Adiós al escritor paraguayo Helio Vera (x)
Falleció el escritor paraguayo Helio Vera. Una presencia digna dentro de las letras
paraguayas fue, sin duda alguna, la suya. Creo que ha sido el mejor ensayista
del Paraguay de la clase social refinada, de los políticos del momento, de la
clase popular en el más extendido significado de la palabra, de la clase media
y sus propósitos frustrados, de la comedia, en fin, que se da en llamar, en
términos diplomáticos, vida o existencia.
Con un humor ácido, si se quiere corrosivo, a veces, escribía sus columnas dominicales diciendo lo que le parecía pertinente decir. Esto es, sin medias tintas. Desde luego, conocedor
como periodista que era, de las repercusiones
del oficio, sabía que sus escritos molestarían a quienes le cayeran el rayo, y cultivó, apasionadamente, la enemistad de muchos.
Poseedor de una vasta cultura, sus escritos no solamente nos entretenían con su ironía, sino que alimentaban nuestra formación cultural.
Helio Vera
era la consecuencia inmediata de su agilidad para escribir; de su talento, que estaba a la pesca de creaciones dignas de reconocimiento; de su conocimiento, ancho como el mundo, con el que recorría la idiosincrasia de nuestro país cómodamente; y de su enorme formación cultural, que le permitía traer el pasado del Paraguay al presente.
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Se nos murió
joven. Podría haber producido mucha más obra literaria y seguir dando sus
aportes al periodismo nacional. Pero esta es la vida que nos toca vivir a todos, y no hay mayores comentarios que hacer sobre el particular.
Uno de los últimos libros suyos que leí se llama El cangrejo inmortal.
Helio Vera
explicaba que el título (El cangrejo inmortal) guardaba relación con una
conversación mantenida con un periodista. Contaba que aquello de tener que
escribir al ritmo vertiginoso de un diario (ya el tiempo y la entrega de la
página le venían, implacables, encima) lo sorprendía, a veces, con la mente en
blanco. La cosa era pues, sobre qué tema escribir. El periodista de marras
(lamento no recordar su nombre) le había sugerido, que si no tenía nada en
mente que tipear, y el horario le apremiaba, escribiera sobre la inmortalidad
del cangrejo.
Tenía un enorme talento. Y su talento
era todo su capital, por supuesto. En este país donde los talentos son pocos,
él privilegió las letras paraguayas con un lenguaje lleno de elementos
literarios que hablaban de su mente amplia.
Muchos libros dejó. Y de los buenos, ciertamente. El escritor,
poeta y crítico Hugo Rodríguez - Alcalá decía que Helio Vera era uno de los
mejores narradores de nuestro país. Declaraba su admiración a una obra fundamental
del escritor:
Angola
y otros cuentos.
Como tenía un talento plural, Helio Vera siempre estaba en condiciones de expedirse sobre el pucho,
como se dice, sobre cualquier tema de conversación. De ahí que fuera tan hábil para opinar, con fundamentación, sobre la política
como alguna planta en extinción.
Crítico consumado de la sociedad, del entorno que le tocó vivir, supo,
sin embargo, tomar una postura firme contra la mafia, la politequería que en los últimos tiempos agobia al Paraguay, la corrupción,
y otros rasgos comunes de los hombres que toman la política para servirse económicamente de ella.
ALBRICIAS: HA LLEGADO
LA TRANSPARENCIA
Ya no hay secretos, misterios, “cábulas“, oráculos ni abracadabras. La transparencia absoluta ha llegado para
quedarse, como una de las conquistas fundamentales del nuevo mandato
constitucional. Todo se sabe. Nada se esconde. Ni siquiera los secretos de
alcoba, otrora confiados a la hermética discreción de sábanas y almohadas,
quedan ocultos a la sabia, severa y ecuánime apreciación de la perrada.
He recibido con alborozo esta centelleante novedad. Con ella quedan asegurados el buen trato, la
sinceridad y la perennidad de las ideas. La posteridad no recibirá versiones
truchas, manipulaciones, sofismas ni distorsiones de la sagrada verdad de los
hechos y de los dichos. El principio que rige esta institución, incorporada a
las sanas prácticas de la cúspide de la pirámide política, es el siguiente:
“Todo se graba, nada se transforma.”
En efecto, la cinta magnetofónica se
encarga de la fiel y leal conversación de lo que se habla por teléfono,
celulares, turú, banda ciudadana, walkies - tallkies, estaciones de
radioaficionados, charlas de sobremesa,comentarios indecentes, chismes de mesa
de café, coloquios con los “sombreros“, chistes de velorios, charlas hot-line y
otros.
Alguna dificultad se ha encontrado con
el registro de las señas, como cuando se hace el corte de manga o se enarbola
el dedo corazón al mencionarse a algún prócer nacional de los nuevos tiempos. Pero pronto la tecnología logrará, Dios mediante, superar este escollo contra el sinceramiento.
Una discusión entre dos matemáticos trataba de establecer cuántas veces las cintas grabadas podrían ir a
la Luna
y volver, si es que fuesen puestas una detrás de otra. Uno dijo que treinta; otro, más modesto,
redujo la cantidad a quince. Los cálculos siguen, acompañando el ritmo de las
grabaciones que realizan frenéticamente los herederos del famoso Quinto Piso,
ahora situados, según ciertas infidencias, en un sitio distinto de
la Antelco.
Mi propio compadre,
Silvestre (Chivé) Mendieta, se vio en figurillas cuando su esposa le enrostró
cierta plática subida de tono con una vecina de formas ampulosas. Silvestre
trató de eludir el acoso de
la
Inquisición
, alegando que sólo había ido a invitarla a una
jornada de oración en favor de los pobres. Pero la patrona, ofendida con tanta
caradurez, blandió la grabadora e inundó el aire con un llameante planteamiento
amoroso. La voz de Chivé -el delator cuerpo del delito- sonaba nítida y firme.
Omito la reproducción de sus palabras en esta columna para no alborotar los
sagrados derechos de la minoridad. El réprobo intentó dar nuevas explicaciones,
entre ellas, que sólo estaban ensayando una radionovela, pero un zapatillazo
que pasó rozando la oreja izquierda detuvo en seco las torpes excusas del
compadre.
La cinta era, obviamente, un obsequio de
la Central
del Sinceramiento,
en castigo por ciertas inconductas políticas de Chivé. Entre nosotros, amigo lector, se lo tenía
bien merecido. Al fin de cuentas, la transparencia es uno de los requisitos más
importantes de la democracia. ¿No lo cree?
Helio Vera (
Del libro El cangrejo inmortal)
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VOLVER
A DIOS
a H. Vera, amigo y hermano.
Las membranas
de la muerte
sacuden sus sombras al viento
y tumban reminiscencias
bajo el cielo desconsolado
que destila su aroma.
Helio Vera, aún fulguras en el aire
que besa como espíritu etéreo,
aunque certeramente sabemos
que tu semblante bruñido
ya no acampará en las tardes.
Sólo el vacío comenzó a plasmar el dolor
en las pupilas de quienes compartíamos contigo
las vivencias fantásticas y los destellos
de Celestino Leiva o Angola de betún.
Helio Vera, mineral simbólico, latido iniciático,
aprendiz, compañero, maestro,
a ti tampoco “te cubrirán la cara con pañuelos”
porque desde tus costillas germinarán
reverberaciones y resplandores bullentes
que volverán a Dios.
VICTORIO V.
SUÁREZ
(25 de marzo de 2008)
Delfina
Acosta
(x) Del diario ABC COLOR, Asunción, Paraguay, Domingo 30 de Marzo de 2008.
ACOTACIÓN DE FA-RE-MI: Tuvimos la suerte de contar como
uno de nuestros mejores amigos, al escritor Helio Vera. Siempre nos alentó en
difundir ”lo nuestro” através del espacio digital. Tal es así, que nos facilitó
un cuento suyo, El Porã (publicado en
el diario ÚLTIMA HORA, el 2/3-2-2002); y que se
puede leer en nuestra Página, en el apartado No. 47. También en el apartado
No.34, se puede leer la entrevista que le hizo la escritora Nila López para el
diario HOY (hoy desaparecido…), el 23 de octubre de 1988. Existen escritos suyos en las secciones
del Paraguay Profundo, Nos. 25, 31, y 35.
FA-RE-MI rinde su cálido homenaje a este talentoso escritor que, armado solamente de su pluma, honró al
Paraguay