuestros compatriotas sepan la riqueza de nuestra cultura y las grandes
pérdidas de nuestro acervo natural a lo largo de los años, porque, sin duda,
muchas de las cosas que don Carlos Gatti nos cuenta en ese libro,
lastimosamente, forman parte de lo que hemos perdido inexorablemente.
Aniversario
Mañana 24 de abril se cumple el cincuentenario
del fallecimiento de este eminente
científico, por lo que bien vale una recordación de su personalidad. El
doctor Carlos Gatti Battilana nació en Asunción el 30 de diciembre de 1899.
Fue hijo de un ingeniero turinés llegado al país en las últimas décadas
del siglo XIX y casado
en Asunción con la señorita Virginia Battilana.
El futuro médico y científico inició sus estudios primarios en el antiguo
colegio de los salesianos y tuvo
como
maestros a varios profesores europeos altamente calificados en formación
humanística.
Para proseguir sus estudios, en 1912 ingresó en el entonces prestigioso
Colegio Nacional de
la
Capital y, simultáneamente, en
la Escuela Nacional
de Comercio, recibiéndose de bachiller en Ciencias y Letras, y contador
público. Sus estudios universitarios los realizó
en
la Facultad
de Medicina de
la
Universidad Nacional, de donde egresó en 1926.
Grandes maestros

|
Ese mismo año llegó
al país un equipo de profesionales médicos franceses contratados por el
gobierno del doctor Eligio Ayala, para cooperar con la educación médica en
nuestro país. Este equipo de profesionales, encabezados por el doctor Gabriel
Delamare, fue contratado por presión del estudiantado para la elevación del
nivel académico de
la
Universidad Nacional (¡Qué diferencia con los estudiantes
de ahora, que exigen que se baje el nivel de la enseñanza para poder
proseguir sus estudios!).
La presencia de los
médicos franceses, revolucionó la enseñanza médica en el Paraguay, y el
doctor Gatti, juntamente con sus colegas, fueron los primeros beneficiarios
de las enseñanzas impartidas por los científicos franceses. Insuflaron en sus
discípulos una nueva conciencia universitaria y fueron estos, quienes
después, marcaron rumbos nuevos en la enseñanza de las Ciencias Médicas en
la Universidad Nacional,
la única que entonces -y durante muchos años existió en nuestro medio.
Otra sabia medida del

|
Gobierno fue el
nombramiento del personal docente del Hospital de Clínicas -convertido en
hospital de
la
Universidad Nacional- por estrictos méritos académicos de
los postulantes, estimulándose de esta manera, la incorporación de nuevos y
jóvenes talentos.
Iniquidades criollas
Cuando terminó la misión de los médicos franceses, justamente fue el doctor
Gatti el que sustituyó al doctor Delamare, en la cátedra de Clínica Médica,
la que ejerció a lo largo de quince años, entre 1932 y 1947, año trágico para
el Paraguay, al estallar la guerra civil y su consecuente estela de
intolerancia.
Una de las víctimas de esa situación fue el doctor Gatti, quien -para
desgracia del estudiantado- fue violentamente despojado de su cátedra,
apresado, confinado y enviado al destierro. De regreso al país, luego de algún tiempo, ya no se
le permitió ejercer la docencia, por lo que se dedicó a la investigación
científica.
El doctor Gatti fue, además de profesor de Clínica Médica y director del
Instituto de Medicina, decano de
la Facultad de Ciencias Médicas de
la Universidad Nacional
y encargado de su reorganización.
En la guerra y junto al pueblo

|
En 1932, se inició
la Guerra del Chaco y,
juntamente con otros colegas, el doctor Gatti se alistó en el Ejército en
campaña para acompañar a los combatientes y tratar de paliar sus
sufrimientos. Este ingrato
capítulo de nuestra historia fue aprovechado por el doctor Gatti para, además
de curar, operar y tratar a los heridos y enfermos en la defensa del Chaco,
ponerse en contacto con sus compatriotas, de cuya sabiduría popular alimentó
su acervo cultural y recogió un invalorable material sobre la medicina
popular, las expresiones lingüísticas y los usos y costumbres de nuestro
pueblo.
Así fue juntando información sobre los conocimientos empíricos populares, la
farmacología usada por los indios y otros sabios que practicaban medicina
primitiva y rural. Al término de la guerra, en 1935 el Dr. Gatti reinició su actividad
universitaria, y el ejercicio de la medicina en el Hospital de Clínicas le
puso en contacto con la gente de pueblo, lo que le proporcionó la posibilidad
de ir investigando sobre lingüística, etnobotánica y etnozoología, modernas
disciplinas de los Estudios Sociales.
En la posguerra
del
Chaco,
el doctor Gatti fue parlamentario. Como tal y como dirigente partidario
(militó en filas del Partido Liberal) formó parte, con Alejandro Marín
Iglesias, Efraím Cardozo, Rogelio Espínola y Artemio Mereles, una comisión
para propiciar y organizar la candidatura presidencial de José Félix
Estigarribia.
Entre laureles e ingratitudes Si bien en su país su labor fue pagada con la
ingratitud, el desprecio de las autoridades, que le persiguieron con saña al
no tolerar a un ciudadano probo y recto, su ingente tarea científica fue
reconocida internacionalmente: fue nombrado "Miembro Honorario" de
la Asociación Médica
Argentina y académico correspondiente de
la New York Academy of
Sciences.
Convencido de que la libertad es indispensable para que los progresos de la
ciencias sean aplicadas en beneficio de la humanidad, fue un incansable
luchador por la libertad
del
pueblo. Los gobiernos dictatoriales, consecuentemente, le persiguieron
tenazmente, lo que le produjo sinsabores y quebrantamientos de su salud. Pero
sacando fuerzas de la desgracia, cada persecución, cada confinamiento -que lo
alejaba de los quirófanos o de las aulas, le ponía cerca de grandes
posibilidades de aprendizaje en tareas de campo para seguir investigando: los
lejanos pueblos
del interior
del país.
Cuatro años antes de su muerte, regresó al país y, privado de la posibilidad
de reintegrarse a la cátedra universitaria, instaló en el Círculo Médico del
Paraguay una verdadera cátedra de docencia libre. Su amistad con otros
grandes investigadores como Teodoro Rojas, París Menéndez y Antonio Montalvo,
le posibilitaron enriquecer sus conocimientos, lo que le permitió realizar su
monumental enciclopedia, fruto de 26 años de trabajo, en la que el profesor Carlos
Gatti plasmó sus investigaciones sobre los conocimientos paraguayos y
guaraníes referentes a la fauna, flora, hábitat, medicina popular e indígena,
usos, costumbres, supersticiones y creencias, sistematizados y concordados
con los conocimientos científicos universales sobre botánica, zoología,
lingüística y medicina, expresados en guaraní o guaranizados.
Algunas de las importantes obras que el profesor Gatti legó a sus
compatriotas fueron, además de su Enciclopedia..., un Vocabulario Español-
Guaraní para uso médico; La alimentación de la población paraguaya;
Alimentación del estudiante paraguayo; Posición de las Ciencias Médicas
dentro de nuestros conocimientos y Caminos para el progreso de nuestra
Facultad de Medicina. Hoy, a cincuenta años de su muerte, podemos decir
como el escritor
Manrique, que el doctor Carlos Gatti Battilana "vivir supo su vida de
tal suerte que viva quedó en la muerte".
Luis Verón
(x)
Del diario ABC COLOR (Revista), 23 de abril de 2006 (
Asunción,
Paraguay
) |