Un escritor que está considerado como un mentor obligado para
par el conocimiento del país y de los problemas de emancipación de su gente
Como escritor, labor que complementaba con el oficio de periodista, publicista, editor y político militante, llegó a producir alrededor de 30 libros. A su obra “Historia del Paraguay”, Natalicio lo llamaba el gemelo de la “Geografía del Paraguay”, editado en México en ”El milagro americano” es un libro del que al autor decía que era, en alguna medida, la continuación de ”Proceso y formación de la cultura paraguaya”. |
por: Efraín Enríquez Gamón
El 8 de setiembre de 1997 se cumplió el centenario del nacimiento de Juan Natalicio González, eminente hombre público, magistral escritor y mítico poeta que llenara y llena con su labor intelectual toda una época de nuestro legendario y atormentado país, el Paraguay.
En su homenaje, desde México, país al que tanto amó y en cuyas tierras sus ojos aindiados se cerraron para siempre, el 6 de diciembre de 1966, hoy rememoramos en estas líneas no sólo su personalidad inconfundible y sus fibras de escritor fecundo y auténtico, sino también le rendimos un testimonio solidario y sincero con sus obras y sus ideas.
Podría decirse de Natalicio González lo que él mismo a su vez afirmaba del inolvidable Blas Garay, aquel meteoro del genio paraguayo que frustró su vida a los 26 años; fue la mente mejor nutrida del Paraguay, en su época. Como pensador y sobre todo como escritor de rasgos inconfundibles, su obra es insuperable hasta ahora. Natalicio González nació en la ciudad de Villarrica del Espíritu Santo el 8 de setiembre de 1897 y murió en México, D.F., el 6 de diciembre de l966.
Como escritor, labor que complementaba con el oficio de periodista, editor y político militante, llegó a producir alrededor de 30 libros en el curso de cinco décadas, el período más creativo de su vida en la dimensión intelectual.
En mi obra La Guerra Inconclusa, edición 1982, que trata sobre la vida, la obra intelectual y las ideas de Natalicio González, tengo registrado un total de 21 obras publicadas, por temas y fechas, algunas de ellas ya clásicas, y 4 obras más entonces inéditas.
Recuerdo muy bien que en el curso de la Semana Santa de 1966, seis meses antes de su muerte, y dos meses antes de mi retorno al Paraguay, en su estudio ubicado en la Avenida Juárez 914, sexto piso, México, D.F., Natalicio González me invitó para ayudarle a hacer un inventario de las obras terminadas y próximas a publicarse, y en algunas de las cuales me hiciera intervenir con anterioridad para su lectura y comentarios. No es que Natalicio me haya tomado como un juez para medir su estatura intelectual o juzgar la estructura y el contenido de sus obras, sino más bien como interlocutor entusiasta a quien estaba ligado por la ciudadanía, la amistad y la labor intelectual, así como por la afinidad en ideales políticos. Yo era para él, en la lejanía de la tierra azteca, y según me lo solía repetir: en cierta medida, la imagen de aquellos compañeros que en sus años de juventud, nutridos y guiados por las ideas de Blas Garay, Ignacio A. Pane, Fulgencio R. Moreno, Juan León Mallorquín y Juan E. O´Leary, enarbolaban para el combate cívico las banderas del nacionalismo renacentista paraguayo con sentido americano y universal.
Por estas expresiones de simpatía me concedió la oportunidad generosa de introducirme hasta el perímetro de su biblioteca e inclusive el honor de acompañarle en esos momentos cumbres de emoción humana, cuando el escritor, como la madre que ve nacer al hijo, termina la redacción del libro y se solaza en la obra creada.
Fue así como, en esas dimensiones, me constituí en el ocasional “partero” de sus últimas producciones intelectuales.
Uno de los objetivos de estas notas, en homenaje al centenario de su nacimiento, y 31 años después de su muerte, es rememorar y señalar los últimos libros que Natalicio González escribiera en vida, algunos de los cuales sólo se publicaron después de su muerte. El conocimiento directo que tengo de ellos y las explicaciones que el autor me diera de los mismos, me otorgan el derecho de hablar sobre cada una de esas obras. Cómo se llamaban esos libros recordando sus títulos, y cuáles eran los temas de su contenido ? En orden histórico, conforme al tiempo del proceso de su elaboración, son:
1. Historia del Paraguay: Este libro, al que Natalicio llamaba el gemelo de la Geografía del Paraguay, editado en México en 1964, constituye un estudio profundo y sistematizado de la historia de nuestro país. Arranca de referencias concretas acerca del origen y organización de los guaraníes, la raza primigenia del Paraguay, y extiende hasta nuestro tiempo.
2. Laudes de Eva: Éste es un libro de poemas y en principio se componía de dos partes, que posteriormente el autor tenía previsto publicarlas por separado. Esas partes comprendían: a) Laudes de Eva, con poemas esencialmente líricas y de otros géneros. El libro estaba dedicado a su esposa y compañera de toda su vida, doña Lidia Frutos de González, y con este epígrafe: “ A ella, que es mi esposa, mi compañera y mi cayado”; y b) los Epinicios, cuya característica consistía en que los poemas de este libro estaban escritos en el estilo del poeta lírico griego Anacreonte, y sobre todo de Píndaro. De este último autor tomó la palabra o el concepto ipinicio, que quiere decir canto de victoria o himno triunfal.
Así como el autor de Las Palomas y de los Cantos Olímpicos, Natalicio recrea su pluma poética en los siguientes motivos fundamentales: la Patria, los hombres y los ríos. Es decir, los Epinicios tienen el siguiente contenido temático: 1. Canto al Paraguay: su historia, sus luchas para organizarse en nación, su porvenir; y Canto al Guairá, la cuna del poeta. 2. Los Ríos: canto al río Paraguay, canto al Paraná, canto al Tebicuary, canto al Aquidabán, canto al Yhagüy, canto al Manduvirá, canto al Jejuí y canto a los Saltos de Canindeyú, nombre guaranítico de los Saltos del Guairá, hoy desaparecidos por la hidroeléctrica de Itaipú, sumergidos en un lago cuya extensión es de 1 mil 230 kilómetros cuadrados, reservorio de agua de la represa. 3) Finalmente, los hombres, una invocación laudatoria y de profunda convicción humana, a sus maestros, amigos y compañeros, con cuyos recuerdos Natalicio caminaba transido pero con temple de luchador probado por las viejas calles que se cruzan en el valle de Anáhuac. En su mente, esos hombres eran como candentes fuegos lejanos pero vívidos de su amada patria, el Paraguay.
Allí estaban, en efecto. como en una galería casi mística, los nombres de Enrique Solano López, Arsenio López Decoud, Antolín Irala, Ignacio A. Pane, Fulgencio R. Moreno, Juan León Mallorquín, Juan Manuel Frutos, Leandro Prieto, Martín Cuevas, Mario Ferrario, Jacinto Colarte, Eudoro Cáceres, Manuel Talavera, Andrés Morel, Tiburcio Bogado, y otros tantos nombres de campesinos, los karai-guasu de la época, hoy olvidados de los álbumes de gesta, y cuya lista completa la mente no puede ahora retener.
3. El Milagro Americano: Este libro, del que el autor decía que era en alguna medida la continuación de Proceso y Formación de la Cultura Paraguaya, una de las portentosas obras clásicas de Natalicio, por los diferentes temas que lo integran, tiene un contenido esencial: trata de mostrar el aporte de América a la cultura universal.
Recuerdo que de esta obra me dijo don José Vasconselos, eminente escritor político mexicano, el creador de la universidad mexicana moderna, al sólo leer dos capítulos referidos a la cultura de las civilizaciones azteca e inca, que “era el mejor estudio de antropología socio-cultural” que él hubiera leído en su vida. Esto me lo dijo el autor del Ulises Criollo en una reunión en la Embajada de Guatemala, en México, y al descubrir en mí, entonces, a un estudiante paraguayo, amigo de Natalicio. Este libro fue editado en el Paraguay por Cuadernos Republicanos, Editorial Universo, en diciembre de l983, y merced al mecenazgo y audacia de Leandro Prieto Yegros, hijo de Leandro Prieto, amigo entrañable de Natalicio, constituido en un raro Quijote del Paraguay de nuestros días.
Es de justicia observar, sin embargo, que el libro publicado no abarcó la versión original, completa, que nosotros conocíamos, y cuya causa la atribuimos a la dispersión de las obras de Natalicio después de su muerte.
4. Vida y Pasión de una Idealogía: Es el último libro que Natalicio escribió en vida. Fue publicado en Asunción, por la Editora NAPA, 1982.
Este libro, como su nombre lo indica, resume los aspecto cardinales de la ideología política sustentada y difundida por Natalicio González a lo largo de toda su vida ciudadana. Una referencia importante: en la política, Natalicio fue, sucesivamente, y al margen de su labor intelectual: diputado nacional (1928); embajador del Paraguay ante el Gobierno de la República Oriental del Uruguay (1944-1946): ministro de Hacienda (1946-1948); Presidente de la República (1948-1949); y embajdor extraordinario y pleniponteciario del Paraguay ante el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos (1957-1964).
Terminada la obra citada a mediados de 1966, tenía, no obstante, una parte inconclusa. Es la parte final que aparece en el libro editado, como el capítulo de La Nueva Ideaología. Y decíamos inconclusa, porque este capítulo sólo estaba esbozado a nivel de un borrador esquemático. En noviembre de 1966, en efecto, la última vez que Natalicio estuvo en Asunción, llevó consigo el manuscrito original y se lo entregó a su compañero y amigo de toda la vida, don Víctor Morínigo, para que éste lo completara con sus propias ideas. El afán del autor era diseñar, para la Asociación Nacional Republicana, y para el país, las bases idealógicas para el tercer mileño, el año 2000.
Lastimosamente, la muerte del autor, ocurrida el 6 de diciembre de 1966, en la antevíspera de su retorno definitivo al Paraguay, y los avatares de la vida que acorralaron a su antiguo amigo, impidieron dar cima a la obra originalmente pleneada.
No resisto en transcribir, para terminar lo que ya en la década del 50 dijera de él don Germán Arciniegas:” Natalicio González ha sido en los países del Plata y en las demás comunidades de las Repúblicas del Sur, un mentor obligado para el conocimiento de su patria y de los grandes problemas de la emancipación de sus gentes. Guía ilustrado y sagaz que iba mostrando los tesoros escondidos, las bases auténticas y épicas de un gran destino nacional posible, Natalicio ha sido el descubridor del Paraguay. Son pocos los escritores que pueden ufanarse con un título semejante.”
(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 21-22 de Agosto de l999 (Asunción, Paraguay).