.LOS PARAGUAYOS: De izq.a der.
Angel "Pato" García,Fausto Franco, Adrían Barreto, Alfredo Marcucci y Luis Alberto del Paraná.
 
 
 
Arte y Espectáculos
Adrián Barreto, alma de artista, destino de golondrina. (X)
por: Marilyn Vera
 
Recién llegado de una Suiza congelada a 22 grados bajo cero, se encontró de pronto sumergido en el "horno" del verano paraguayo y aún sin recuperarse del "impacto" del cambio de clima y "sudando la gota gorda" (a pesar del aire acondicionado), conversó con nosotros manifestándose feliz de estar nuevamente en esta tierra, su tierra, que lleva prendida en el corazón adonde quiera que va y a la que le canta desde hace 30 años recorriendo el mundo, con destino de golondrina.
Adrián Barreto, hoy tiene un nombre que suena por sí mismo en el mundo del espectáculo de la vieja Europa, pero que sus compatriotas aún recordamos como la primera voz del conjunto de Luis Alberto del Paraná y Los Paraguayos.
Se confiesa un auténtico campesino que salió de su Pehuajó mí natal directamente hacia el viejo mundo, tras una breve estancia en Asunción.
"Cumplí 17 años en Beirut -dice -actuando junto a Amado del Paraguay y Dionisio Villamayor y desde entonces ando girando el mundo".
Un año después pasó a integrar el conjunto "Los Paraguayos" en el que permaneció hasta el deceso de Luis Alberto del Paraná.
"Cuando Luis murió -recuerda - todos los que estábamos integrando el grupo original salimos porque su desaparición fue un golpe que no pudimos superar".
Se lanzó entonces como solista y desde ese momento viene trabajando con su nombre como sello de su conjunto.
La época dorada de "Los Paraguayos"
Define la época de "Los paraguayos" como "una época dorada" que no se volvió a repetir, "desde entonces cambió todo - dice- Luis Alberto fue un pionero y llegó en un momento en que la gente en Europa tenía muy poco conocimiento de la música latinoamericana y por lo tanto era un mercado virgen. Podemos decir que "Los Paraguayos" fuimos representantes de toda Latinoamérica ya que cantábamos canciones de todos los países".
Ningún otro músico paraguayo o artista de nuestro país, tuvo acceso a escenarios tan importantes como el Olympia de París, el Royal Albert Hall de Londres o el Estadio Monumental de Tokyo donde acudió tanta gente que se produjo un tumulto solo igualado al que lograron "Los Beatles" en su mejor momento.
Al respecto y mirando desde la perspectiva que da el tiempo Barreto dice: "ahora, a 25 años de la muerte de Luis Alberto me doy cuenta de la dimensión que tuvimos con ese grupo. Hasta ahora nadie olvida a Paraná y cuando nos ven en un escenario con un arpa automáticamente dicen: los paraguayos.
A la sombra de un grande
Es tremendamente difícil para los artistas que vinieron después, salir de la sombra de una personalidad tan grande como la de Paraná y muchos han adicionado "los paraguayos" al nombre de su conjunto. Yo particularmente -afirma- nunca quise utilizar este nombre para seguir trabajando porque creo que es una gloria que Luis logró a todo pulmón con mucho sacrificio, con muchísima inteligencia, mucha disciplina y me parece criticable que hoy día un artista se quiera servir de todo eso para abrirse camino. Hay inclusive grupo de bolivianos y argentinos que se hacen para por paraguayos para utilizar de alguna manera la gloria alcanzada por Paraná".
"Llevo sí con mucho orgullo -prosigue- el hecho de haber integrado este conjunto por muchos años lo que sigo considerando un honor".
Indagamos tratando de conocer las causas por las cuales ningún otro grupo accedió al sitial que logró Paraná y Barreto nos responde: "se tiene que tener aparte de un gran profesionalismo, mucha disciplina y un gran espíritu de sacrificio. Nuestros músicos jóvenes van ahora hacia la aventura y no quieren sacrificarse para formar algo sólido, aparece un trabajito y dejan a sus compañeros, ya no existe la seriedad con que nosotros nos manejábamos.
Nosotros nos fuimos muy jóvenes, Fausto Franco, Dionisio Villamayor y yo no teníamos 20 años pero teníamos un gran espíritu de superación y a pesar de las noches de actuación, nos levantábamos a las siete de la mañana para estudiar idiomas, música, composición, etc. Muchas veces nos preguntan cómo lo hacíamos, con que tiempo, pues... el tiempo se hace si uno quiere superarse. No nos conformábamos en decir: ya tenemos éxito, buscábamos siempre la superación que solo llega a través del sacrificio".
Los jóvenes y el folklore
Con respecto a nuestra música afirma: "lamentablemente aquí no veo el entusiasmo que existe en otros países latinoamericanos de los jóvenes hacia su folklore, no veo renovarse el repertorio. Quedan las canciones que definitivamente conforman la joya de nuestro folklore, pero no hay una continuidad en compositores jóvenes con nuevas propuestas. No creo que la música paraguaya haya que desvirtuarla, pero podríamos incorporarle otros instrumentos sin sacarla de sus raíces para renovar el interés de las nuevas generaciones. Nuestra juventud está totalmente desarraigada de su folklore y es una pena".
Afirma que también la industria del espectáculo cambió y no precisamente a favor del talento: "hace 25 años -afirma- las compañías disqueras salían a la caza de talentos verdaderos. Hoy día venden un producto fabricado en laboratorios, toman un niño lindo, le pulen la imagen, contratan compositores, arregladores, etc. y lo lanzan como productos de consumo. ¿Cuántos cantautores verdaderos existen en el habla hispana? - se pregunta- podemos contarlos con los dedos: Serrat, Milanés, Sabina y hasta por allí nomás. Y me refiero a gente que realmente llega por la grandiosidad de su talento creativo. Después todos son productos fabricados por profesionales, por lo que hoy día ya no somos artistas, somos mercadería"
Su silenciosa protesta
Hace más de 25 años que no actúa en nuestro país y no pocos le tratan de ingrato por esa razón, pero él lo explica: "es mi silenciosa protesta a la poca importancia que se nos da, porque aquí aún no se valora a los artistas que deben hacerlo todo con extremo sacrificio, buscan auspiciantes, no encuentran, hacen a pulmón su recital y no va nadie; por eso no actúo aquí. Además cuando vengo no cuento con tanto tiempo y prefiero pasarlo con mi familia.
Si voy a venir a cantar aquí quisiera traer mi grupo al menos en sus elementos básicos, siete personas como mínimo. A esos siete músicos debo alojarlos en un buen hotel y preparar por lo menos media docena de recitales grandes, pero eso es difícil porque somos paraguayos.
Nuestra gente no valora a los artistas
La gente aquí no cree en nosotros-afirma con tristeza- venimos a pedir una suma de dinero y nos responden "por esa suma traemos a un grupo internacional", sin que nosotros podemos ser más internacionales que esos mexicanos que muchas veces traen y que nunca salieron de México".
La desidia oficial
Viajó por tantas veces y por tantos países que ya perdió la cuenta, pero en todos encontró un denominador común: no se conoce el Paraguay y si se lo conoce es por la música. "Los músicos son los verdaderos embajadores paraguayos por el mundo -manifiesta- ya que nuestras misiones en el extranjero no hacen absolutamente nada para hacer conocer a nuestro país, y que me disculpen los señores diplomáticos que están en servicio, pero es la absoluta verdad. Con decirte que inclusive tenemos problemas para renovar nuestros pasaportes.
Nuestros representantes diplomáticos no solo no nos ayudan para nada, sino que inclusive se esconden de sus propios compatriotas. Nos ha ocurrido cientos de veces que cuando nos hacemos anunciar nunca están, como si fuéramos a para pedirles plata y es una pena, porque hay tanto que ofrecer para atraer a los extranjeros; hay un turismo virgen, sin desarrollar, un turismo ecológico que hoy día en el mundo tanto se aprecia, pero lamentablemente a nivel oficial no se hace nada".
Su nostalgia
Yo creo que ningún paraguayo piensa quedarse definitivamente afuera -manifiesta- yo personalmente siempre sueño con retornar, pero si tendría que vivir de la música no veo la posibilidad".
Y a pesar acusar aún el impacto de salir de la nieve para entrar en el "horno" de nuestro verano que le hace "sudar la gota gorda", manifiesta su felicidad por estar en su tierra. Aquí se renueva en el afecto de su madre y en el encuentro con las cosas simples de la vida campesina: pisar la tierra descalzo, ir de pesca con sus compueblanos y llenarse el alma del verde de la naturaleza antes de volver a emprender el vuelo hacia su destino: el de ser una eterna golondrina que va migrando de país en país, de continente en continente, pero cantando siempre a su patria, con el corazón lleno de nostalgia.
(X) Del diario NOTICIAS, 12 de Marzo de 1999 (Asunción-Paraguay)