Memoria Viva

 

REIKUAA NGA’Ú RA’É:
Destierro y ausencia
(x)

 

por: Mario Rubén Álvarez (xx)

 

Los preparativos del ataque crucial a Boquerón, en los primeros días de setiembre de 1932, ardían aceleradamente. El ejercito paraguayo reunía sus tropas para desalojar a los bolivianos atrincherados en ese estrátegico fortín.

Hasta ese lugar llegó el poeta y periodista Facundo Recalde, FA RE. Como era hermano del coronel Camilo Recalde no tuvo problemas para acceder al frente, donde estaba a punto de librarse combate.

Sin vueltas, preguntando apurado, se apersonó, en Punta Brava, ante el teniente Lorenzo Medina, comandante de Compañia del 3er. Batallón del Regimiento de Infanteria "2 de Mayo".

-Entre sus soldados hay un hombre valioso, que la patria no puede permitirse el lujo de perder. Es un gran músico. Se llama José Asunción Flores. Sus superiores me han dado la venia correspondiente para que lo retire de su Compañia –planteó FA RE.

-Me parece muy razonable eso- le respondió el comandante. Al rato, se presentó Flores. Le explicaron que debía ser evacuado antes de que los cañones empezaran a rugir.


-Esta bien, pero no me iré de aquí si es que conmigo no se va mi amigo, también músico, Aniceto Vera Ibarrola –propuso, decidido, el creador de la guarania.

El jefe tuvo que acceder.Y Facundo Recalde volvió a la retaguardia con dos promesas para la patria salvados de la furia de Marte.

Los protagonistas de este episodio no olvidarán este hecho. Y serviría para que, un tiempo después, se reencontraran y completaran el nacimiento de una canción.

En realidad, el eje de esta historia es el que terminaría la guerra en Charagua –Bolivia, ya más allá del río Parapití-, siendo el mayor Lorenzo Medina. Había nacido el 10 de agosto de 1899 en Concepción. (Murió el 22 de setiembre de 1986, en Asunción). Tenía otros diez hermanos más.

Desde niño, le deslumbro la carrera militar. Aun cuando su hermano el mayor Alfredo Medina tuvo un trágico final, en Concepción, asesinado junto a otros oficiales por el sublevado teniente Rogelio Godoy –que sería fusilado en 1914 en la Capital-, en él no se apagó el deseo de ser un profesional de las armas. En 1918 egresaba como flamante oficial.

Destinado a la guarnición de Villarrica, el coronel Adolfo Chirife le inculcó, lo mismo que a sus compañeros oficiales, le necesidad de salir del cuartel y mezclarse con la sociedad villarriqueña. Fue así como conoció a la reina del Porvenir Guaireño, Antonia Rodríguez, alrededor de 1920. El romance creció a la sombra de la esperanza de sus vidas compartidas en común.

Al amor, sin embargo, nunca le faltan tropiezos. Y éste también tuvo el suyo. El coronel Chirife y los schaeristas se alzaron en armas contra el Gobierno de Eusebio Ayala y los gondristas. Tronaron las armas de la intolerancia fratricida. El teniente Lorenzo Medina se alistó en las filas del sublevado.

El exilio

Derrotados por las fuerzas gubernistas, los revolucionarios sobrevivientes buscaron la frontera. Lorenzo y sus hermanos Teódoro y Eliodoro pasaron a la Argentina. Los tres hermanos improvisaron su itinerario, sobre la marcha: Posadas, Yguazú, Mato Grosso. Recalaron en los yerbales de la Mate Larangeira-Méndez, en el Brasil. Allí, por esas cosas del destino, cuyo timón es siempre imposible de predecir, en un lugar llamado Campanario, encontraron como administrador a Adán Godoy, hermano de Rogelio Godoy, que había asesinado a Alfredo, hermano de ellos. Estaban en una encrucijada de sangre: o vengaban la muerte del ser querido o perdonaban. De hecho, en una carta, sus padres ya habían perdonado al criminal. Le mostraron la misiva al que años antes había llegado ya al obraje. La concordia pudo más, finalmente.

Como los Medina tenían instrucción académica, no fueron enviados al duro trabajo del obraje. Se les encargó hacer trabajos de oficina. Sin embargo, les pesaba el destierro abrupto. La añoranza les devoraba el espíritu. Lorenzo recordaba a su amada lejana, su reina del Guairá.

Acosado por los recuerdos, en la soledad, Lorenzo escribió Reikuaa nga´u ra´e. Su padecimiento, por la ausencia, era "más agudo que el lamento del trágico guaïguïngue", que es un pájaro de dolores en su tétrica voz, abundante en la zona. Imaginaba, cuando el sueño era un duende que no llegaba a sus ojos, que Antonia tocaba al umbral de la puerta de su rancho de pindó para acercarle la caricia de sus manos de seda. Sentía, entonces, su aroma de mujer. Mas, al rato se daba cuenta de que todo era apenas el soplo del viento en medio de la noche habitada de silencio y "lucero

ko´ëmbota".

El regreso

En 1928 hubo una amnistía. Si la patria no les había convocado antes, para vivir, los convocaba en ese momento para morir por ella. Los hermanos regresaron al hogar. Lorenzo se reincorporó al ejército de manera inmediata. Se fue a Bahía Negra. Cumplió con éxito una misión de espionaje, desde el lado argentino, en Bolivia, como chofer que proveía harina, caña y mujeres a los bolivianos.

Alrededor del ´30 volvió a Concepción. Se dedicó al periodismo en El Correo del Norte, dirigido por el poeta Luis Resquín Huerta. Éste conoció el poema Reikuaa nga´u ra´e. Pudo haberse quedado, incluso, con la copia porque a Lorenzo Medina se le perdió el texto.

Se inició la guerra. Èl se embarcó rumbo a Casado y se dirigió al frente. Poco antes del inicio de la batalla de Boquerón, ocurrió aquel encuentro en el que FA RE pidió por José Asunción Flores.

Tras la resonante victoria de Campo Vía, el 11 de diciembre de 1933, el ya capitán Lorenzo Medina tuvo unos días de licencia. Vino a Asunción. Y, sin que él supiera cómo habían llegado hasta la casa donde se hospedaba, se presentaron unos músicos pidiéndole permiso para una musiqueada. Él aceptó.

-Ejapysaka porãmi kóvare (Atienda bien esto)- le pidió el que encabezada el grupo. Y lo que escuchó no era otra cosa sino que los versos de Reikuaa nga´u ra´e.

-!Ésa es mi obra!- dijo, emocionado, el capitán. Y recordó a su Antonia, a la que nunca volvería a ver en su vida.

-En agradecimiento al gesto de salvarme, le puse música- le contó José Asunción Flores, al terminar la canción. Cómo llegó hasta él ? Fue el nexo Resquín Huerta ? Acaso nunca se conozcan las respuestas. Solo perdura la obra terminada.

 

(x) Este relato fue elaborado en base a datos proporcionados por los hermanos Sara y Teófilo Javier Medina, sobrinos del mayor Lorenzo Medina.

REIKUAA NGA´U RA´E

Reikuaa nga´u ra´e
mis grandes padecimientos
más agudos que el lamento
del trágico guaïguïngue.

Aguapy ramo apensa
ndarekói ningún consuelo
y en mis noches de desvelo
nderehe che mandu´a.

Añenóro ake haguã
no me llega más el sueño
y es en vano todo empeño
ambotyvo che resa.

Ndaikatúi asapymi
porque siento que te acercas
en el umbral de mi puerta
ñaimo´ã tupãsymi.

Rejávaicha rejeko
junto a mi pobre lecho
y a veces por mi pecho
rembojávaicha nde po.

Añandúma che keguype
dulcificadas mis penas
por tu presencia serena
arekógui pe che ypype.

Ñaimo´ã ku ahëtúva
el perfume de tu aliento
pero sólo es el viento
ohasávo che pejúva.

Apu´ã ramo roheka
el silencio me rodea
ya en el cielo parpadea
lucero ko´ëmbota.

Letra: Mayor Lorenzo Medina
Música: José Asunción Flores

 

(xx) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 24-25 de Julio de l999 (Asunción, Paraguay)
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