12. PARTE

 

“Sería una lástima que muriera el dulce idioma de los guaraníes, esta sonata rumorosa de la naturaleza. Una sinfonía pastoral casi. Verdad es que los dioses guaraníes han muerto, probablemente al sentirse extraños en su propia patria y desterrados de ella; pero, por encima de los dioses y las razas, permanece la voz en que los hombres y dioses expresaron un día, con ansia de vibración eterna, su humanidad efímera y dolorosa”.

Eloy Fariña Nuñez

DEL PARAGUAY PROFUNDO

 

Desde la Colonia, nuestro país ha sido parte de mundializaciones, donde la lengua ha tenido un papel protagónico

El Paraguay y sus mundializaciones (1)

por: Bartomeu Meliá, S.J. (x)

(Antropológo)

Las Reducciones jesuíticas dan al guaraní el status de lengua universal, ante el fracaso de los primeros colonizadores en implementar el castellano.

En este fracaso tuvo mucho que ver la mala interpretación del sistema de encomiendas, que por los malos tratos se vio privado de los indígenas.

El señuelo de la mundialización ha estado siempre presente en el horizonte de la vida cultural y económica del Paraguay. Colonizar ha sido mundializar a partir de un pensamiento único. Y el Paraguay fue colonizado. Pero la manera de practicar y hacer suya esa mundialización le da a la historia del Paraguay una connotación especial. El resultado (todavía incompleto) no dejar de ser original y paradigmático.

Las madres tienen la palabra

La primera corriente conquistadora del Paraguay, que entonces equivalía a todo el Río de la Plata, traía consigo un proyecto de mundialización lingüística: la lengua castellana. La lengua venía como compañera del imperio. Pero este anhelo sufriría un serio revés mundializador al no darse las condiciones minímas para implantar la lengua metropolitana. El castellano no podía ser lengua materna, simplemente porque en esa primera sociedad de conquista casi no había madres castellanohablantes.

Y al hablar de madres, hablamos también de lenguajes maternos. Los mundializadores económicos no desconocen la importancia de los lenguajes femeninos,  especialmente los culinarios, que suelen estar en la mira de los programadores globales. El carrito del supermercado contiene una historia económica en miniatura y un verdadero cuadro cultural.

Fue en ese contexto de una sociedad de madres de lengua guaraní en el que se fue desarrollando en el primer Paraguay la disputa de las lenguas. Para 1594, la correspondencia de los oficiales reales  ya señalaba que “las gentes nacidas en España se van acabando en esta tierra” (ver B. Meliá, La lengua guaraní del Paraguay, historia, sociedad y literatura. Madrid, Mapfre, 1992, p. 54). Cuando en 1625 el Cabildo de Asunción pedía a los jesuitas la erección de un colegio, daba como razón que “los hijos de los nobles conquistadores corren el riesgo de adquirir las costumbres de los indios, con grave daño” (ibid.: 55).

Si los intentos nacionales de mundialización lingüística no tuvieron éxito, habrá sido también porque no se consiguió consolidar el sistema de encomienda. Aquí la encomienda no se afianzó ni siquiera medianamente; al someter a los encomendados a malos tratos, pronto se vio privada de ellos, pues éstos se morían o huían.

El Paraguay del siglo XVI era una oscura colonia de bajo perfil, marginada y olvidada: una provincia pobre, sin oro ni plata, que mi siquiera atraía a los hombres de iglesia.

Platón entre los Guaraníes

Hacia 1580 empezaron los franciscanos a practicar la misión por “reducción”. Con los jesuitas el sistema se amplía considerablemente. La idea de reducción no es original del Paraguay, pero desde 1610 se hizo tan famosa con los jesuitas, que hasta hoy se tiene como el país de las Reducciones por antonomasia. La “reducción” misional emprendió otro tipo de mundialización: la conversión de los Guaraníes a la fe cristiana, que traía consigo la reordenación del espacio, la transformación de la lengua y la sustitución de símbolos e ideas religiosas. Varias mundializaciones en una.

Está en primer lugar la construcción de la ciudad, de los pueblos, con un lenguaje urbanístico paradigmático y casi repetible al infinito. No por acaso se le ha encontrado semejanzas con las prescripciones de la República de Platón. Las analogías que encontró Josep Peramás entre La República de Platón y los Guaraníes –éste es precisamente el título que lleva la traducción de su texto (Buenos Aires, 1946)- muestra hasta qué punto una idea utópica se hace realidad pragmática.

Cuando se habla de que en las Reducciones jesuíticas tuvo lugar la Utopía de Tomás Moro o la Ciudad del Sol de Campanella, se señala la puesta en práctica de principios filosóficos que por su misma intencionalidad se pretende universales.

La civitas guaranítica nunca se proyectó para ser una imitación de Asunción, urbanísticamente mal trazada y nada ordenada, con sus “quinientos vecinos y más de quinientas mil turbaciones”. Pero, cuidado: tampoco reproducía la aldea guaraní. ¿Qué era entonces ese modelo, si tal modelo había? Era la aplicación pragmática del plano propuesto por las Leyes de Indias, una forma de ciudad que los Estados casi nunca consiguen concretar. pero que en esos pueblos jesuítico-guaraníes, libres de los intereses particulares de los vecinos, salía de su fase de ”utopía” –un lugar sin lugar- para convertirse en un lugar en cada lugar, una especie de ”pantotopía”; el lugar imaginado se hacía un lugar real.

Los pueblos de Guaraníes son la ciudad más idealmente colonial, ya que en ella toman cuerpo todas las prescripciones de los urbanistas y arquitectos que desde la metrópoli sueñan la ciudad futura, pero son también la más anticolonial, ya que se libra de casi todas las taras que traen los colonos. Éstos de ordinario sólo aciertan a formar un conglomerado caótico de viviendas. Los que vinieron como conquistadores mal se avienen a ser ciudadanos.

El artificio de la lengua

Sin embargo, lo original y novedoso de la experiencia jesuítico-guaraní es que la mundialización lingüística a la que empujaba con cierta suavidad, pero firmemente, la Corona española, mediante la lengua castellana, ahora no se aplica a través de una lengua de vocación “mundial”, sino a través de una lengua indígena a la que se le inyectan, por así decir, todas las virtualidades de una lengua universalizable.

Esto se hace a través de recursos ideológicos que aún hoy rigen las pretensiones de la mundialización lingüística; se dirá de ella qu es muy rica en palabras –su primer diccionario apareció con el título de Tesoro de la Lengua Guaraní, en 1639 y en Madrid, teniendo como autor a un limeño, el padre Antonio Ruiz de Montoya-; que es lengua de gran artificio- es decir, de matizaciones y operaciones complejas-; que permite la creación de neologismos y formas nuevas de decir prácticamente ilimitados. Pero es el mismo tiempo de una estructura relativamente simple, que es lo que se espera de una lengua si ha de ser estandarizado.

El guaraní fue tratado como una lengua moderna. En primer lugar se la reduce a escritura; por cierto, una forma de escritura más simple y coherente, ya  en aquellos tiempos, que la del castellano, el francés o el inglés actuales.

En segundo lugar se le escribe la gramática, es decir se analizan y se sistematizan lo escrito las categorías de su morfología y sintaxis. Así podrá ser aprendido mediante esquemas constantes y coherentes.

En tercer lugar un cúmulo considerable de palabras, junto con expresiones en las que éstas suelen venir contextualizadas, son registradas para que puedan ser conservadas y retenidas más fácilmente.

El guaraní “reducido” mantuvo –algunos dirán que por vision de futuro, otros que por pragmatismo- las matices de la cultura, del lenguaje y de su lengua propia.

La generalización de una lengua indígena dentro de un Estado moderno logró la union de contrarios: no desprenderse de las particularidades y marcas de identidad, y entrar a ciertas formas de mundialización. Sin embargo, ¿no había ahí un ardid y artimaña de los jesuitas para hacerse con el alma de ese pueblo guaraní, usando  los mismos sonidos de sus palabras, pero convirtiéndolas en otro lenguaje, mediante otra semántica, otro discurso y otro pensamiento? ¿Era ése el precio de la paz colonial ?

Hay que penetrar más hondo en el sentido de esta matáfora histórica. ¿Habrá sido la lengua, y solo la lengua, la que aparentemente, la que aparentemente se mantenía como particular medio de expresion y de comunicación, mientras todos los otros sistemas cambiaban radicalemente ? ¿Qué ocurría con el sistema económico, por ejemplo ? Esperamos que el próximo Correo Semanal nos permita continuar la indagación.

(x) Parte de la ponencia presentada en el Forum del Mercosur “La diversidad cultural ante la mundialización económica”, organizada por la UNESCO.

(1) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 1-2 de julio de 2001 (Asunción, Paraguay).

 

EUGENE DAMARÉ

Y

EL HIMNO NACIONAL DEL PARAGUAY

por: Diego Sánchez Haase

(Director de orquesta)

Uno de los musicólogos paraguayos más interesantes ha sido sin duda el ilustre carapegüeño don Manuel Mosqueira, quien en el año 1900 fundó una “Sociedad Filarmónica” en su ciudad, y organizó una banda de músicos de alto nivel.

Una de sus pasiones más grandes en su trabajo musical ha sido la investigación acerca de los orígenes de nuestro actual Himno Nacional, así como del autor de su música. En ese sentido, cabe recordar su notable colaboración con la famosa encuesta que el Instituto Paraguayo ha promovido en el año 1923, “con el próposito de dilucidar diversos puntos oscuros o dudosos” acerca de la letra y la música de nuestro Himno.

También se ha esforzado en enseñar a cantar correctamente el Himno en escuelas y colegios, y debemos recordar la polémica que ha mantenido con su amigo Remberto Giménez, en 1936, acerca de las transcripción de éste de nuestro Himno, que tenía diversos puntos con los cuales el maestro carapegüeño no estaba de acuerdo.

El maestro Mosqueira poseía una completa “bilbioteca musical”, con una colección grande de obras musicales, entre las cuales se encuentra el manuscrito de una partitura, cuyo título dice: “Hymne National du Paraguay, orchestré et réharmonisé par EUGÉNE DAMARÉ Op. 162”. La partitura lleva en su carátula la siguiente dedicatoria: “Al S.S. Presidente de la República del Paraguay, París, el 2 de mayo de 1889”, con la firma de “Ch. Caviot, Cónsul del Paraguay”.

Acerca de Eugéne Damaré

Los datos biográficos que hemos recogido acerca de Eugéne Damaré afirman que el compositor nació en Bayona, el 5 de diciembre de 1840. Fue un virtuoso brillante de flauta y del flautín, llegando a participar como solista de los ”Concerts Arban”.

La actividad de Damaré fue la de director de orquesta de las fiestas del Ayuntamiento de París. No solamente ha sido un destacado instrumentista, sino que fue autor de numerosas piezas que hicieron las delicias de los bailes y teatros de toda Francia. Compuso más de 300 piezas, con aires de danza y solos de conciertos. Fue autor de un método de flauta con un suplemento para el flautín, y de un Libro de Estudios. Falleció el 15 de agosto de 1919, en París.

Olvidado durante largo tiempo, su redescubrimiento se debe al flautista Jean-Louis Beaumadier, y su difusión a través de recitales, discos y la publicación de sus obras más relevantes.

Referencias acerca de la presente versión

En una carta (desgraciadamente sin notación de fecha y lugar) de don Silvano Mosqueira a don Manuel, se lee el siguiente párrafo: ”Esta mañana tuve una conversación con Clodomiro Escobar, el violinista…(quien) me dijo que él tiene una versión del ”Himno Nacional” enviada desde París, con una dedicatoria a su padre, siendo éste Presidente de la República. Y que el día que se vea contigo, se complacerá en mostrarte esa versión”. Es la única huella que hemos encontrado de esta partitura.

Cabe recordar que el violinista Clodomiro Escobar ha sido hijo del general Patricio Escobar, Presidente de la República entre los años 1886 y 1890.

La versión de Damaré no es mecionada en la encuesta del Instituto Paraguayo, en la que se citan las cuatro ediciones de Luis Cavedagni (1874, 1875 y 1877), la versión de Cantalicio Guerrero (1883) y el arreglo de Nicolino Pellegrini (1915).

Tampoco hay rastros de esta versión en otras fuentes, como el libro “El Himno Nacional Paraguayo en el proceso cultural de la República”, de Roberto A. Romero, quien menciona como reconstructores de la música a Luis Cavedagni, Cantalicio Guerrero, Nicolino Pellegrini, Fernando Centurión y Remberto Giménez.

La partitura

El manuscrito de esta versión, que se conserva en el archivo de Manuel Mosqueira, es una reducción para piano de la orquestación. Haciendo un ligero análisis, se pueden encontrar cosas curiosas e interesantes.

La partitura está escrita en la tonalidad de la bemol mayor (al igual que las versiones de Cavedagni). La introducción –la cual tiene la sencilla referencia de “Tempo di Marcia”- tiene cinco compases menos, tomando como parámetro la versión oficial de Remberto Giménez. En este punto cabe recordar que el maestro R. Giménez le había agregado un compás más a la introducción, modificación que se constituyó en el eje central de la polémica que Giménez ha tenido con Mosqueira, en 1936.

Los compases que no figuran en la introducción de Damaré son los números 16, 17, 18, 19 y 20, de la versión de R. Giménez.

La armonía también tiene giros diferentes, que son imposibles de mencionar en forma detallada, dada la brevedad de la presente nota.

El canto, indicado como “Canto e Moderato”, tiene un tratamiento armónico austero pero interesante, de efectos muy agradables. En este punto podemos citar el uso anticipado del acorde de séptima del tercer grado mayor, en el décimo compás del canto (cuando se canta el verso ”más un día soberbia surgiendo”), como así también el movimiento contrario gradual del bajo en los compases 17 y 18 del canto (cuando se canta el verso “Nuestros padres lidiando grandiosos”), entre otros procedimientos, que iremos explicando más detalladamente en una próxima publicación del trabajo.

El coro no tiene indicación de cambio de movimiento, pero la coda es diferente, finalizando directamente con dos acordes inmediatamente luego de finalizada la segunda reptición de “Unión e igualdad”.

Interrogantes

¿Cual fue la relación de Damaré con el Paraguay?¿ Ha compuesto el francés esta versión por propia iniciativa o por encargo ? ¿Ha estado alguna vez el compositor en nuestro país ? Éstos son algunos de los importantes interrogantes que aún quedan por dilucidar.

dash@pol.com.py

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 2-3 de junio de 2001 (Asunción, Paraguay).

ACOTACIÓN DE FA-RE-MI: En el libro “Música y Músicos del Paraguay”, del Dr. Juan Max Boettner (reeditado por FA-RE-MI), se trata exaustivamente el tema del Himno Nacional. Se puede adquirir el libro dirigiéndose, entre otros, al Sr. Carlos Raúl González Alborno, E-Mail: caraul@sce.cnc.una.py .

Huellas  de un gran amor:

Juanita Pesoa y el Mariscal López en Pilar (x)

por: Evanhy

(Periodista/Escritora)

En Pilar, hay una casa de estilo colonial que es conservada con esmero. Fue vivienda de la famosa Juanita Pesoa, de la que el coronel Francisco Solano López, a los 18 años, se enamoró perdidamente (no lo suficiente para proponerle casamiento), pero sí para darle tres hijos, uno de los cuales fue concebido cuando Elisa Lynch ya era la compañera con lo que acabaría sus días. Visitar la casa y el museo que fue Cabildo de Pilar, para descubrir algunos objetos y muebles que pertenecerion a la casa, es toda una romántica aventura que les proponemos.

La casa que está en pie es la admiración de propios y extraños, ya que posee las características de las casonas coloniales importantes de ese tiempo, a las que las refacciones no cambiaron tanto. Conserva las ventanas enrejadas, las anchas paredes y las puertas características de un estilo inconfundible propio del siglo XIX. Dicen que la vereda de ladrillos fue recorrida en una ocasión por Elisa Lynch, que descubrió que la historia que le contaron al oído sobre los amores de una tal Juanita con su Francisco Solano eran reales, tanto que hasta hijos ya tenían.

Su primera reacción fue pasar por delante de la casa, como anunciando que esa relación ya formaba parte del pasado. Y lo hizo haciéndose notar. Después, salió la Pesoa y como toda respuesta hacia su nueva rival echó agua hirviente al piso de ladrillos que aún existe y que pisó Elisa Lynch presa de un ataque de celos que no hizo mella en el Mariscal. Imposible no pasar por frente de la casa e imaginar la historia.

Pilar, donde López se enamoró

Juanita Pesoa fue el primer amor de López que con dieciocho años pasó por Villa del Pilar con el cargo de coronel comandando una numerosa fuerza militar y se enamoró de la joven, hija de una de las más respetables familias del lugar. Así, entre idas y venidas del ”hijo del Presidente” al Ñeembucú, fue casi natural que tuvieran tres hijos: Emiliano Víctor, nacido en 1850, Adelina Constanza y José Félix. Panchito, el hijo mayor habido con Elisa Lynch nació recién en 1858. El último hijo de Francisco Solano con Juanita nació cuando Elisa Lynch ya era presentada como su mujer oficial.

Toda la historia de amor entre el impetuoso hijo de don Carlos Antonio López y Juanita Pesoa transcurrió en la ciudad de Pilar y siguió después durante la guerra. López siempre le dio protección y lo mismo hizo Elisa Lynch con los hijos que López tuvo con Juanita Pesoa, dándole trato igualitario, con los suyos propios. Emiliano Víctor Pesoa López, el mayor, estudiaba en Europa y se trasladó a Nueva York, durante la guerra. Finalmente, luego del desastre en Cerro Corá, fue uno de los apoyos que tuvo Elisa Lynch, criando a sus hijos pequeños en su exilio europeo. Emiliano, la esperó en París, para enterarse de los detalles sobre la muerte de su padre, su hermano José Félix y su hermanastro Panchito.Hay correspondencia que prueba que Elisa Lynch quiso proteger a Juanita Pesoa, después de Cerro Corá, llévandola a Paris. Existió buena amistad entre ambas. Desde la muerte de su padre, Emiliano cambió su firma por Emiliano López Pesoa, como aparece en las cartas enviadas desde Europa a su madre en Pilar.

Ni Elisa Lynch pudo recuperar sus bienes, ni Emiliano Víctor, el primogénito del Mariscal, pudo recuperar la décima parte de la herencia que le correspondía y por la que Elisa Lynch hizo todo lo posible por recuperar. En 1874 regresó al Paraguay y murió un año después en Pilar a los 25 años de edad. No quedaron hijos vivos de los amores entre Juanita Pesoa y Francisco  Solano López. Adelina Constanza había muerto de viruela en 1869, en Tobatí, y José Félix, al cuidado de Elisa Lynch, murió durante el ataque a su carromato, en Cerro Corá, al mismo tiempo que Panchito, que la defendió con la frase “un coronel paraguayo no se rinde”. Juanita Pesoa rehizo su vida casándose después de tan tristes sucesos con el coronel Hermosa.

Recuerdos en el Museo-Cabildo

En el antiguo Cabildo de la ciudad de Pilar, convertido en museo desde el 24 de mayo de 1972, con la denominación Museo del Cabildo, se conservan objetos utilizados durante la guerra de la Triple Alianza (1865-1870).

Se exibe también en buen estado una silla con respaldo de cuero repujado donde se leen las letras iniciales del Mariscal: F.S.L. Fue su silla, en la casa de Juanita Pesoa. Hay además, un aparador, una palangana. Asimismo, hay un sello con las iniciales de su hijo Emiliano: E.L.P., su tintero, un sujetador de cartas y una navaja con dibujos de nácar que lleva sus iniciales.

Estos objetos están entre otros del museo en la planta baja. En la planta alta hay objetos religiosos.

El Cabildo de Pilar fue construido a mediados del año 1817, durante el Gobierno de don Gaspar Rodríguez de Francia. En 1822 se habilitó oficialmente el edificio para sede del Cabildo. Tiene el estilo del Cabildo Colonial de Asunción, que ya no existe. Consta de tres lances y una planta alta, con un gran balcón adelante, con barandas de madera trabajada. Las paredes son de estaqueo con postes que van unidos con travesaños de tacuara y tientos de cuero crudo, cubriéndose el maderamen con barro. Las maderas utilizadas fueron lapacho, ybyraró, palmas y picanillas para el techo.

Las puertas fueron hechas con tableros de almohadillas. Las ventanas con rejas de hierro y los pisos son de enormes ladrillos.

Este edificio funcionó como Cabildo hasta diciembre de 1824, posteriormente fue oficina del Estado y en la época de don Carlos Antonio López pasó a ser Cuartel General.

En la galería del edificio, el entonces coronel Francisco Solano López pronunció su juramento a la patria en el mes de diciembre de 1845, diciendo: “Jamás caerá de mis manos la insignia sagrada de mi patria”.

Por lo general la historia no se ocupa de los amores de sus máximos protagonistas. Pero es seguro que entre quienes asistieron a tan solemne acto protagonizado por el joven hijo del Presidente del Paraguay, estuvo la bella pilaranse Juanita Pesoa, de quien se enamoró y no se separó aun en los dramáticos momentos de la guerra y a pesar de la irlandesa Elisa Lynch, que fue su segundo y más impactante amor.

(x) Del DIARIO NOTICIAS (SUPLEMENTO DE EVANHY). 21 de mayo de 2000 (Asunción, Paraguay).

Rincón Poético

LAS LEYENDAS

En el báratro de sombras alocado el viento brega

ya blasfema, ya baladra, ora silba y ora juega

con el tul de la llovizna, con las ramas que deshoja,

con la estola de una cruz,

ya sus ímpetus afloja, ya retorna, ora dibuja

del relámpago á la luz

un fantástico esqueleto que aterido se arrebuja

del sudario en el capuz.

Caserón de añejos tiempos, el de sólidos sillares,

con enormes hamaqueros en paredes y pilares,

el de arcaicas alacenas esculpidas, qué de amores,

qué de amores vio este hogar,

el que sabe de dolores y venturas de otros días,

estructura singular,

viejo techo ennegrecido, qué de amores y alegrías

y tristezas vio pasar!

Por los ángulos oscuros de sus cuartos vaga el pora (1)

Es quizás un alma en pena que la vida rememora,

vida acaso de grandezas, tal vez mísera existencia,

vida de héroe tal vez !

En pesada somnolencia la tertulia se sumerge

en confusa placidez:

es la hora en que sus formas toma el pora y en que emerge

de la triste lobreguez.

Por las épicas leyendas que les cuento adormecidos,

ya mis hijos uno á uno van quedándose dormidos;

-las leyendas de portentos, de grandezas admirables

de aquel tiempo que pasó;-

con sus labios impalpables como un hálito ligero

dulce el sueño les besó,

como besa á las traviesas golondrinas del alero;

sólo insomne velo yo.

Y á mis ojos admirados cobran forma las escenas,

cobran forma y colorido las venturas y las penas

de la edad de mis abuelos, y oigo besos y suspiros

en las sombras palpitar;

en callados, tenues giros, por los ángulos desiertos

los escucho revolar:

son los besos y suspiros que arrullaron á los muertos

de un amor y de un hogar!

Donairosa, blanca dama de peinetas y mantillas,

!qué bien luce sus fulgores en tus hombros la espumilla!

¿ fuiste dueña de esta casa, despediste á un caballero,

y le esperas aún quizás,

á un impávido guerrero que el partir besó tu frente,

y que el rostro volvió atrás,

al través acaso, ansioso, de una lágrima luciente

por mirarte una vez más ?

Y el mancebo, tú que arrastras en la sombra la muleta,

de morrión de tosco cuero y uniforne de bayeta (2)

¿ te amputaron esa pierna tras de bélicos horrores

y hoy retornas al hogar,

al que sabe de dolores y venturas de otros días,

estructura singular,

viejo techo ennegrecido qué de amores y alegrías

todo un mundo vio pasar ?

!Son los muertos!…En las sombras alocado el viento brega,

ya blafesma, ya baladra; ora silba y ora juega

con el tul de la llovizna, con las ramas que deshoja,

con la estola de una cruz;

ya sus ímpetus afloja, ya retorna, ora dibuja

del relámpago á la luz,

un fantástico esqueleto que aterido se arrebuja

del sudario en el capuz.

Alejandro Guanes

(1)     El duende de los indios guaraníes cuyas leyendas han quedado en el pueblo paraguayo.

(2)     Los soldados de los ejércitos del Paraguay vestían este uniforme en los días de la guerra del 65/70.

FIGURAS de ayer y de hoy

Isis de Bárcena Echeveste

MÚSICA INTERMINABLE

En el arte musical los títulos no son prueba de nada

por: César González Páez

(cesarpaez@yagua.com.py)

Corría 1940 cuando una mujer que simpatizaba con la música vino al Paraguay para quedarse. Se llamaba Isis de Bárcena Echeveste (1912-2000), venía de Montevideo (Uruguay) donde abrevó sus inicios en la música. Lo cual no es de extrañarse puesto que su padre fue un distinguido violinista, musicólogo, compositor y director de orquesta.

La crónica que escribe Luis Szarán en su Diccionario de la Música en el Paraguay sostiene que desde muy joven integró grupos de cámara como pianista. Apunta  que entre 1948 y 1955 actuó, siempre al piano, pero también como directora de escena del Ballet de América que entonces dirigía el argentino Joaquín Pérez  Fernández. Esta actividad la llevó de gira por América y países europeos, llegando a presentarse en el cercano oriente.

Entre 1960 y 1984 dirigió en forma dinámica el coro del Ateneo Paraguayo, por entonces un espacio importante de la sociedad paraguaya. Con esa agrupación se presentó en festivales corales entre los que se cuentan el de Chile que se celebró al promediar la década del sesenta y en Mar del Plata, la ciudad balnearia de Argentina en 1975.

Todo aquel que ha gustado de la música coral ha tenido la oportunidad de conocer a esta mujer de carácter firme. El  escritor Luis Hernáez, actual titular de la Sociedad de Escritores del Paraguay, que ha conformado grupos corales y que ha sido dirigido por esta señora, la recuerda como una persona de altos principios y muy exigente en la preparación del repertorio, hecho que quedaba evidenciado en los ensayos.

A doña Isis se la encontraba en estas últimas décadas dirigiendo coros en númerosos establecimientos educativos. Dirigió el coro de la Facultad de Filosofía y el Colegio Santa Lucía. Szarán señala que fue en 1984 cuando fundó el Coro Hispanoamericano de Asunción, con el cual se presentó en Argentina y Uruguay.

Los méritos de esta dama de fina sensibilidad musical fueron reconocidos con varios premios que la honran. En 1965 recibió una plaqueta de honor al mérito instituida por Radio Cáritas; otra emisora, Primero de Marzo, la distinguiría en 1979 con una plaqueta en su tradicional elección de Los doce del año. Su labor de difusión musical fue reconocida incluso por el Rey de España que en 1981 la condecoró con el Lazo de la Dama de la Orden de Isabel la Católica.

Muchos recuerdos envuelven a esta figura que hemos elegido por su infatigable y desinteresada labor en pro de una excelencia musical.

Entre sus actividades también está el haber sido secretaria artística de un lugar llamado Teatro Municipal de Asunción, un lúgar donde ella se presentó en varias oportunidades.

Ya mayor seguía volcando su vocación en el Centre Catalá donde ofreció varias presentaciones con el coro de la entidad.

El tiempo pasa

Las personas también pasan, pero su esfuerzo queda como la mejor estampa. El maestro Szarán señala que esta mujer no poseyó título alguno que acreditara sus estudios musicales, ella entendía como su padre que en el arte musical los títulos no son prueba de nada y que la capacidad natural y los conocimientos adquiridos se demuestran en la acción.

Vivió de acuerdo a sus preceptos, esta mujeer que vino un día de Uruguay a quedarse para siempre acompañada de la música.

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 15/16 de setiembre de 2001 (Asunción, Paraguay).

Memoria Viva

VALLE´I

Una polca para los sueños de libertad (x)

por: Mario Rubén Álvarez

(Poeta)

alva@uhora.com.py

                                                                  (Poeta)

-alva@uhora.com.py-

Después de la polca 18 de Octubre, la más identificada con el Partido Liberal es Valle´i. En la oralidad se suele afirmar que está dedicada a los colorados, pero que los liberales –debido a la represión stronista que había prohibido que se escuchara la tradicional composición de los liberales- la usurparon para convertirla en un himno de lucha y de resistencia.

Los orígenes de Valle´i, sin embargo, no tienen ninguna cédula de pertenencia política. Nació como una inspiración que, con el tiempo, fue cobrando forma y adquirió –en un momento crucial de la historia paraguaya- un rol de bandera que llama al combate.

Doña Victoria Miño, la viuda del maestro Herminio Giménez, es una testigo calificada del nacimiento de esta obra que adquirió la categoría de emblemática.

“Mi padre, Gregorio Miño, con quien yo vivía en Asunción –en la calle Montevideo 728-, tenía un molino de arroz. Cada vez que las piezas de su herramienta de trabajo se descomponían, iba presuroso hasta el taller de Matías Goetz, que quedaba en Sajonia. Este señor, que era alemán, era músico y tocaba el acordéon verdulera. Papá le contó que yo estaba de novia con Herminio y el mecánico-músico quiso conocerlo a toda costa”, recuerda doña Victoria.

Una tarde, en casa de Gregorio Miño, se produjo el encuentro. Matías le hizo escuchar lo que luego quedaría como Valle´i. “La obra era linda, pero oparei. Herminio le dijo que debía desarrollar más la melodía. Don Matías le pidió que él continuara. Y allí donde la obra es más vivaz, donde aparece el estilo inconfundible de Herminio, es donde él intervino para completar el trabajo del amigo de su suegro“, sigue relatando.

-¿Y el nombre cómo surgió ?- es la pregunta obligada

-Cuando estuvo completa la composición, hablaron de eso. Don Matías dijo que lo había compuesto en Valle´i. Y le dieron ese nombre. Se dice que ése es el lugar que queda en el Departamento de Paraguarí, pero eso es mentira- cuenta doña Victoria.

Los novios se casaron en diciembre de 1946. En el país se vivía un clima de espíritus exaltados. Luego del matrimonio la pareja se fue a Buenos Aires. Apenas llegó a la capital argentina, el sello grabador Víctor le pidió a Giménez –quien era conocido allí porque había estado en varias oportunidades desde el inicial presencia, a fines de la década del 20, como dúo Pucheta-Giménez- que seleccionara un repertorio para grabar. Allí incluyó Valle´i.

En esos días previos al leventamiento de Concepción –que fue el 8 de marzo de 1947-, el disco del Quinteto Victoria arribó al puerto, que estaba a punto de convertirse en capital de la insurgencia. Y cuando el capitán Bartolomé Araújo se sublevó, entró a funcionar la radio Z.P.S. La Voz de la Victoria, que usó como cortina permanente Valle´i.

Algún anónimo combatiente poeta –mezclando el fuego de las ametralladoras con el amor a una chína- le puso letra a la melodía.

Si bien entre los rebeldes había –además de los liberales- comunistas, febreristas e independientes, fueron los azules los que  en el transcurso del tiempo adoptaron como suya la composición.

Después de la revolución del ´47 Valle´i fue la polca liberal por excelencia. Matías Goetz habría dicho que la obra estaba dedicada a los colorados. Sin embargo, en el alma popular Valle´i se había vestido de azul y allí quedó anclada.

Valle´i

Che chinami che ra´arõ

ndache´areichéne aha haguá

Fréntepe aháta chermáno rendápe

sapy´aitemi aháta ahecha.

Peteï domingo pyhareve

Coronel Ramos oremoforma

hendive ñaiméro jaháta tujúpe

“Vencer o morir”-pe ñaguahëva´erã.

Ahendu ipurö cañón ha metralla

mboka´i, liviana, oteretete

ore Valle´iguáva ndoroguevichéne

roime ko heta chovy memete.

Rocruzakuévo triste estero

che chinamíre che mandu´a

apoi un grito con toda el alma

ko che ahayhúva valle ryakuã.

Los amigoskuéra peikuapáma

Valle´iguápa mba´éichagua

ore ruvicha onkarga oréve

rompatavarãrõ roperde haguã.

Letra: Autor anónimo

Música: Matías Goetz/ Herminio Giménez

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal),  11-12 de agosto de 2001 (Asunción, Paraguay).

(xx) En Real Audio (entrar desde la Página Principal), se puede escuchar esta canción

.

NOTA DE FA-RE-MI: El siguiente escrito pertenece al mismo autor, y toca el tema anterior.

 

Otra versión de la polca de los liberales

Valle´i (x)

Martín Colarte sostiene que la polca identificada con los liberales es de los colorados y que sus autores fueron Matías Goetz y Alfonso Lovera Talavera. Asegura que Valle´i estaba a orillas del río Ypané.

Hay canciones populares que –por razones no siempre identificables, sobre todo porque no hay documentos escritos para corroborar las afirmaciones- tienen más de un versión acerca de su origen. Entonces, quien hurga en los intrincados vericuetos de la memoria de testigos halla como salida ofrecer los testimonios de aquellos que tuvieron conocimiento directo – o indirecto-, en algunos casos- de la composición musical investigada.

Valle´i –cuya historia publicáramos hace poco en este espacio- es una de las obras que presentan varios rostros. Habíamos relatado, a partir del testimonio calificado de doña Victoria Miño, la viuda del maestro Herminio Giménez, que su marido y Matías Goetz fueron los autores de la música en 1946. Y que la poesía era de autor anónimo. En la revolución de 1947 –de acuerdo siempre al relato de doña Victoria-, la obra adquirió un protagonismo inesperado, ya que los alzados en armas en Concepción la usaron como cortina musical en la radio revolucionaria llamada La Voz de la Victoria.

Con el tiempo, la música pervivió vinculada al Partido Liberal, entre otras cosas porque 18 de Octubre –la composición identificada con los azules- había quedado proscripta. Su ejecución –después de finalizada la guerra civil del 47 y durante casi todo el tiempo de la tiranía stronista, que sólo aflojó sus riendas con relación a esta música en su tramo final, en la década del 80- era motivo suficiente para que ejecutante o ejecutantes fueran a parar con sus huesos a la comisaría o alcadía más próxima.

Uno  de los cabos sueltos de la historia era el nombre. Según  doña Victoria, Matías Goetz había dicho que la compuso en Valle´i, descartando que el lugar quedara en el Departamento de Paraguarí.

Tomás L. Micó, un acucioso investigador de la historia del Departamento de Paraguarí, nos escribió una carta en la que menciona que Caballero antes de tener esa denominación se llamaba Valle´i. Él no afirma que la composición musical aluda a ese lugar. Se limita a recordar el antiguo nombre de la localidad que pertenecía al distrito de Yvytymi antes de adquirir su nombre actual.

Martín (Ti´íto) Colarte, un caudillo colorado que vive en San Estanislao –Departamento de San Pedro-, y que naciera en General Aquino –también del Segundo Departamento-, nos llamó para dar otra versión con respecto al lugar y el nacimiento y objetivo de la composición.

Él afirma que como combatiente gubernista del 47 estuvo en un lugar denominado Valle´i, ubicado a orillas del río Ypané. Allí –según cuenta-, el R.I. 5 General Caballero se había acampamentado para detener a los insurgentes que bajaban hacia la Capital.

Matías era nuestro compañero de lucha, y en honor de ese paraje, con su acordeón verdulera, hizo la música Valle´i con Alfonso Lovera Talavera”, afirma Colarte, añadiendo que la polca es de los colorados y no de los liberales. Ésta es la otra versión acerca de la misma obra. Si lo que dice Colarte es verdad, cómo los revolucionarios de Concepción ya le tenían en disco –grabada por el Quinteto Victoria dirigido por Herminio Giménez- usándola como cortina ? Es la pieza que no encaja en el rompecabezas. Acaso algún lector pueda echar luz sobre este misterio.

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 1-2 de setiembre de 2001 (Asunción, Paraguay).

 

FIGURAS de ayer y de hoy

CLEMENTE MAC NASPY

Ir y volver del pasado (x)

por: César González Páez

cesarpaez@yagua.com.py

Las Ruinas Jesuíticas atraen no sólo por la belleza de ese legado que enciera tantas historias, sino también por la música que parece estar presente en la añeja construcción.

Entre los años 1587 y 1768, la Compañia de Jesús asumió la  responsabilidad de evangelizar a los indios Guaraníes, dando inicio a la “conquista espiritual”.

Desde la expulsión de los jesuitas, ocurrida en el año 1768, por orden del rey Carlos III de España, las poblaciones de las Reducciones fueron disminuyendo hasta quedar abandonadas; sin embargo, muchos testimonios quedaron aguardando a que inquietos investigadores los revelaran.

Quién hubiera pensado que un hombre nacido en Lousiana (Estados Unidos) podría caminar entusiasmado por esas reliquias del pasado. Era  el músico Clemente Mac Naspy (1915-1995), un jesuita doctorado en la Universidad de Montreal. Fue profesor durante muchos años en su país de origen y en Japón. Recién en 1980, según el Diccionario de la Música en el Paraguay, de Luis Szarán, se desempeñó como asistente en la parroquia de Trinidad y desarrolló una intensa actividad con el fin de recuperar el extraordinario repertorio musical de las Reducciones. Fruto de esas investigaciones fueron volcadas en su libro Una visita a las Ruinas Jesuíticas.  

Cómo no recordar a uno de los pioneros en las Reducciones, Antonio Sepp (1655-1733). Músico eximio, él fue quien introdujo en esta región el actual instrumento nacional paraguayo: el arpa.

Dicen que Sepp tocaba unos 20 instrumentos. Enseñó a los indios a tocar el violín y otros instrumentos de cuerda y también de órgano. Fue el primero en construir un órgano con pedal en toda América. Llegó a hablar el guaraní mejor que su propio idioma, y según se transcribe en el libro citado, Sepp escribió: “Lo característico del genio de los Guaraníes es la música. No hay instrumento que no aprendan a tocar en breve tiempo, con tal destreza y delicadeza, que en los maestros más hábiles se admiraría”.

Ahora volvemos a nuestra figura para señalar que Mac Naspy fue un hombre que cumplió una intensa actividad en el campo de la música como conferencista y conductor de espacios radiales. Otro libro suyo es Lost City of Paraguay, que habla sobre los pueblos guaraníes en las selvas rioplatenses.

Así volvemos de un recorrido por el pasado y el presente de las Reducciones, un tema que registra mucha bibliografía como Guaraníes y Jesuitas, de Bartomeu Meliá, S.J., y Antonio Sepp, de Guillermo Furlong.

(x) Del diario ÚLTIMA HORA, 11-12 de agosto de 2001 (Asunción, Paraguay).

Juan Manuel Ávalos, un músico de la Guerra Grande

Memoria Viva

CHE LUCERO AGUAI´Y (x)

por: Mario Rubén Álvarez

(Poeta)

alva@uhora.com.py

¿Existió o no Juan Mnauel Ávalos, apodado Kangue Herrero, a quien algunos atribuyen la autoria de Che lucero Aguai´y ? Según la versión de Manuel Eusebio Gamarra Elizeche, su abuelo Manuel de la Cruz Elizeche Moreno es el autor de la letra y la música de Che lucero Aguai´y. La dedicó a Florinda Paredes, de la compañía  Aguai´y, de Carapeguá. Como era casado –siempre de acuerdo a la afirmación de Gamarra Elizeche-, firmó con el seudónimo Juan Manuel Ávalos. Aseveraba también que su abuelo era Kangue Herrero, porque su primo Roque Centurión Miranda lo llamaba de esa manera. Y en Autores Paraguayos Asociados (APA) la composición está registrada a nombre de Elizeche Moreno.

Hasta aquí lo que ya se publicara en esta misma sección. Víctor Barrios, oriundo de Quiindy e investigador de la poesía popular, sin embargo tiene otra lectura de los hechos. “En 1990 le entrevisté en la casa de Margarita Miró a Manuelito Mosqueira, hijo de Manuel Mosqueira, y él me relató lo que le contó su padre”, cuenta Víctor.

Manuelito Mosqueira –quien aún vive en Carapeguá- partió de lo que escuchado de boca de su padre. Éste, que era músico e investigador de la música de nuestro pueblo, un buen día de lo que pudo haber sido acaso la década de 1920 o quizá 1930, se encontró en Carapeguá con un compadre. Éste le contó que a pocos kilómetros de ahí, en Aguai´y, vivía un músico Lopere. Ni corto ni perezoso, Manuel Mosqueira montó su caballo y acompañó a su compadre. Llegaron a la casa de Juan Manuel Ávalos, a quien apodaban Kangue Herrero, y éste, en una flauta que armó con paciencia tras sacarla de su baúl, empezó a tocar una melodía. Previamente les comentó que en la Guerra Grande formaba parte de un trío que tocaba para el Mariscal López, y que la pieza que les iba a hacer escuchar era una de las preferidas por el conductor de las tropas paraguayas. No dijo que era de su autoría.

Él, con sus compañeros, la tocaba simplemente. Apenas terminó la melodía, Manuel Mosqueira preguntó cómo se llamaba.

-Chéngo ambohéra Lucero Aguai´y como che Aguai´ygua (Yo le llamo Lucero Aguai´y como yo soy de Aguai´y) –respondió el dueño de casa.

Manuel Mosqueira, entusiasmado por el hallazgo, le dijo que el siguiente domingo vendría para que él le hiciera escuchar de nuevo la música, a fin de transcribirla en un pentagrama. Así lo hizo.

“Era una versión muy elemental, por lo que mi padre tuvo que hacerle unos arreglos. Cuando estuvieron terminados, envió la copia a su hermano Silvano Mosqueira, quien era el cónsul general de nuestro país en Rosario, Argentina. Él les proporcionó a Agustín Larramendia y Cristobál Cáceresel Dúo Larramendia-Cáceres-, quienes la grabaron en Buenos Aires por primera vez”, le comentaba Manuelito Mosqueira a Víctor Barrios.

En la entrevista, sin embargo, no se hace alusión a la letra y a su autor. Es obvio que ya existía cuando Silvano Mosqueira recibió la composición de su hermano. Por eso le pudo proporcionar a Larramendia-Cáceres. ¿No será que efectivamente Juan Manuel Ávalos conservó en su memoria la música, Manuel Mosqueira la rescató de un inminente olvido y Manuel de la Cruz Elizache Moreno le puso letra a la melodía ?

Che lucero Aguai´y

Che áma, che señora

Ndajuhúi nde joguaha

Péina amo nde tyvyta

Yvágare oñepinta.

Che áma, che señora

Ndajuhúi nde joguaha

Nde resa ojajái

Ni lucero nombojojái.

Arai morotï poty

Opaite che mbyesay

Che lucero Aguai´y

Ombojojáva kuarahy.

Toiko aipo ñorairö

Tove cañón tokorörö

Ndereche che korasö

Che rekove jepe toso.

Toñehë pe che ruguy

Tosyry che resay

Esperanza taipoty

Che lucero Aguai ´y.

Itriste la ñembyasy

Oikekuévo kuarahy

Ambojojá más que che sy

Ndereche che Tupãsy.

Ne porã ha nepotï

Rehesape ha remimbi

Opa ojeroky roky

Che lucero Aguai´y.

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 8-9 de setiembre de 2001 (Asunción, Paraguay).

FIGURAS  de ayer y de hoy

GUSTAVO SOSA ESCALADA

Arpegios en el tiempo (x)

por: César González Páez

(cesarpaez@yagua.com.py)

Gustavo Sosa Escalada (1877-1943) fue guitarrista, compositor y, por esas de la vida, matemático. Forma parte de la constelación de artistas paraguayos que brindaron su creatividad a este país muchas veces ingrato con ellos. Aunque nació en Buenos Aires, en la Argentina del refugio, su padre paraguayo se encontraba desterrado por causas políticas.

Sosa Esacalada, según nos avisa el eficiente Diccionario de la Música del Paraguay, de Luis Szarán, fue el padre de la escuela guitarrística en el país y uno de los primeros en introducir la técnica de la guitarra clásica. Estudió este instrumento con profesores como Juan Manuel Sosa Escalada y Manuel Amarilla, que eran sus tíos. Posteriormente se perfeccionó con Juan Alais, Antonio Ferreiro y Carlos García Tolsa.

En la capital porteña se presentó en el teatro Politeama y fue profesor de guitarra del Colegio Internacional Porchetti.

Fue en 1894 y actuó por primera vez en el Teatro Nacional en 1895 cuando todavía era adolescente; la actuación fue a dúo con Teodosio González en un concierto organizado por el Instituto Paraguayo. Nombramos esta institución porque allí enseñó Sosa Escalada.

A veces los guitarristas se distinguen por su propio talento y otras veces por sus alumnos, ya que uno de ellos fue el talentoso Agustín BarriosMangoré- , con quien participó en dúos a partir de 1908 y en giras durante 1922 y 1923.

Otros discípulos destacados fueron Quirino Báez Allende, Enriqueta González y Dionisio Basualdo.

En su faceta de escritor colaboró en diarios como La Opinión, La Nación, El Liberal, El Cívivo, El Diario, El Orden y El País. Entre sus crónicas resalta la que realizó con motivo de los sucesos acaecidos durante la revolución paraguaya de 1904. Como matemático lo encontramos como profesor en colegios de Asunción.

Como compositor podemos citar varias obras: Estudios arpegiados en Fa Mayor, Recuerdos del infierno, A la Gloria, Don Dios nos libre, Estudios arpegiados, Cielito porteño, Gavota, Zaida Mercedes, María y Totón. Estas las componía en estilo clásico, polkas y habaneras. Valga esta breve reseña para recordar a un músico maestro.

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal),  20-21 de mayo de 2000 (Asunción, Paraguay).

Casa Viola (Asunción, Paraguay).
Foto: Cortesía de Juan Manuel Prieto (Fotógrafo y publicista)

PERSONAJES (x)

por : Luis  Verón

EL SABIO MANGELS

Alguna vez ya nos referíamos al sabio alemán Henry Mangels, propietario de la ”Quinta Iduna”, esa elegante mansión ubicada en el predio de la Escuela Nacional de Educación Física.

El señor Mangels fue cónsul de Alemania en Asunción y su actividad no solo se limitaba a sus funciones oficiales, sino que también fue un conspicuo propulsor de actividades culturales:

Fue fundador del Colegio Alemán y el primero, en nuestro país, en realizar observaciones sistemáticas de los fenómenos meteorológicos.

Murió asesinado por su jardinero. Alrededor de la que fue su residencia aún pueden observarse vestigios de su rica colección botánica, una de las principales de su época en el Paraguay. Las familias asuncenas acostumbraban visitar el lugar para realizar paseos a caballo. Su libro “Paraguaya Wirtschafliche, naturgerschchtliche und  matologische abhandlungen” fue pulicado, en idioma alemán, en Munich en 1991.

UN RECORDADO SACERDOTE

En 1904 llegó al Paraguay el sacerdote católico de nacionalidad italiana P. Doménico Pezzini. Oriundo de Ripatronsore, fue antes de venir a Sudamérica cura interino del célebre santuario de la Santa Casa de Loreto y cura titular de Santa María de Ancona. Luego de permanecer doce años en Argentina ejerciendo los curatos de Chabas, Carcarañá, Cañada de Gómez, Melincué (San Urbano) y Santa Rosa de Alberdi (Rosario de Santa Fe), construyendo siete iglesias y organizando cofradías y congregaciones religiosas, vino al Paraguay donde desempeñó el curato de Recoleta.

Posteriormente fue teniente cura de la Catedral y La Encarnación. Fue fundador, el 8 de abril de 1919, de la capilla votiva de Nuestra Señora del Perpetuo Socorrro, cumpliendo el voto de algunas conocidas familias de la sociedad paraguaya. Este oratorio fue luego convertido en el santuario de dicha Virgen de la calle Eduardo Víctor Haedo entre Chile y Nuestra Señora de la Asunción.

El P. Pezzini también fue fundador de la Archicofradía del Perpetuo Socorro. En enero de 1950, recibió del Gobierno paraguayo el grado de comendador de la Orden Nacional del Mérito por su labor apostólica y sus actos de caridad durante la Guerra del Chaco. Murió nonagenario.

LOS REPOBLADORES DE BUENOS AIRES

Sesenta y dos hombres y una mujer –Ana Díaz- fueron los primeros repobladores de Buenos Aires que acompañaron en 1580 a Juan de Garay

Algunos de estos sesenta y dos repobladores fueron los españoles Cristóbal Altamirano, Juan Basualdo, Baltazar Carvajal, Alonso de Escobar, Pedro Hernández, Antonio Higueras, Gonzalo Martel de Guzmán, Rodrigo Ortiz de Zárate, Miguel Navarro y Alonso Vera.

Los criollos que participaron de la hazaña fueron Amnbrosio de Acosta, Pedro Alvarez Gaitán, Domingo Arzamendia, Sebastián Bello, Antonio Bermúdez, Juan Bernal, Juan Carvajal, Miguel del Corro, Juan Domínguez, Juan de España, Juan Fernández de Enciso, Pedro Franco, Alonso Gómez, Miguel Gómez, Laza Gribeo, Pedro Hernández, Rodrigo de Ibarrola, Domingo de Irala, Pedro de Isarra, Pedro Isbran. Miguel López Madera, Pedro Luis Bernabé Méndez, Pedro Morán, Hernando de Mendoza, Jerónimo Núñez. Antonio de Porras, Juan Rodríguez, Pedro Rodríguez, Antonio Rogerto, Juan Ruiz, Pedro Esteban Ruiz, José Sayas, Pedro Sayas Espeluca, Pedro de la Torre, Andrés Vallejos, Pedro de Xérez, Juan de Zárate y  Pablo Zimbrón.

El TESTAMENTO DEL MÉDICO ESTIGARRIBIA

En 1869, a la edad de 91 años , murió en la localidad de Nuestra Señora del Rosario de los Ajos (Coronel Oviedo) el célebre médico Vicente Estigarribia. Algunos de sus famosos pacientes fueron el Dr. Francia y el Mariscal López.

En su testamento, escrito en 1850, hallándose”por la divina providencia sano y en (mi) entero juicio”, confesó que era hijo natural de María Bárbara Borja y encomendó su “alma a Dios Nuestro Señor que lo crió de la nada” y su cuerpo “a la tierra de que fue formado”. Igualmente pidió que su cadaver fuese sepultado  “evitado en tal la pompa y profusion”.

Legó a sus hermanos Juan y Dolores la suma de trescientos pesos. A su hermano Pedro la imagen de la Virgen del Rosario de su propiedad. Sus libros de medicina dejó a don Juan Antonio Bordón, a José Estigarribia y a su sobrino José Gaspar Estigarribia, a quien también legó sus “herramientas de cirugía”. Igualmente ordenó que se dejará en libertad a todos sus esclavos y que lo recaudado de la venta de sus propiedades ”fuera repartida a los mendigos asuncenos”.

NOLASQUÍ

Un célbre personaje de cuya vida resulta difícil encontrar el límite entre la realidad y la leyenda en Nolasquí. Mucha gente afirma que alguna vez  existió, que vivía en tal o cual barrio, que así o asá.

De carácter picaresco, se asemeja a un Perú Rimá asunceño.

Muchas son las anécdotas que se cuentan. Una de ellas dice que, yéndose un día a pescar en el epónimo, no tuvo necesidad de llevar anzuelos ni carnadas. Era su habilidad, que con otros ardides podia igualmente pescar.

En fecto, para pescar solo le bastó una guitarra, una botella de caña, un poco de naco y un machete. Habiendo llegado a un lugar apropiado, comenzó a sacar notas de su guitarra, logrando reunir a su alrededor una inmensa cantidad de peces deseosos de escuchar una alegre musiqueada. Derramó unos chorros de caña alrededor de la canoa, lo que alegró más aun el ambiente.

En un  momento dado, echo unos pedazos de naco y los peces comenzaron a mascar entusiasmados. Munido de su machete, se puso a esperar: Cada vez que un pez sacaba la cabeza fuera del agua para dar un escupitajo, les daba un certero machetazo en la cabeza y así logró una buena pesca.

DON VICENTE

Un artista muy poco conocido es el escultor paraguayo Vicente Pollarolo. Hijo de un antiguo músico de la Banda de Polícia, en un primer momento se inclinó por la música, específicamente en el canto. Por esta razón, su padre consiguió enviarle a Italia a seguir sus estudios, pero, en vez de músico, el joven Vicente volvió hecho escultor.

En la bota de Europa, Vicente Pollarolo estudió escultura en la Real Academia Albertina de Turín, bajo la dirección de Eduardo Rubino. Comenzó a exponer sus obras en 1926 en Turín, Roma, Estrasburgo y otras ciudades. En 1932 volvió al Paraguay a seguir con sus exposiciones, que generalmente las hacía en los recordados salones de Primevera del Ateneo Paraguayo.

Pese a que produjo muchas piezas, pocas son las obras que se conocen de este autor. Algunas de ellas son el busto de Rodríguez de Francia en la plaza del mismo nombre, en la Loma Clavel; el del mariscal López, en el pórtico del Palacio de Gobierno y el grupo escultórico que estaba en el interior del Oratorio de la Virgen de la Asunción y Panteón Nacional de los Héroes.

(x) Del libro “Asunción, recuerdos de entrecasa”, editado por la Municipalidad de Asunción (Paraguay), en 1998.