FIGURAS de ayer y hoy
SARO VERA
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por: César González P.
Monseñor Saro Wilfrido Vera Troche (1922-2000) falleció esta semana y, como sucede a menudo, las miradas se dirigieron a su trayectoria, llegando muchos a comprender que se trataba de un hombre que ha dejado su legado intelectual.
Nuestra figura de hoy nació en la Compañia Tatuy, de Caazapá, en una familia campesina de profunda religiosidad popular.
A muy temprana edad, trece años, ingresó en el Seminario Menor Metropolitano de Buenos Aires. Allí cursó estudios humanísticos. Más tarde desarrolló estudios de teología y logró su licenciatura. Ya asumido su rol en la Iglesia Católica, decidió no ser un sacerdote de la ciudad de Villarrica, sino trabajar entre los pobres de la parroquia de Buena Vista, en la que estuvo por muchos años.
El arzobispo de Asunción, Felipe Santiago Benítez, quien prologa el libro La evangelización del paraguayo, lo define como un pensador eclesiástico paraguayo, " a mi entender de mayor calidad de nuestros tiempos", señala. Agrega que "no pocas de sus afirmaciones pueden discutirse o, tal vez, no aceptarse, pero merecen nuestro respeto y admiración".
Sobre el libro mencionado señala el arzobispo que, más que exposición o ensayo, se trata de un estudio científico que investiga, ahonda y formula con maestría cuanto atañe al católico paraguayo en su vida cristiana.
Otros de sus libros es Seis relatos de un campesino, que prologó Helio Vera, definiendo a este conjunto de relatos como una mezcla de ficción y realidad que no pierden su carácter testimonial, ya que están ambientados en los sucesos de la guerrilla de los sesenta, que operó por la zona donde Saro Vera cumplía su misión evangélica. El prologuista explica que tal vez es una manera de imprimir una reflexión y una enseñanza: "Nos señala los caminos tortuosos que nuestro pueblo tuvo que recorrer, empujado por la incontenible dialéctica de la violencia."
Otros de los títulos publicados por Saro Vera son Relatos costumbristas del Paraguay y El paraguayo, un hombre fuera de su mundo, en donde define claramente las tres famosas leyes: el mbareté, el ñembotavy y el vaivai, que no son cuentos sino formas de actuar y pensar del paraguayo.
Saro Vera entendía que "para conocer el ser nacional hay que descubrir las razones encubiertas o las motivaciones profundas, inmersas en la lejanía del tiempo, en la subconsciencia y en la inconsciencia".
Este material es de honda significación para entender la manera de ser del paraguayo. Todo esto es la punta del ovillo para entender a un hombre al que el crítico Roque Vallejos definió como "Un hombre de carácter que enfrentó las dificultades del medio rural con energía e inteligencia".
(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 6-7 de mayo de 2000 (Asunción, Paraguay).
FragmentoEL IDIOMA GUARANÍ ES UNA LENGUA DESCRIPTIVA (x)
por: Saro Vera
Es imprescindible conocer claramente las características fundamentales del idioma guaraní a fin de comprender el modo de pensar del paraguayo. Su desconocimiento nos enfrentaría nuevamente al enigma paraguayo. El guaraní es la lengua en la que vierte su pensamiento. Es el molde.
El idioma guaraní es una lengua descriptiva. La descripción es su característica fundamental y principal, con la que se distinguiría de otras lenguas y mediante la cual impondria un modo de pensar diferente al del castellano.
Se ha dado en insistir en la onomatopeya como la peculiaridad llamativa de la lengua. Imita o procura reproducir los sonidos de un pájaro, el gruñido del tigre o el desagradable chisporroteo de un pajonal en quemazón. A veces los ruidos adquieren una notable musicalidad al convertirse en palabras.
En general, las palabras y las frases en guaraní son cadenciosas dado el equilibrio de las letras consonantes y vocales en la constitución de las palabras. Sabido es que las lenguas en que predominan las consonantes son de fonema áspero y de difícil pronunciación, El idioma guaraní se suaviza más aún con la nazalización de todas las vocales y moderando los fonemas guturales, labiales y las sibilantes dentales fuertes. Las letras aspiradas son suaves.
Todo se permite ante las exigencias de la eufonía. No solo letras sino silabas enteras serán sacrificadas en honor de ella. El cambio de una letra por otra es un procedimiento normal. Lo mismo una silaba por otra o dos silabas por una.
"Poro" se convierte en "mbo" en la palabra "mborayhú", en la que la "y" se hace "i" por su dificultosa pronunciación. La "t" siguiendo a una silaba nasal será "d". Por ejemplo "sãrã-ty" se debe escribir y leer "sarãndy". Se quitará o se añadirá una letra sin ningún problema, con tal que se consiga la musicalidad de la palabra o se facilite su pronunciación. Por ej. El arroyo de los mosquitos no será "ñãti´ü-y sino "ñati´üry". Es dable también trastocar las silabas.
Por ej. el fonema de "vereda" no es suficientemente suave; entonces se la pronuncia "vedera".
Las palabras que suena ásperas al oído del guaraní-parlante,
cuando es posible, se las desecha. Ningún niño paraguayo se llamará "Cristóforo"
porque suena mal. La palabra Kiritó ha perdido vigencia en el lenguaje
religioso del paraguayo por su forma desagradable. Suena a burla. Por la relación
íntina que existe entre la palabra y las cosas en el guaraní, a sonidos agradables
responden cosas buenas, y a sonidos desagradables, cosas malas. Si la palabra
suena mal su significado es malo.
Consignemos de paso que la ley de la eufonía no solo es una regla para el idioma sino también para la vida. Lo ideal para el paraguayo es vivir sin grandes sobresaltos y contrastes fuertes. Su vida se desenvuelve dentro de un cuadro de equilibrio de los sentimientos, relaciones, exigencias y aspiraciones. Esto mismo lo encontramos en la música sin disonancias y de ritmo pausado.
Las palabras en guaraní responden a la reproducción de los sonidos con fonemas parecidos a los reales; a la reproducción de los movimientos, con la repetición de sílabas o palabras, a las cualidades sobresalientes de ls cosas y, por último, a los fonemas globales, por más que las palabras sean silábicas. Unos ejemplos nos aclaran esta idea. "Garañón" significa asno reproductor en castellano. Para el guaraní-parlante paraguayo signifíca lo descomunalmente grande. El fonema global es lo que ofrece la sensación de grande.
Feroz que el paraguayo pronuncia "feró" es sinónimo de grande. "Peteí feró sevo´í" (una enorme lombriz).
Las palabras del fonema global permite al paraguayo en un momento dado inventar su propia palabra para expresar ciertas circunstancias o fenómenos.
Pero le creó el problema de la mala pronunciación, incompleta o inadecuada de la palabra. No hay necesidad de pronunciar con claridad cada sílaba porque la globalidad es la que ofrece el sentido. El otro problema que acarrea es peor. Se pueden confundir las palabras de significados diferentes. En bromas y de veras se cuenta la anécdota de que un indígena dijo: "hasy karaí ñe´é, oyoyapaguasú gui" (difícil es el castellano porque las palabras suenan iguales). Tatápe ya´é kuégo; vakapipe, kuégo; ryguasu rupi´ápe, kuégo; barájape, kuégo ha yryvúpe, kuégonte avei". Como se distingue el significado de cada una de estas palabras sin en realidad suenan el mismo ? Para el guaraní-parlante es imposible.
A causa de la modalidad del guaraní con el fonema que expresa las cosas, cuando el paraguayo narra y se propone dar la sensación de lo grande engrosa la voz, y para la sensación de lo pequeño, lo atipla y baja de tono.
Las frases también son como si fueran una sola palabra porque responde a una idea. En el guaraní a una idea responde una sola palabra porque las ideas son cosas y a una cosa no pueden corresponder dos palabras. Se utilizarán dos o tres pero refundidas en una sola, para expresar una realidad. Diríamos que una frase es un solo fonema cuyo real significado dependerá de su acentuación, con lo cual se lleva a cabo la inflexión. Así que la inflexión sería la sobreacentuación de la frase con la que el fonema alcanza su real significado. Con la inflexión se expresa, por ej. la intensidad de los sentimientos que embargan a una persona.
El guaraní es realmente una lengua de énfasis. Por lo cual está llamado a ser una lengua eminentemente coloquial. El énfasis por escrito es imposible. En un guaraní escrito no me sería posible por ej. expresar lo sobresuperlativo al igual que en castellano, es decir, lo mucho más que "muy". Diré de una persona que es feísimo o muy feo y nada más. En guaraní hablado, sin embargo, llego a expresar lo muy feísimo alargando la última sílaba y agregándole un "ko", "ivaieteriiií Koo". Si alguien se fue mucho más lejos que lejos, diré "mombyryeteriiií ohó".
Esta modalidad con frecuencia se advierte en el guaraní-parlante hablando el castellano.
Para confirmar más aún la característica del guaraní de representar las cosas con un fonema tenemos el caso claro del fonema de la "i" con el que se expresa lo pequeño. Nunca jamás se usará la "i" donde se tiene algo grande. En este caso preponderará el fonema de la "o" ó la "u". El fonema de la "i" es notable por su relación fácilmente observable por su exclusividad. Vamos a poner algunos ejemplos. "I" ya es una palabra; significa chico o pequeño; mitã´í; mitãmí-niño pequeño; niño de pecho. Achicarse o humillarse: "ñemomirí; arrugar; cobarde: py´amirí (de corazón pequeño).
Quizás el fonema de cada una de las vocales represente una condición especial de las cosas así como la "i" representa la de la pequeñez.
En verdad que el guaraní es un idioma aún desconocido. Que yo sepa, no se lo ha estudiado todavía con toda la complejidad de su valor expresivo. Ni siquiera conocemos la regla en base de la cual se lleva a cabo la formación de una palabra compuesta de varias. Sabemos que la polisíntesis se lleva a cabo con apócope, aféresis, síncopa.pero cada palabra se forma de diferente manera. Por que "sapymí" (cerrar el ojo) se forma exclusivamente con el aféresis de "tesá-ryepy-ñomi"-esconder el interior del ojo. Sin embargo, "kaguetí", apócope de "Ka´arogue-morötí -planta de hoja blanquecina- se forma con el apócope de "Ka´á"; el aféresis de "morotï" y una rarísima síncopa de "rogue" que se convierte en "ué", diptongo, para colmo nasal. Cómo se explica todo esto ? Si pensamos mantener el guaraní como un modo de pensar o como toda una cultura, se nos impone el estudio de estas reglas y de otras a fin de que evitemos su adulteración con mentalidad extraña a su genio. Mientras carecemos de este estudio, los profesores de guaraní, que no lo mamaron ni reflexionaron sobre él, seguirán demoliendo la cultura guaraní viviente. Dentro de poco nos quedarán solamente los fósiles.
(x) Del libro: El Paraguayo. Un hombre fuera de su mundo, de Saro Vera (edición del autor)-1994. Asunción, Paraguay.